NOTA DEL AUTOR
La mayoría de autores se quejan porque tienen poco material. En este libro me quejo de un exceso de material, porque exigencias de espacio me han obligado a saltar muchas cosas que hubiera deseado incluir. Sin embargo, esto me ha ayudado a comprobar que cada cosa tiene su justa cabida.
A medida que la sociedad ha crecido y prosperado hasta contar, como ahora, con organizaciones hermanas de apoyo en Estados Unidos y Canadá, nos hemos acostumbrado a utilizar la palabra «sociedad» como una descripción que lo abarca todo, porque aunque nos separen océanos y grandes distancias, nuestra labor, nuestros objetivos y nuestras aspiraciones son los mismos. Por lo tanto, cuando utilizo la palabra «sociedad» en este libro incluyo no solamente la labor realizada en Jersey, sino también la realizada en Estados Unidos y Canadá.
POST SCRIPTUM
La caja de cerillas con los pequeños escorpiones dorados fue un regalo conmovedor y muy acertado, porque la caja de cerillas de mi juventud, el zoo de mi infancia, se había convertido en la Sociedad para la Conservación de la Fauna: uno de los principales exponentes en el mundo de la reproducción en cautividad como medio para ayudar a la conservación, con dos organizaciones hermanas, una en Estados Unidos y otra en Canadá, y una cadena de proyectos de reproducción y de graduados de su programa de capacitación esparcidos en todo el mundo, todo ello creado por un personal devoto y sacrificado. Habíamos conseguido muchas cosas, pero nuestros esfuerzos eran realmente una gota en el océano, una hoja en el bosque de lo que faltaba todavía por hacer. He dicho con frecuencia que mi ambición sería poder cerrar Jersey y disolver la sociedad porque ya no hubiera más necesidad de ella. Temo que este día esté muy lejos. Pero hasta que llegue ese momento confío en que creceremos, prosperaremos y ayudaremos a conservar el único mundo que tenemos.
Si usted ha leído este libro con interés y si le ha divertido un poco, confío haberle podido exponer las complejidades y dificultades que supone progresar en lo que es en mi opinión la tarea más importante que incumbe hoy a los humanos: conservar nuestro planeta. Si usted está de acuerdo conmigo y desea unirse a nosotros, le recibiremos con los brazos abiertos. Cuantos más socios tengamos, más fuerte será nuestra voz y, en consecuencia, mayor será nuestro poder en bien de la conservación. Partiendo de un proyecto minúsculo, hemos conseguido ya convertirnos en una fuerza mundial en el ámbito de la conservación, pero lo hemos logrado únicamente gracias al apoyo de nuestros socios de todo el mundo. Si este libro le ha dado alguna satisfacción, si le ha hecho quizá pensar un poco, ¿puedo pedirle que también usted nos tienda una mano? Creemos que lo que estamos haciendo es importante, y confiamos en que también usted opinará lo mismo. Escríbanos, pues, a la dirección siguiente:
Jersey Wildlife Preservation Trust
Jersey Zoological Park
Trinity, Jersey
Islas Anglonormandas
(Reino Unido)
«Les Augres Manor», parte de la cual se construyó en 1530. Nuestro piso ocupa las dos plantas superiores del ala central.
Nuestros dos caballos Przewalski. El Zoo de Jersey hace las veces de «estación intermedia de sementales» para todos los caballos cautivos de esta raza, que suman ahora más de setecientos. Extinto en estado salvaje, el caballo Przewalski se reintroducirá pronto en su Mongolia nativa.
La foto del bebé gorila que se ganó a la princesa Grace.
El efervescente Simon Hicks, secretario del fideicomiso y recaudador de fondos por excelencia, cuyo vocabulario no incluye el término «imposible».
Tony Allchurch, veterinario nuestro durante muchos años y ahora también nuestro administrador general.
«Chumley» y «Lulú», los dos chimpancés que tomaron el té con mi madre.
David Niven, que fue padrino en la boda de «N’pongo» y «Nandi» con «Jambo», con un ramo para las novias.
Un lemur de cola anillada, uno de los lémures que me llevaron hacia Lee.
Lee.
Una de las tortugas radiadas que rescatamos, cantando, al parecer. «Aleluya».
Jeremy Mallinson, que llegó hace treinta años al Parque Zoológico de Jersey buscando un trabajo provisional y que es ahora su querido y respetado director.
«Les Noyers», la granja que nos cayó del cielo. Nuestro centro internacional de formación atrae gente de todas partes del mundo.
El envío a casa de un par de loros de Santa Lucia, criados en Jersey, acompañados por el primer ministro de Santa Lucía. Fue la primera vez que tuve oportunidad de tener algo suspendido sobre un primer ministro.
Nuestra patrocinadora, la princesa real, en el momento en que David Waugh, nuestro jefe de información, la presenta a uno de nuestros empleados. Kanchai Sanwong de Tailandia.
La paloma rosada de Mauricio. Quedan menos de diez pájaros en su estado natural, pero se han criado más de doscientos en cautividad. Hemos utilizado algunos de éstos en un programa de reinserción que, hasta ahora, ha gozado de gran éxito.
John Hartley disputándose una boa de la isla Redonda con Lee y conmigo. Aparte de ser mi ayudante personal, John es quien dirige todas nuestras actividades en las Mascarenas.
Página siguiente