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Ricardo Chávez Castañeda - El Cuaderno de las Pesadillas

Aquí puedes leer online Ricardo Chávez Castañeda - El Cuaderno de las Pesadillas texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Editor: Fondo de Cultura Económica, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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El Cuaderno de las Pesadillas: resumen, descripción y anotación

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Con sugerentes e inquietantes ilustraciones, éste cuaderno es un muestrario de aquellas historias que no se cuentan. Historias que no necesitan papel o palabras para existir, porque son aterradores relatos sin voz ni boca que nacen en nosotros cuando cerramos los ojos.

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El Cuaderno de las Pesadillas — leer online gratis el libro completo

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El Cuaderno de las Pesadillas - photo 1
ilustraciones de Israel Barrón - photo 2
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ilustraciones de Israel Barrón Primera edición 2012 Primera reimpresión - photo 4
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ilustraciones de
Israel Barrón

Primera edición 2012 Primera reimpresión 2012 Primera edición electrónica - photo 6

Primera edición, 2012
Primera reimpresión, 2012
Primera edición electrónica, 2013

© 2012, Ricardo Chávez Castañeda, texto
© 2012, Israel Barrón, ilustraciones

D. R. © 2012, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008

Comentarios y sugerencias Tel 55 5227-4672 Se prohíbe la reproducción total - photo 7

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Tel. (55) 5227-4672

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

ISBN 978-607-16-1747-7

Hecho en México - Made in Mexico

Índice

Para que los sueños de Renata,
Fernanda, Regina, Daniela, Leonardo,
Daniel, Diego y Humberto no tiemblen de miedo

R. C.

A Octavio y Yarim
I. B.

EL MAGO Fueron al circo y no volvieron El hermano mayor y la hermana menor - photo 8
EL MAGO Fueron al circo y no volvieron El hermano mayor y la hermana menor - photo 9

EL MAGO Fueron al circo y no volvieron.

El hermano mayor y la hermana menor habían rogado por días a sus tíos, habían reunido monedas durante semanas, se habían portado bien. Cuando llegaron al circo tenían las caras más felices del público, como un sol y una luna, si el sol y la luna sonrieran. Se sentaron en las gradas más cercanas y desde allí presenciaron los distintos espectáculos en la pista: el de los caballos, el del domador, el de la mujer equilibrista y el de los hermanos del trapecio, antes de que tocara el turno del mago.

Para entonces les dolían las manos de tanto aplaudir y las bocas de tanto sostener la sonrisa. El presentador usó el altavoz para decir que había llegado la hora de la presentación estelar:

—Damas y caballeros, un mago proveniente de las lejanas tierras del fin del mundo… Es un privilegio tenerlo hoy aquí. Prometo que nunca lo olvidarán.

La verdad es que el mago no hizo nada realmente inolvidable con su pequeña maleta de magia, pero a los hermanos les daba igual. Celebraron cada acto de cartas y de palomas y de pañuelos.

Y entonces llegó el acto de las espadas.

Lo excepcional no fueron las doce espadas ni el cajón enorme llevado al centro de la pista ni tampoco la mujer casi desnuda que se metió allí dentro para mostrar al público la inexistencia de trampillas o de dobles fondos.

Lo excepcional fue el círculo blanco que proyectó el reflector desde la pista hacia las gradas. Una pelota de luz se movió como un péndulo sobre la gente, trazando arcos cada vez más abreviados, hasta que la luz se detuvo entera sobre ellos y los iluminó igual que un relámpago.

—¡Tú! —se escuchó entonces, pero el niño estaba tan deslumbrado que tardó en descubrir que, en un instante, se había quedado solo junto a un asiento vacío porque esa niña pequeñita de vestido rojo que caminaba en la pista era su hermana.

Todo sucedió rápidamente. Su hermanita entró al cajón agitando una de sus manos como despedida, el mago cerró la puerta, clavó las doce espadas a través del techo y las paredes de madera, y después los tambores de la banda de música crearon suspenso con sus escandalosos redobles.

Cuando el mago quitó el candado de la puerta, apareció del otro lado —ilesa, sonriente, bañada en litros de luz blanca como la leche— la mujer casi desnuda.

El público aplaudió aburrido desde las gradas. El mago agradeció con una inclinación, salió del círculo que alumbraba el centro de la pista y se perdió en la oscuridad.

El niño sí supo que algo increíble había sucedido. Fue el único que lo comprendió. La hermana que volvió a la pista no era la suya. Esa niña de vestido rojo ni siquiera se sentó en la silla que estaba a su lado. Había encontrado un lugar vacío cerca del escenario y allí permaneció lo que quedaba de la función. Hubo payasos, monos, el hombre bala, pero ella no volvió a aplaudir.

El niño esperó hasta que el maestro de ceremonias agradeció al público su - photo 10

El niño esperó hasta que el maestro de ceremonias agradeció al público su presencia, hasta que los músicos dejaron de tocar, hasta que toda la gente terminó por irse y hasta que los payasos del espectáculo —todavía vestidos con sus grandes zapatos, sus grandes pantalones, sus grandes manos y sus grandes bocas pintadas— comenzaron a recoger la basura de las gradas, hasta que se apagaron los reflectores y la noche se metió bajo la carpa.

Esperó toda esa primera madrugada inmerso en un silencio desgarrado por los rugidos de los leones y por las palabras que de pronto resonaron dentro de su cabeza y que lo sobresaltaron más que el rugido de las fieras.

“No te muevas, hijo, nunca te muevas si te pierdes.”

Él no se movió cuando miraba a los niños que, función tras función, entraban en la caja del mago y nunca regresaban. Los que salían de allí vestían igual, tenían las mismas estaturas, pero jamás volvieron a aplaudir.

Así que durante los siete días que el circo permaneció allí, él no se movió nunca, a pesar de que los payasos recogían más
y más rápidamente la basura de las gradas y de la pista porque sus manos cada día eran más grandes.

Al octavo día los cirqueros bajaron la carpa, la doblaron y se llevaron a los animales. Los payasos se fueron agitando las manos por entre los barrotes de las jaulas.

Fue entonces cuando empezó a venir la niña de vestido rojo al terreno yermo y desolado de las afueras del pueblo donde ya no había circo alguno, para decirle al hermano mayor que sus papás se enojarían, que por favor la acompañara de vuelta a casa.

—Ven —le decía.

Y él, inmóvil, llenándose de polvo, sólo miraba los brazos extendidos de la niña, donde no había manos.

LA FERIA Y qué es tu papá El niño ha escuchado a los otros niños - photo 11

LA FERIA ♦ —¿Y qué es tu papá?

El niño ha escuchado a los otros niños enorgullecerse, casi siempre falsamente, de sus papás psicólogos, papás médicos, papás profesores, papás químicos, papás abogados; presumir sinceramente a uno por su padre mago; y a dos hermanos, de verdad dichosos, confesarse como hijos de un bombero.

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Anna
Anna29.02.2024, 04:34
Mi nombre es Anna de Estados Unidos. Me gustaría agradecer al Dr. Azen del Templo Sagrado por restaurar la paz en el matrimonio. Ted, mi esposo durante tres años, me engañó, incumplió nuestros votos matrimoniales y mostró poca o ninguna consideración por los niños. Ya no está interesado en mí y quería divorciarse. Me sorprendió llorar día y noche durante meses. Me encontré con un artículo donde el Dr. Azen ha salvado problemas similares al mío. Usando la dirección de correo electrónico y el contacto de WhatsApp que se muestran, le envié un mensaje explicándole mi problema. Me miró y le dijo a mi marido que volviera a casa. Hice todo lo que me pidió. Unos días después, alrededor del mediodía, mi marido llamó a mi puerta. Hoy somos una familia feliz. En agradecimiento al Dr. Azen, me gustaría recomendarlo a cualquier persona que tenga dificultades y desafíos de salud, en el matrimonio y a cualquiera que pueda contactarlo por correo electrónico a dr.azensacredtemple@gmail.com.