Cuando mamá lastima
Relatos de perdón para hijos con el corazón herido
Primera edición: 2019
ISBN: 9788417856373
ISBN eBook: 9788417856984
© del texto:
Rayo Guzmán
© de las ilustraciones:
Yuri Zatarain
© de la ilustración de cubierta:
Pedro Guzmán
© de la fotografía de la autora:
Josh Uceda
© de esta edición:
CALIGRAMA, 2019
www.caligramaeditorial.com
info@caligramaeditorial.com
Impreso en España – Printed in Spain
Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright . Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
A todos los hijos que abrieron su corazón para mostrarme sus heridas.
A todas las madres que, por ignorancia, descuido, amor o desamor han lastimado a un hijo y nunca se han dado cuenta.
«La vida de los hombres no siempre
es un libro bien paginado y encuadernado.
A veces la infancia y la adolescencia
vienen cuando deberían haberse ido».
José Luis Martín Descalzo
El presente trabajo de relatos breves de ficción es un tributo a cada una de esas personas que me abrieron la puerta de su mundo para ayudarme a construir mis personajes. Es un libro que encierra historias verdaderas convertidas en mentiras que se sienten de verdad, porque cuando a uno le duele un párrafo es porque ha conectado con alguna herida interior. Estas historias no pretenden curar las heridas de la relación más importante de nuestra existencia, la de una madre con su hijo, pero sí buscan, de manera humilde y no pretenciosa, que, al conocer momentos de otras vidas, se rescate lo propio. Sin juicios, sin prejuicios, sin rencores; esta es, por tanto, una búsqueda para comprender el porqué y el para qué.
Después de recibir cientos de testimonios reales a través de las redes sociales y por medio de encuentros personales, decidí escribir este libro utilizando varios tipos de narradores porque considero que, de este modo, es más útil y genera una conexión más honesta con el lector y su propia experiencia.
Algunas tradiciones tibetanas dicen que los hijos eligen a los padres. Según esta visión de la vida, tres meses antes de iniciar la gestación, cada alma hace la elección de acuerdo con las lecciones que debe aprender en esa vida. De los vínculos divinos, por así llamarlos, que existen en la tierra, el más poderoso es el de una madre con su hijo, pues genera un aprendizaje profundo, tan doloroso que a veces lastima; tan amoroso que en ocasiones mutila y sobreprotege. Todo en nombre del amor.
Se trata de una relación muy poderosa en la cual el hijo, en su estado de indefensión absoluta, establece una unión afectiva con su madre de manera inmediata. Es, por tanto, una relación no equitativa en la que existe una total dependencia del hijo hacia la madre. Esa indefensión temprana se hace duradera si el vínculo no madura. El rol de madre no se aprende; se configura desde la niñez; es un trayecto de autogestión permanente en el cual la madre va conociendo sus luces, aunque al mismo tiempo van emergiendo sus sombras. El tipo de madre que hemos tenido determina mucho nuestra personalidad, pero esto no es algo inamovible. El ser humano está en constante evolución y puede tomar la decisión de ser cada día más sano en sus emociones, aunque a veces eso implique deshacer o rehacer ese vínculo afectivo tan poderoso y, por tanto, lograr caminar por las rutas del perdón.
Para las que somos madres, está claro que no existen recetas y que los hijos no vienen con un instructivo. En ocasiones los lastimamos sin querer. Otras, por cargar con heridas emocionales que no hemos logrado sanar, se las heredamos de manera inconsciente. A veces nos sorprendemos a nosotras mismas haciendo justo lo que habíamos jurado no hacer jamás con nuestros hijos, porque eran acciones que a nosotras nos habían provocado un dolor profundo. Los lastimamos por error, por ignorancia, por accidente. No solo se lastima por maldad o por egoísmo; también se hace daño pensando que se está prodigando un acto de amor.
Muchas personas son unas afortunadas por contar con una madre amorosa que las escucha, que tiene tiempo para estar a su lado, que reconoce sus logros, que les prodiga caricias sin importarle la edad, que les enseña principios y valores con disciplina y cariño. Pero otras viven experiencias llenas de resentimiento, dolor y decepción. Han tenido que aprender a transitar por el sendero del abandono, la injusticia, la desilusión o de la culpa.
Carl Gustav Jung afirma que «aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma». Por tanto, aprender de nuestras cicatrices es la opción que permite el cambio. El vínculo amoroso e imperfecto que tenemos con nuestra madre se convierte en un estambre con el que tejemos historias agridulces. Y seamos hombres o mujeres, todos hemos tenido una madre con una historia personal singular, única, imperfecta. Quien armoniza la unión con su madre se ha reconciliado con su vida y puede disfrutarla en plenitud.
Cuando mamá lastima es una recopilación de historias conmovedoras narradas desde ese niño herido que, por medio del perdón, se deshace de su dolor crónico y camina hacia el sendero de la liberación emocional, de la reconciliación y la gratitud. Los nombres y apellidos de los personajes que aparecen aquí son inventados y las circunstancias que cuento, imaginarias. Eso no significa que este sea un libro de ficción. Cada uno de los relatos está basado en testimonios que muchas personas reales me han confiado. Son historias escritas a partir de retazos de experiencias de hombres y mujeres que han sufrido con sus madres y que, pese a ello, han sabido perdonarlas. Espero que la forma que he elegido para narrar cada uno de los hechos ayude al lector a conectar con sus experiencias y a señalar caminos de inspiración y de amor entre madres e hijos.
Cuando una madre lastima, llora el espíritu.
Si eres niño, lloras,
porque no comprendes que la persona que más amas no te proteja,
que te compare,
te abandone o te ignore.
Cuando eres adulto,
lloras porque sientes que, por más que
quieras lograr su reconocimiento y aceptación,
eso se hace imposible y te sientes frustrado.
Y a pesar de todo,
a pesar del dolor y de los rencores que esto provoca,
la sigues amando con fervor,
porque tienes la esperanza perpetua de que lo hizo
sin querer haberlo hecho.
Rayo Guzmán
Desde el abismo
«El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra.
Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe».
William Shakespeare