Son dos de las personas más queridas que conozco. Ella ha recorrido la vida con el mismo entusiasmo de un niñito por el maravilloso mundo que compartimos. De hecho, siendo adolescente, devoraba cada página de la enciclopedia familiar. Incluso en la actualidad, tantos años después, viajar con ella es una aventura, pues quiere explorar cada camino desconocido que ve. Su esposo, como piloto, está enamorado del aire tanto como ella. Él también está comprometido con la vida de misión y en servir a los menos afortunados dondequiera que se encuentren. Supuestamente, ahora están jubilados, pero no podrías adivinarlo, al verlos ayudar a otros. Por todo esto, siento una gran alegría al dedicar este libro de historias sobre ángeles a mi cuñada y mi cuñado, quienes son responsables por dos de las historias de esta colección:
Marla y Gary Marsh, de Poplar, Montana, EE.UU.
Introducción
¿Existe alguna diferencia entre historias bíblicas sobre ángeles e historias sobre ángeles de la Nueva Era?
Joseph Leininger Wheeler
Manejaba bajando la montaña Conifer una dorada mañana de septiembre. Aquí y allá, pequeñas manchas amarillas de hojas de álamo anunciaban la inminente llegada de otro cambio de estación. Pero mi mente estaba en otro tema: estaba elevando una plegaria a mi Socio escritor, el buen Señor:
Señor, me encuentro en un apuro. La fecha límite para entregar este libro sobre ángeles está cerca, y todavía no tengo ni la más remota idea de cómo debería organizar las historias, qué historia debería estar ubicada en primer lugar y cuál debería ser el tema de mi introducción. Por supuesto, será acerca de los ángeles, pero es un tema tan amplio que todavía estoy “en veremos”. ¿Qué aspecto del ministerio de los ángeles debería desarrollar en la introducción? ¿Me permitirías una vez más acceder a las profundidades de tu sabiduría? Mi sabiduría es escasa e inadecuada, para estas demandas.
Mientras entraba en el café para nuestro desayuno semanal con el “club de servicio de Conifer”, no me imaginaba que el Señor ya estaba en el proceso de contestar mi oración. Invariablemente, nuestras sesiones del club concluyen con lo que llamamos “Dólares felices”, momento en el cual cada miembro responde a la pregunta: “¿Por qué estás feliz hoy?” Junto con su respuesta, cada uno aporta dos billetes de un dólar, como contribución a los gastos de nuestro club. Casi siempre, esta parte de nuestra mañana comienza a las 8:20 (diez minutos antes de concluir nuestra reunión). Pero, por alguna razón inexplicable, uno de los integrantes puso sobre la mesa sus billetes media hora antes, y los demás lo imitaron rápidamente.
Por mi parte, declaré que estaba feliz por el manuscrito de historias sobre ángeles en el que estaba trabajando. Inmediatamente, otro miembro del club cuestionó:
–¿Cómo sabes cuando tienes una historia de ángeles verdadera? ¿No podría suceder que fueran simplemente historias de “coincidencias”?
En la discusión cruzada que siguió, surgió otra variable: la diferencia entre una historia sobre “ángeles” y una que fuera compatible con ángeles tal como son representados en la Biblia. ¿Cómo diferenciaba yo entre ambas?
Afortunadamente, yo había hecho un trabajo preparatorio relacionado con este asunto, aun cuando no había tocado este tema específicamente en mis anteriores libros sobre ángeles. En este caso, me había sentido impresionado a tomar un camino que insumía tiempo: revisar cerca de una docena de colecciones de historias sobre ángeles de mi biblioteca, y determinar si eran compatibles con los ángeles de las Escrituras. Si bien estos libros habían sido publicados por editoriales cristianas, no me tomó mucho tiempo descubrir que no existía norma alguna.
A mí me había conmocionado el testimonio en primera persona de un ministro cristiano. Tenía que ver con un día memorable de mayo en que mientras caminaba con su esposa, de pronto escucharon una conversación a sus espaldas. Quienesquiera que fuesen, venían caminado más rápido que ellos, por lo que aminoraron la marcha para dejarlos pasar. Sin embargo, lo que vieron fue ángeles con vestimentas sueltas que flotaban en el cielo sobre la pareja paralizada; ángeles femeninos que hablaban animadamente en un lenguaje desconocido. No había una razón evidente por la cual estos ángeles hubiesen elegido revelarse a esta pareja, a menos que fuera para probarles que los ángeles realmente existían. Mi primera sorpresa tuvo que ver con el género de los ángeles: abiertamente femenino. La segunda: que no había una razón aparente para su revelación a la pareja.
Ahora que estaba comparando historias sobre ángeles dentro de estas antologías, busqué deliberadamente narraciones que representaran a los ángeles como seres femeninos. No me parecía un problema la idea de ángeles andróginos. Imagínense mi sorpresa, al descubrir que había unas cuantas colecciones que mostraban ángeles femeninos. Luego descubrí que, invariablemente, se encontraban en colecciones reunidas por editores o compiladores específicos. Una vez que descubrí esto, comencé a buscar otros aspectos que me sorprendieran. Y los descubrí. Encontré que tales historias tendían a ser místicas, incorporando niños mostrados como seres angélicos y espiritualistas, algo casi rayano en la adoración a los ángeles.
Por eso, hice un estudio de los ángeles bíblicos. En más de 250 representaciones bíblicas, ninguno de ellos es femenino, sino masculino. Hasta Billy Graham lo confirma. Además, los ángeles bíblicos están siempre realizando una tarea o comisión; nunca están simplemente jugueteando o presentándose en forma cursi. La gran batalla entre las fuerzas del bien y del mal no permite frivolidades o humanizaciones como la descrita en la creación de Frank Capra “¡Qué bello es vivir!”, bajo el nombre Clarence. Los ángeles de las Escrituras no se limitan simplemente a aparecer, sino que siempre hay una razón importante por la cual se presentan en determinado lugar, independientemente de si los seres humanos involucrados en la historia conocen el peligro que los acecha. En casos de vida o muerte, ¡lanzan órdenes como un sargento de entrenamiento!