Museo voraz
Angélica Ávila Forero
Laguna Libros
www.lagunalibros.com
* * * * * *
P RIMERA EDICIÓN
Bogotá, octubre de 2020
© 2020, de la edición electrónica:
Laguna Libros, eLibros Editorial, octubre de 2020
www.elibros.com.co
Carrera 49A 100-41, int. 3, apto. 301
Bogotá, Colombia
Tel. (571)221 0715
Email: info@elibros.com.co
C ARÁTULA Y COLOFÓN
Cristina Umaña
ISBN 978-958-5474-61-1 (epub)
ISBN 978-958-5474-60-4 (impreso)
Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra
sin permiso expreso de eLibros Editorial.
Hecho en Colombia - Made in Colombia
ÍNDICE
S ALA S ERES VIVOS
S ALA F UTURO
S ALA M ISTERIOS
S ALA C ONSUELOS
S ALA H AMBRES
S ALA C OSAS ROTAS
J ARDÍN
S IN SALA
Para robar, hay que tener agilidad de pensamiento y hay que ser rápido en la acción. Es cosa de mantener una sola idea en la cabeza. Hay que coordinar y estar convencido [de] que solo se tiene un fin inmediato. Luego hay que huir despacio, sin miedo a ser atrapado.
Robar es una forma de cambiar de estado de ánimo, de la tranquilidad a la exaltación. Se crean situaciones de tensión, por ejemplo, entre la gente que ve el robo y no dice nada. También se generan sentimientos de culpa que van desapareciendo a medida que la persona aprende a robar.
— ANA MARÍA MILLÁN , El robo, 1999
SOFÍA URRUTIA
Lo primero que robé fue un cuadro vertical: una escena de día, al aire libre, en la que San Francisco de Asís está acompañado de pájaros, ardillas, mariposas y plantas. El paisaje del fondo es azul arriba y verde abajo. En el cuadro abundan los pájaros, que a pesar de ser de distintos tipos, tienen todos el mismo tamaño. Búhos, colibríes y gallitos de las rocas reposan sobre un único árbol, o están volando a punto de posarse sobre sus ramas. A los pies del árbol están las ardillas. Son tres —dos azules, una café— y cada una roe un fruto que agarra con ambas manos. A la izquierda del tronco está San Francisco. Él está parado derecho y su túnica es gris y está recién planchada, no tiene arrugas. Mira hacia las ramas del árbol, llenas de pájaros. Su mano derecha está elevada, como pidiendo silencio o atención, y su brazo izquierdo está extendido hacia abajo. Las mariposas vuelan alrededor de su mano derecha, y sobre su mano izquierda se posa un pájaro que lo mira.
De hecho, todos los pájaros lo miran. Es como si acabara de decir algo. San Francisco, hace medio segundo, les dijo que se organizaran y se quedaran quietos: cada pájaro sobre su rama para la foto. Pudo haberlo dicho en voz alta o telepáticamente, pues yo no sé si para comunicarse con los animales sea necesario hablar, y él tiene los labios cerrados. Como ha pasado medio segundo, su mensaje no ha llegado aún al final del cuadro y por eso los pájaros de las últimas ramas del árbol no se han volteado a mirarlo. Las ardillas tampoco lo han oído y por eso siguen concentradas en roer sus frutos. Las flores, en cambio, fueron las primeras en oírlo.
El fondo verde del cuadro, que es pasto, está cubierto de flores y hojas. Hay florecitas azules y rosadas junto al tronco. A los pies de San Francisco, rodeando la parte baja de su túnica, están las flores más grandes de la pintura. Son blancas, tienen muchos pétalos delgados y su centro es amarillo. Margaritas. Ellas también miran a San Francisco, es decir, dirigen sus centros de polen hacia él. Tuvieron el tiempo suficiente para girarse porque lo escucharon de primeras. El cuadro es muestra de que San Francisco no solo hablaba con los animales sino también con las flores.
Él está diciéndoles a todos que se organicen como —al parecer— ya lo habían practicado. Cada ser vivo tiene su lugar. Y es que la pintura solo retrata seres vivos. No hay piedras ni palacios. Los pájaros se juntaron según su especie y las flores germinaron al tiempo, rodeadas de las de su misma familia. Las ramas del árbol no se enredan. Sus hojas no se pisan, y sobre cada rama se posa un pájaro. No hay rama sin ave, y ningún ser vivo tapa a otro. Cada uno tiene su lugar. Hay espacio suficiente para más de ochenta pájaros. Arrendajos, palomas, carpinteros y cardenales. Esta es una coreografía perfecta. Están todos dispuestos para ser observados. Están todos sus atributos a la vista. Aquí no hay nada oculto. No hay sombras.
De hecho, me gusta más que la coreografía no haya estado a cargo de San Francisco, sino de la pintora, Sofía Urrutia. Es ella la que coordina y ordena a la naturaleza. Es ella quien habla con las flores.
Sofía Urrutia despejó la mesa grande del comedor. Recostó el lienzo sobre la mesa y trajo sus recortes de aves y plantas. Primero acomodó las flores, las hojas y el árbol. Después puso los pájaros; unos en las ramas y otros que vuelan. Guacamayas y golondrinas. Luego ubicó las mariposas y las ardillas, y a San Francisco. Cuidó que ningún recorte de ser vivo quedara sobre otro recorte de ser vivo. Le dio a cada uno su espacio. A San Francisco le acomodó la mano derecha en alto para que los animales y las flores le pusieran atención. Con ese gesto, logró que se quedaran todos quietos mientras ella los fijaba, uno a uno, con pegante al lienzo, para que cuando levantara el cuadro y lo colgara en una pared, ninguno se cayera al suelo.
Después de robar ese primer cuadro, pensé que merecería estar en una sala de museo que se llamara Seres vivos o Poner la mesa.
PALABRAS QUE NO USARÉ
PARA HABLAR DE ARTE
• Abstracción
• Academia
• Actualidad
• Anacrónico
• Apropiación
• Arquetipo
• Arte
• Código
• Concepto
• Condición humana
• Configuración
• Contemplar
• Contexto
• Contraste
• Cultura
• Deconstruir
• Descifrar
• Dialogar
• Discurso
• Divergencia
• Emergente
• Encuadre
• Época
• Estética
• Etcétera
• Ética
• Evocar
• Explícito
• Explorar
• Factura
• Fenómeno
• Género
• Genio
• Hegemonía
• Identidad
• Implícito
• Indecible
• Innovar
• Interesante
• Intersección
• Inspiración
• Manifiesto
• Materialidad
• Narrativas
• Observación
• Legitimar
• Lenguaje
• Perpetuar
• Producción
• Profundidad
• Proporción
• Reconfigurar
• Reinterpretar
• Representar
• Ritmo
• Sensibilidad
• Sentido
• Significado
• Síntesis
• Sociedad
• Sublime
• Teoría
• Técnica
• Tradición
• Transgredir
• Trascendental
• Valor
• Vanguardia
LUCY TEJADA
¿Cómo se ve un cuerpo que espera? ¿Se leen los cuerpos, o más bien las mentes, cuando se infiere que alguien está esperando? Las personas en el segundo cuadro que robé están esperando. Lo dice su título, pero antes de leer la ficha, ellas ya lo demuestran. Para mí estaba muy claro, aunque no sabía qué era lo que hacía tan obvia esa conclusión.
Aún no sé si eran las posturas de sus cuerpos, o sus miradas, o los colores de la pintura. Se trata de cuatro personas sentadas. Es una escena de día. De izquierda a derecha, primero aparece un hombre sentado sobre una banca café claro. Después aparecen tres mujeres que comparten una banca larga naranja. Los vemos de frente, y están en el mismo plano. Ninguno tapa a otro y tienen el mismo tamaño, como los pájaros de Sofía Urrutia. Todos tienen la espalda erguida, pero no todos dejan reposar sus manos y pies en la misma posición. El hombre tiene las piernas abiertas —hará calor o algo así—, y sus manos, agarradas una sobre otra, le caen entre las piernas. Él mira al frente. Su postura es simétrica. Todos están vestidos de blanco. Todos están descalzos. Él tiene un traje de dos piezas y su camisa tiene el pecho abierto. Él y las dos mujeres que le siguen usan sombrero. Son unos sombreros pequeños, blancos también, que no les tapan el rostro.