CLAUDIO FREIDZON
prólogo deBENNY HINN
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A menos que se señale lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas en América Latina. Usadas con permiso.
ISBN: 0-88113-855-X
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Impreso en E.U.A.
Printed in the U.S.A.
3a Impresión
Dedicatoria
AL SEÑOR JESUCRISTO,
por salvarme justo a tiempo.
A MI ESPOSA BETTY,
por todos estos años de amor y apoyo incondicional.
A MIS HIJOS DANIELA, SEBASTIÁN Y EZEQUIEL,
por compartir nuestro ministerio a las naciones
y ofrendar parte de nuestro tiempo en familia.
Reconocimientos
A los pastores Marcelo Doynel y Sergio Marquet,
por la entrega y trabajo diario en la iglesia.
A los hermanos de la iglesia «Rey de Reyes»,
por el amor y la unidad en la visión.
Del diario de la Superintendencia de la
Unión de las Asambleas de Dios en Argentina.
ABRIL DE 1992:
Acabo de almorzar con el pastor Claudio Freidzon y su esposa. Me comentaron acerca de un mover del Espíritu Santo en su iglesia que para ellos es nuevo y a la vez maravilloso. Dicen que cuando caen al piso, otros se ríen. Estas y otras manifestaciones se producen en un marco de profunda adoración. Luego del almuerzo, quedamos en volver a encontrarnos.
JULIO DE 1992:
Pasaron cinco meses desde la última oportunidad que hablé con Claudio Freidzon. Hoy, jueves, decido concurrir a su iglesia con mi esposa Isabel para ver y juzgar lo que está pasando, pues han llegado a mi oficina tantas versiones sobre la iglesia Rey de Reyes que decido evaluarlo personalmente.
Dejamos el automóvil en un estacionamiento a cien metros de la iglesia. Cuando comenzamos a caminar en dirección al templo, notamos que las piernas nos temblaban. Creímos que tal vez sería una sugestión debido a los comentarios recibidos. Cuando entramos, al lugar estaba repleto de gente, y aún había gente en la vereda esperando ingresar. No había lugar para que entrase uno más. Un colaborador del pastor nos reconoció y nos llevaron a la primera fila en el ala derecha del auditorio. La gente estaba de pie, cantaba, saltaba y se abrazaban en unidad.
Cuando el pastor Claudio Freidzon preguntó: «¿Quieren recibir más?» Un «sí» partió de la gente como un estruendo de muchas aguas. Seguidamente el pastor declaró a viva voz «¡Reciban!», y la mitad de la congregación cayó al piso riendo, algunos con una expresión como de embriaguez.
Luego hizo pasar a la plataforma a unos cincuenta niños que estaban con sus padres en la reunión. Les preguntó: «¿Quieren recibir de Dios?» Contestaron con un «sí» muy fuerte. Cuando el pastor oró con las manos alzadas, todos los niños cayeron en la plataforma y quedaron como dormidos con una sonrisa en el rostro.
Yo no podía darle una explicación lógica a lo que sucedía, y oraba a Dios: «Señor, si esto es tuyo, házmelo saber». En este momento el pastor Claudio Freidzon comenzó a caminar y orar entre la gente. Al abrir los ojos vi que mi esposa cayó al suelo cuando el pastor Claudio Freidzon le puso la mano sobre la cabeza.
Seguidamente se acercó a mí, me abrazó y oró: «Padre, bendice a este siervo tuyo». En ese instante algo me cubrió desde la cabeza a los pies. Tuve una sensación de mareo agradable. Me sentí inundado por un gozo tremendo. Cuando abrí los ojos estaba recostado en el piso. Quise incorporarme, pero no pude y creo que tampoco deseaba hacerlo. Era tan precioso lo que estaba experimentando que no quería moverme para no perderlo.
Cuando salimos con mi esposa de la reunión teníamos una sensación de gozo tan grande que esa noche casi no dormimos. Aún en la cama oré en lenguas hasta la madrugada.
SEPTIEMBRE DE 1992:
Celebramos la segunda reunión con el presbiterio general donde uno de los presbíteros es el pastor Claudio Freidzon. Durante la reunión Claudio cuenta que algunos pastores del interior del país han tenido experiencias similares en sus iglesias al volver a sus provincias luego de participar de las reuniones. Esa noche la mayoría de los presbíteros se quedaron para participar en el culto de la noche en la iglesia del pastor Freidzon.
Al día siguiente, al reanudar la reunión del presbiterio, no hubo otro tema que las experiencias de cada uno de ellos en la reunión de la noche anterior: gozo, risas, unción, mareos… Contaron estas experiencias junto a doscientos pastores que también concurrieron.
DICIEMBRE DE 1992:
En la Conferencia Nacional Ordinaria de la Unión de las Asambleas de Dios en la ciudad de Mar del Plata fueron tantos los testimonios de los pastores que fueron ministrados por el pastor Claudio Freidzon que no podría enumerarlos todos. Escribo para la memoria sólo algunos, sin mencionar los nombres para no lastimar a nadie:
• Pastores bajo una depresión aguda fueron totalmente libres.
• Otros que estaban agotados, y a los que los médicos aconsejaban dejar el ministerio, fueron renovados por el Espíritu Santo y sintieron deseos de trabajar, como si recién empezaran a vivir.
• Ministros desanimados que por años no podían superar los sesenta o setenta miembros, que sus iglesias ahora tienen cuatrocientos o quinientos, y experimentan dones del Espíritu Santo en sus vidas. Se ven con un entusiasmo sorprendente. Los eventos en estadios, auditorios cerrados, predios se han llenado de almas con sed de Dios. Celebró una reunión en el Luna Park de Buenos Aires y se llenó dos veces. La gente que quedó afuera esperando era más que la que entró.
Calculamos que cincuenta mil personas se dieron cita para tener un encuentro con el Espíritu Santo.
Mi propio ministerio ha sido enriquecido por esta unción del Espíritu Santo que fluye a través del ministerio del reverendo Claudio Freidzon. Mi iglesia, de cuatrocientos miembros pasó a ochocientos cincuenta en sólo seis meses. Mis hijos fueron cambiados tremendamente. Dos de mis hijas, de quince y diecisiete años, fueron bautizadas en el Espíritu Santo y llamadas al ministerio. La mayor ingresó al seminario y la menor, que está terminando sus estudios secundarios, también quiere ir a prepararse.
Este cambio comenzó una noche cuando el pastor Claudio Freidzon oró por ellos. Mi hijo, de ocho años, al que le encanta el fútbol, abandonó las horas que pasaba jugando para estar en la iglesia. Lo veo orar y buscar a Dios como nunca. Agradezco a Dios por este ministerio precioso que cambia vidas, ministros, iglesias, y me animo a decir que afectará al país.
MAYO DE 1993:
El pastor Claudio Freidzon está viajando por distintos países y llevando este ministerio de experiencias y frutos del Espíritu Santo. Ha visitado varias ciudades en Estados Unidos, Alemania, Canadá, España, Australia y otros países. Conozco a Claudio desde 1973. Desde su juventud buscó al Señor y decidió servirle. Su primer pastorado en un barrio de la Capital Federal fue muy difícil, pero el Señor lo guió y lo llevó al Barrio de Belgrano. Allí, el Espíritu Santo levantó a través de su vida una iglesia que supo ayunar, orar y lograr la comunión necesaria con Aquel que años después le daría su respaldo en un ministerio maravilloso.
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