Christopher: 30 de septiembre de 2010
E ra una mañana calurosa de verano mientras me dirigía hacia la plataforma de la estación Metra del tren. Miré mi reloj y eran las 8:52 a. m. Podía escuchar el fuerte sonido del tren mientras se acercaba a las vías. Llegaba justo a tiempo.
Me quedé parado en la plataforma esperando que el tren se detuviera. Esta era exactamente la misma plataforma donde mi madre estuvo parada cuando planificó terminar con su vida en mayo de 1993. Cuántas cosas han cambiado desde entonces.
Aunque era un día como cualquier otro mientras me dirigía hacia el Instituto Bíblico Moody a enseñar, me parecía que fue ayer que salí de prisión. Envié mi solicitud a Moody en marzo de 2001, con referencias de un capellán de prisión, un guardia y un recluso. Ese mismo día mi madre y yo nos quedamos en el campus para asistir a la capilla del presidente con el propósito de escuchar al Dr. Joe Stowell predicar. Habíamos decidido que cuando terminara de dar su mensaje nos acercaríamos al Dr. Stowell y nos presentaríamos.
“No sé si se acuerde de mí, pero mi esposo y yo lo conocimos en el foro misionero del año pasado. Le pregunté si Moody aceptaba pecadores”. Mi madre se sonrió. “Bueno, aquí está ese pecador”.
El Dr. Stowell se acordó de haber conocido a mis padres en aquella conferencia. Mi madre le dijo que me habían transferido a un centro de reinserción social y que me estaba acoplando a la vida fuera de la prisión. Muy amablemente escribió mi nombre y desde entonces se convirtió en mi amigo y me anima a cumplir con el ministerio que Dios me dio. Después de salir del centro de reinserción y de la custodia federal en julio de 2001, comencé a estudiar a medio tiempo en Moody. En la primavera de 2002, me mudé al campus de la universidad y me convertí en estudiante a tiempo completo.
Cuatro años después me gradué del Instituto y obtuve mi grado en Biblia con énfasis en música e idiomas bíblicos. Continué mis estudios en el programa de exégesis bíblica, estudiando hebreo y griego, en Wheaton College Graduate School, gracias a la beca para exconvictos Charles W. Colson. Es la única beca de este tipo.
Aunque nunca lo busqué, Dios comenzó a abrirme puertas para que compartiera mi historia acerca de la gracia de Dios, en mi vida y en la vida de mis padres. Cuando salí de prisión, algunos amigos de mis padres me pidieron que compartiera mi testimonio en sus grupos pequeños y en desayunos para hombres. Entonces siguieron las invitaciones y los compromisos por recomendación verbal. Hoy día mi ministerio se ha esparcido hacia todo el país y ha alcanzado cuatro continentes. Es gracioso pensar en las palabras locas de Eddy Mendoza cuando estuve encarcelado en Brooklyn. ¡Creo que tenía razón!
Luego de mi graduación del Wheaton College Graduate School en 2007 con una maestría en artes, supe que Dios me llamaba a hablar acerca de los problemas relacionados con la sexualidad y sobre el VIH/SIDA. Pero durante los días que no daba conferencias sobre este tema, estaba disponible para cualquier oportunidad que surgiera para mantenerme cimentado en la Palabra de Dios. Así que en la soberanía de Dios y gracias a la amabilidad de la administración del Instituto Bíblico Moody, me pidieron que fuera profesor a tiempo parcial en el departamento de Biblia. Moody fue muy flexible al respetar mi agenda de conferencias y viajes. Este será mi cuarto año enseñando el curso de Introducción a la Biblia y me fascina. También acabo de comenzar mi doctorado en el programa de ministerio del Seminario Bethel en St. Paul, Minnesota, donde enfocaré mis estudios en sexualidad y celibato.
Mis padres me apoyaron durante el tiempo que estudié en Moody y Wheaton y me han animado en el ministerio de las conferencias. Pero sabíamos que durante el transcurso del camino muchas cosas serían un reto.
Aquí estoy dando una conferencia en la Cumbre Global sobre el SIDA en 2007 en la Iglesia Saddleback. También hablé en los servicios durante el fin de semana.
Los largos viajes pueden provocar cansancio, especialmente cuando el virus del VIH continúa debilitando mi cuerpo. Así que le pedí a mi madre que fuese mi compañera de viaje y de ministerio. Ella me ha ayudado orientándome y guiándome, y constantemente me cubre en oración. ¡Mamá es y siempre será mi guerrera de oración!
Mi madre no es la única que viaja conmigo, sino que he considerado a mis padres como compañeros de ministerio. En muchas ocasiones, he dado conferencias junto a ellos. Dimos una conferencia en la Iglesia Willow Creek Community en 2006 y en la Iglesia Saddleback en 2007 y Dios continúa abriendo puertas para compartir lo que Él me ha dado en reuniones como InterVarsity’s Urbana y en las conferencias para pastores y hombres que organiza Moody.
Dios ha sustentado mi salud. Aunque reconozco mis limitaciones físicas y me canso con facilidad, no he tenido que tomar ningún tipo de medicamento aún.
Visito a mi doctor cada tres meses para tomarme muestras de sangre y le atribuyo mi buena salud de los trece años anteriores en gran parte a una alimentación correcta, dormir bien, ejercitarme y consumir hierbas medicinales chinas. Sin embargo, puede ser que comience a tomar medicamentos muy pronto, ya que el virus ha debilitado mi cuerpo. Pero nuevamente, mi vida está en las manos del Padre y sé que cada día es un regalo, y que como hijo de Dios debo vivir cada día con sentido de urgencia.
Hoy al mediodía, me dirijo del campus de Moody al Wheaton College. Soy parte del Destacamento oficial del presidente en temas de homosexualidad y me reuniré con el nuevo presidente del Wheaton College, Dr. Philip Ryken. Me he involucrado bastante en el Wheaton College, como parte del consejo de estudiantes egresados, el Destacamento oficial del presidente en temas de SIDA y en el Comité Asesor de la beca Colson. Entonces, después de un largo día, regresaré a casa, al hogar al que regresé hace nueve años.
Nunca podré olvidar el día que regresé a casa, cuando vi el vestíbulo principal de la casa lleno de cintas amarillas. Cada vez que pienso en ese día, la misericordia de Dios me cubre y me acuerdo del amor incondicional de mis padres hacia mí. Ellos siempre estarán en la entrada de mi casa para recibirme con los brazos abiertos, listos para recibirme en casa, tal y como mi Padre celestial. Sé que siempre, siempre puedo regresar a casa.
Una guía de ocho sesiones para el libro Ya no vivo yo
P ara muchos no existe un relato bíblico más poderoso que el del Hijo Pródigo (véase Lucas 15:11:32). El hijo menor, malagradecido, le da la espalda a su familia mientras que el hijo mayor diligentemente permanece en su hogar. Lo que muchas veces se pierde de perspectiva es que el hijo mayor también era pródigo. Ambos necesitaban el amor de su padre, tal y como cada uno de nosotros deseamos que esos brazos abiertos nos esperen.
La historia que se presenta en Ya no vivo yo es un relato real de la búsqueda y salvación de Dios hacia dos personas que estaban perdidas (véase Lucas 19:10): una madre que se encontraba tan desconsolada que había decidido quitarse la vida, y un hijo a quien su búsqueda de placer, dinero y éxito lo condujeron a arrestos, la cárcel y una enfermedad que amenazaba su vida. Ambos, madre e hijo, tocaron fondo y en momentos distintos ambos regresaron a Dios. Los cambios en sus vidas fueron totalmente milagrosos.
Esta guía de discusión fue diseñada para ayudarle a encontrar lecciones que se aplican a su propia vida. Todos hemos divagado, y cada uno de nosotros desea regresar a casa. Ya sea que usted haya sido un hijo o padre pródigo, esta guía lo ayudará a ir más profundo en su entendimiento de la misericordia, la gracia, el amor y el perdón de Dios. Estas ocho sesiones de estudio pueden utilizarse de varias formas: mientras toma café y comparte con un amigo o en un contexto más formal, como en un club de lectores o un estudio para grupos pequeños. Las preguntas son muy útiles para aquellas personas interesadas en conocer a Dios íntimamente y como un Padre amoroso.
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