Primera edición, 2013
Primera edición electrónica, 2014
D.R. © El Colegio de México, A.C.
Camino al Ajusco 20
Pedregal de Santa Teresa
10740 México, D.F.
www.colmex.mx
ISBN (versión impresa) 978-607-462-446-5
ISBN (versión electrónica) 978-607-462-648-3
Libro electrónico realizado por Pixelee
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Esta antología es resultado de un seminario de traducción que se organizó en el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Por años, nuestra institución ha recibido a estudiantes de maestría y doctorado de la República Popular China. Durante su estancia en México, en el CEAA se formó un grupo de trabajo compuesto por profesores, alumnos de la institución y colegas chinos, en el que estudiosos de la cultura china y de Hispanoamérica unimos esfuerzos en este proyecto para traducir cuentos de China contemporánea.
El propósito fundamental de nuestro proyecto era aprender unos de otros y, con el tiempo, traducir cuentos para el lector hispanohablante. Durante horas discutíamos sobre cómo traducir un solo carácter; durante días pensábamos cómo transmitir al español un 成语 chengyu (proverbio), una metáfora, un dicho, atributos propios del pensamiento chino, de su lengua y cultura milenaria. ¿Traducirlos literalmente, palabra por palabra, aunque en español carezcan de sentido? ¿Buscar equivalentes culturales, es decir, expresiones típicas del español que reflejen el sentido del original? Discutíamos sobre las teorías de la traducción… ¿Favorecer el texto original o domesticar la traducción? Las opiniones eran muy diversas; unos sabían más de lingüística, otros más de teorías de la traducción, pero todos compartíamos el anhelo de ver algún día nuestro esfuerzo plasmado en esta antología. Fueron horas y horas de fructíferas discusiones y, a veces, incluso peleas.
Los criterios de selección de los cuentos corresponden al gusto personal de los traductores. Sólo había una premisa: elegir escritores reconocidos en China cuya obra reflejara los cambios del país en los últimos treinta años. La única excepción es el cuento “Las manos”, escrito por Xiao Hong en 1936. Aunque no es un texto contemporáneo, lo escogimos por su valor literario y su belleza, una referencia del buen cuento chino. Cada uno de los participantes escogía un cuento, elaboraba una propuesta de traducción y la sometía a discusión. ¡Ay, cómo destrozábamos las traducciones de uno para lograr la traducción de todos!
Ante el problema de cómo tratar los nombres chinos hubo muchas propuestas, desde respetarlos hasta españolizarlos… ¿Por qué no? Todos los alumnos chinos del seminario tenían nombres españoles: Noelia, Paco, Óscar, Rosa Salvaje, Esperanza. Finalmente decidimos respetarlos. ¿Y qué hacer con las galletas Wangwang del niño Wangwang?, ¿traducirlas como “plenitud”, “abundancia” o dejarlas así? Pues a Wangwang le gustaban las galletas Wangwang. No queríamos españolizar los cuentos, pues perderían su identidad. Al clásico vestido qipao , ¿dejarlo en cursivas o traducirlo simplemente como “vestido chino”?
En un solo fragmento, por ejemplo, podían surgir varias preguntas: “No me exigía acostarme en el hielo y esperar una carpa, ni tampoco me pedía cortar un trozo de mi pierna para curar a sus padres, sólo me pedía hacer una comedia para dos espectadores viejos que no habían pagado su boleto”. “Acostarme en el hielo y esperar una carpa”, ¿es un sacrificio común, o podríamos sustituirlo con alguna expresión mexicana como “no me pedía comer diez chiles habaneros sin agua ni tortillas?”.
Sin embargo, también había muchas coincidencias culturales: suegras insoportables, madres cariñosas y protectoras, vecinos molestos, miedo a la infidelidad del esposo, vergüenza ante un hijo con labio leporino, pánico a la quiebra y a la inestabilidad económica.
A veces me sentía como un miembro del grupo de trabajo del monje Xuan Zang, de la dinastía Tang, quien tenía a su cargo las traducciones de los sutras budistas del sánscrito al chino. Todos aprendimos mucho. Ellos español y nosotros chino; ellos sobre México y nosotros sobre China.
Los cuentos seleccionados representan el arcoíris cultural, social y económico de China contemporánea. Nos adentran en el Tibet, donde aún existen los Budas vivientes; nos trasladan a los grandes centros urbanos, donde la convivencia no es fácil; nos enfrentan a la problemática de la migración del campo a la ciudad, en la que los padres abandonan a los hijos en la búsqueda de mejores condiciones económicas. Wang Meng, por medio de la sátira, critica el enfrascamiento en discusiones estériles que acaparan la atención colectiva. Y luego la modernidad… Las mujeres que hace sólo treinta años vestían los uniformes grises y azules, estilo Mao, de pronto se preocupan por su apariencia, por los kilos extra, por la decoración de su casa. Los hombres que hace sólo treinta años esperaban que el gobierno le asignara el trabajo que los llevaría a la jubilación, de pronto son empresarios que afrontan la bancarrota o caminan miles de kilómetros en busca de “la piedra de jade”, única e invaluable.
Los personajes de los cuentos seleccionados son todos los chinos: hombres, mujeres, niños, habitantes del campo y de la ciudad. A través de sus historias queríamos acercar la China actual al público hispanohablante de hoy y mañana.
Agradezco a El Colegio de México la oportunidad que nos brinda al sacar a la luz estas Vidas , producto del esfuerzo colegiado, cuyos miembros comparten el interés de tender un puente más entre China e Hispanoamérica.
Liljana Arsovska
EL ARCOÍRIS O EL HALO DE BUDA
A LAI
Hoy, un día de junio de 1992, escribo desde el lugar en donde ocurrió esta historia.
Me encuentro en la sala del monasterio. Alrededor hay sólo silencio. Elevo la vista y miro los venados de bronce que incansablemente yacen en el techo que cubre el gran palacio. Parados ahí resguardan la rueda. Sobre el pasto que me separa de esas cosas brillantes florecen un sinnúmero de minúsculas flores amarillas. En ese sitio nace un conocido río chino; el aroma del agua cristalina invade el aire fresco y puro. Sonriendo sin querer, escribí algunas palabras: “La danza de las abejas”. Al terminar sentí luz y una fuerte sacudida, y escuché una misteriosa melodía que jamás supe de dónde venía.
Me hospedo en la habitación del señor Sangmudan. Cuando él partió para Estados Unidos, el comité administrativo del monasterio y el Buda viviente habían decidido convertir la habitación en un cuarto de huéspedes para estudiantes forasteros.
Todos decían que el señor Sangmudan era misterioso. Desde la secundaria sobresalió por su inteligencia e indolencia. La historia comenzó cuando él y sus compañeros decidieron ir a un día de campo, pues la pradera gigante por fin había recibido al breve verano. En aquel tiempo, al señor Sangmudan le gustaban las matemáticas. Al comparar lo inmenso de la pradera con la corta duración del verano, decía:
—Caramba, ¡qué injusta proporción!
Sin saber, habían elegido un día importante para salir de día de campo. La predicción decía que el Buda, que había perecido diecisiete años antes, reencarnaría precisamente ahí.
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