D.F. 52 obras
en un acto
Primera edición electrónica, 2011 Fotografía del autor: Héctor Herrera D. R. © 2006, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Tel. (55) 5227-4672
Fax (55) 5227-4694 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio.
Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor. ISBN 978-607-16-0708-9 Hecho en México - Made in Mexico
Emilio Carballido (1925-2008). Dramaturgo, narrador y crítico veracruzano, hizo la maestría en letras y arte dramático en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Trabajó en la Escuela de Teatro y en el Consejo Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y en varias universidades de los Estados Unidos. Como guionista de cine intervino en más de 50 películas, por lo que recibió el Ariel de Oro (2002); también recibió el premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón.
Fue becario de la UNESCO (1950) y del Centro Mexicano de Escritores (1952, 1956). Fue miembro del Sistema Nacional de Creadores Artísticos. El Fondo de Cultura Económica ha publicado dos colecciones de sus obras de teatro, las novelas La caja vacía (1977) y El tren que corría (1984), y los libros para niños Los zapatos de fierro (1998), La historia de Sputnik y David (1991), Loros en emergencias (1994) y Un enorme animal nube (1996).
Preámbulo
En el trabajo literario uno aprende a descubrir y respetar las proposiciones de forma que vienen implícitas cuando se nos aparece un proyecto. Así como hay un tono que es el más adecuado, hay una simetría escondida, que se va mostrando y es necesario obedecerla, para bien de la obra en elaboración. Esta serie de textos cortos sobre nuestra capital no parecía brotar como una cadena.
Más bien, pensaba yo, nacía de circunstancias aisladas, como las fotos caseras que el azar acumula en los álbumes y en los cajones. De los años 48 y 49 son las más antiguas, del 2001 la más reciente. En un principio yo buscaba reunirlas de catorce en catorce. Ellas decidieron agruparse en series de trece. La progresión fue creciendo con los temas recientes y actuales de cada época, que caían ante mis ojos y eran capturados en otra instantánea. Hubo también regresos a épocas anteriores : recuerdos ajenos y obras leídas hacían proposiciones y así hay obras cuya acción transcurre al empezar el siglo XX.
Fue hasta la tercera serie que advertí algo : seguía yo las cuentas del calendario azteca, donde años de trece meses hacen un siglo de cincuentaidós años. Advertido esto, me ha dado particular curiosidad y gusto que las últimas obras redactadas lo fueran en el último instante del siglo XX y en el preámbulo del XXI. He aquí que escribí un siglo mexicano. Reviso y veo que he sido cronista y no sólo dramaturgo, y que dejo material para historiadores, antropólogos y hasta lingüistas, pues sí copia uno las evoluciones y los giros cambiantes del habla popular. Concebidas desde un principio para estudiantes de teatro y grupos de aficionados, las cuatro colecciones resultan como esos libros de estudios para piano, donde hay escalas, acordes y dificultades crecientes, pero al fin de cuentas se trata de que cada estudio sea una pieza grata de oír en sí misma, que da gozo al estudiante dominar las dificultades técnicas e interpretarla con hondura y sin tropiezos digitales. Así estas obritas : están graduadas, las hay fáciles y arduas; hay algunas que son especialmente complejas y con reparto numeroso, destinadas a los estudiantes de dirección.
Están ordenadas por equilibrios de tono y de estilo, no siguen en estos libros un orden cronológico sino estético, ya que el primero es muy fácil encontrarlo. También las hay que, juntas, por sus temas, pueden formar un programa completo para una función. Pero eso lo descubrirán quienes las practiquen. A los jóvenes que serán dueños de este siglo, va minuciosa información sobre nuestra naturaleza humana cambiante en el marco que crece y se distorsiona de nuestra amada, terrible ciudad. Todos somos un reflejo del micromundo en que vivimos, todos somos parte de su historia. Asumirlo es tener la raíz más afianzada, el rostro más definido.
Que las reciban, pues, los jóvenes y los mayores que deseen ejercerlas en espacios escénicos. También los simples lectores de teatro. La última colección de trece, con que la serie termina, está dedicada, igual que las anteriores, a los alumnos de la Escuela Nacional de Arte Teatral, y a sus maestros, de los cuales fui compañero durante más de 40 años. Emilio Carballido
1
Misa primera
Pieza A Carlos Jiménez Mabarak Personajes Carmelita - Vieja Lola - Vieja Una criada Un muchacho Un médico de la Cruz Roja La primera prostituta La segunda prostituta Policía, dos camilleros, otra prostituta, curiosos, gente que pasa o que va a misa. En México, D. F., invierno de 1955.
Plaza de San Sebastián. Las puertas de la iglesia al fondo. Amanecer de invierno. Faroles encendidos. Se oye la música de un cabaret; a veces, el ruido de un coche . ••• Un Policía cruza lentamente.
Una Vieja de negro llega presurosa hasta las puertas de la iglesia. Se detiene al verlas cerradas. Una segunda Vieja de negro llega más despacio, por el lado opuesto. Vieja primera: ¡Qué barbaridad! ¿Ya vio? Vieja segunda: Ya. Buenos días. ¿Y qué vamos a hacer? Lola: No tardarán en abrir. ¿Y qué vamos a hacer? Lola: No tardarán en abrir.
Vieja primera: Ojalá que no. ¿Cómo sigue su tía? Lola: Igual, ya sabe usted. Pobre. Vieja primera: ¿Y no se levanta todavía? Lola : No se levanta nunca. Una pausa. ¿Habrán llamado aquí o en Santa Catarina? Lola: No sé. ¿Llamaron? Vieja primera: Cómo no. ¿Llamaron? Vieja primera: Cómo no.
Y vine porque oí clarito que llamaban a misa. El primer toque. Lola: ¡Ah! Carmelita: ¿No lo oyó usted? Lola: No, no lo oí. Vieja primera : Sería Santa Catarina. ¿Entonces qué está haciendo aquí? Lola : Siempre vengo a estas horas. Vieja primera : Sí, ¿verdad? Lola: Es cuando mi tía duerme un poco más, y yo puedo salir.
Como padece insomnio… Vieja primera: Pues yo ahora porque voy a comulgar, pero usted, ¡diariamente a misa primera! Lola: Sí. Vieja primera: Claro, con su tía. Pobre Lolita. ¡Y su tía tiene un carácter! Lola: No. A veces, como está enferma… Pero no. Vieja primera: Cómo no.
Me acuerdo cuando todavía caminaba, que salía a la calle. A mí me compraba sus hilos. Empezaba a gritarme a la menor cosita. Uh, nada más llegaba a comprar y me preparaba yo. Y a mí que no me gustan las dificultades, no me gustan. ¿Todavía se pasa el día bordando? Lola: No.
Tiene las manos torpes. Ahora bordo yo. Pasa una pareja frente a las viejas. Vieja primera: ¿Los vio? Ésos vienen de allá a la vuelta. Lola: ¡Ah!, ¿sí? Vieja primera: Del Montecarlo ese. Parece mentira.