¡Gracias por haber comprado este e-libro, publicado por Hachette Digital.
Para recibir ofertas especiales, contenido extra y noticias sobre nuestros últimos libros electrónicos y aplicaciones, suscribirse a nuestro boletín de noticias.
Para más información sobre este libro y el autor, visite Bookish.com.
Copyright © 2014 por Siggie, LLC
Traducción al español copyright © 2014 por
Casa Creación/Hachette Book Group, Inc.
Traducción: Belmonte Traductores
Todos los derechos reservados. Salvo los permisos del U.S. Copyright Act de 1976, ninguna parte de esta publicación será reproducida, distribuida, o transmitida en cualquier forma o por cualquier manera, ni será almacenada en cualquier sistema de recuperación de datos, sin el permiso escrito de la casa editorial.
A menos que se exprese lo contrario, todas las citas de la Escritura han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las citas de la Escritura marcadas ( NTV ) corresponden a la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
FaithWords
Hachette Book Group
237 Park Avenue, New York, NY 10017
hachettebookgroup.com
twitter.com/faithwords
Primera ebook edición: Septiembre 2014
FaithWords es una división de Hachette Book Group, Inc.
El nombre y el logotipo de FaithWords es una marca registrada de Hachette Book Group, Inc.
El Hachette Speakers Bureau ofrece una amplia gama de autores para eventos y charlas. Para más información, vaya a www.hachettespeakersbureau.com o llame al (866)376-6591.
La editorial no es responsable de los sitios web (o su contenido) que no sean propiedad de la editorial.
ISBN 978-1-4555-8778-0
E3
Este libro está dedicado a mi bisabuelo, George Washington McCluskey, a quien nunca conocí.
Sin embargo, siempre estaré en deuda con él.
Él es el gran patriarca de nuestra familia, que nos dejó el legado de toda una vida.
Su legado es un libro que habla sobre edificar una fe significativa en los niños y transmitirla a futuras generaciones. Para los padres que creen apasionadamente en Jesucristo y anticipan su prometido regalo de la vida eterna, no hay mayor prioridad en la vida que proporcionar una formación espiritual eficaz en el hogar. A menos que seamos exitosos a la hora de presentarle a Él a nuestros hijos, nunca volveremos a verlos después de esta vida. Todo lo demás tiene una prioridad menor, pero asegurar que el bastón de la fe esté en manos de nuestros hijos e hijas es frecuentemente difícil en nuestro mundo actual lleno de conmoción. Ciertamente, hay un implacable tira y afloja produciéndose en busca de sus corazones y mentes. Afortunadamente, no estamos solos en esta tarea. Dios ama a nuestros hijos incluso más que nosotros, y Él es fiel para escuchar y responder nuestras oraciones.
He escrito muchos libros en los últimos cuarenta años, pero Su legado es, creo, el más significativo. Proporciona el signo de puntuación para todo lo que ha sucedido antes.
Dr. James Dobson
El año era 1862 y la Guerra Civil estaba desgarrando a nuestro joven país. Abraham Lincoln era el presidente recién elegido, y su Ejército de los Potomac perdía una batalla tras otra ante el Ejército Confederado del General Robert E. Lee. Era un periodo convulso para un país que había comenzado con tanta promesa.
El día 15 de noviembre de ese año nació un bebé en la familia McCluskey en Pine Bluff, Arkansas, y le pusieron el nombre de George Washington en honor al padre de nuestro país. El Sr. y la Sra. McCluskey eran cristianos devotos, y su hijo fue educado en el “temor del Señor”.
George creció y se casó con Alice Turnell el día 14 de noviembre de 1886. Vivieron felizmente juntos durante cuarenta y nueve años. Él murió a los setenta y dos años de edad, y Alice vivió hasta los noventa y ocho. Ellos llegaron a convertirse en mis bisabuelos. Él fue granjero en las llanuras de Texas durante muchos años hasta que un ministro itinerante llegó a su pueblo. George fue a escucharle predicar y tuvo un encuentro dramático con Jesucristo. En días posteriores, sintió un distintivo “llamado” al ministerio, y pasó el resto de su vida trabajando como evangelista y pastor para numerosas iglesias. “Ganar a personas para Cristo” era su mayor pasión. Medía 1,94 metros de altura, casi la misma altura que Abraham Lincoln.
G. W. McCluskey murió el 14 de noviembre de 1935. Su nieta llegó a ser mi madre, y estaba embarazada de mí de dos meses cuando su abuelo murió. Lamento no haber tenido nunca la oportunidad de conocer a este buen hombre. Como pronto entenderá, ¡le debo mucho!
Alice, a quien conocí como Nanny, ayudó a criarme. Uno de mis primeros recuerdos era estar en una cuna y levantar la vista y ver a la mujer que me sonreía. Ella llevaba un gorro tejido que tenía pompones que colgaban de hilos. Aunque podría ser difícil de creer, tengo vagos recuerdos de estirar mi brazo desde mi diminuta cuna y agarrar esos pompones. No podría haber tenido más de quince meses de edad. Esa presentación de Nanny fue uno de mis primeros destellos de conciencia de mí mismo, y de ello llegaron los comienzos de mi amor por mi bisabuela. Un recuerdo aún más temprano era el de ser sostenido en brazos de alguien, quizá fuese Nanny, que me alimentaba con algo que olía parecido a la comida para bebés conocida entonces como Pabulum. Aún recuerdo cómo sabía (no muy bien).
En años posteriores, Nanny me hablaba con frecuencia acerca de su vida con George. Ella nunca le llamó por su primer nombre, desde luego; siempre se refería a él como “mi esposo”, o “tu bisabuelo”. Nanny me contaba historias fascinantes acerca de su vida en una cabaña de madera en la frontera, y cómo las “panteras” (leones de la montaña) merodeaban en la noche intentando matar a sus cerdos que gritaban. Mis ojos deberían de haber sido tan grandes como platos cuando la imagen de aquellos grandes felinos se hacía real.
Nanny también me hablaba de la vida de oración de su esposo. Durante las últimas décadas de su vida, este patriarca de la familia oró específicamente por el bienestar espiritual de sus hijos y por los que habrían de venir. Dedicaba la hora desde las 11 hasta las 12 del mediodía todos los días a este propósito. Hacia el final de su vida, dijo que el Señor le había hecho una promesa muy inusual. El reverendo McCluskey había recibido la seguridad de que cada miembro de cuatro generaciones de su familia sería cristiano. Veremos cómo se manifestó esa profecía a lo largo de los siguientes ochenta años y continúa hasta la fecha.