Josh Peck - ¡Qué molesta es la gente feliz!

©2022, HarperCollins México, S.A. de C.V.

Publicado por HarperCollins México

Insurgentes Sur No. 730, 2º piso

03100, Ciudad de México

¡Qué molesta es la gente feliz!

Título original: Happy People are Annoying

Copyright © 2022, Josh Peck

Traducción: Anna Dolores Roig Ayala.

Cuidado de la edición: María Teresa Solana/Grafia Editores S.A. de C.V.

Lectura final de pruebas: Itzel Patricia Ortega Hernández

Diseño de forros: Genoveva Saavedra / Acidita, diseño editorial.

Diseño y formación de interiores: Beatriz Méndez/Grafia Editores S.A. de C.V.

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ISBN: 978-607-562-129-6

Edición Epub Abril 2022 9786075621449

Primera edición: mayo de 2022.

Impreso en México

S iento decirte esto, pero... eres una amalgama de traumas. A menos que vengas de una estirpe real o seas de los Kardashian, existen muchas probabilidades de que alguien en las últimas cinco generaciones de tu árbol genealógico haya tenido una existencia injusta. De hecho, tan injusta que su único propósito haya sido sobrevivir y que su idea de vivir una buena vida no fuera más allá de asegurarse de tener suficiente para comer ese día. ¿Puedes creerlo? ¿Que no tuviera una lista de cosas por hacer antes de colgar los tenis? ¿Sin un pizarrón lleno de sueños por cumplir?

Yo no tenía ninguna posibilidad de ser normal y, supongo que, si elegiste un libro con un título tan irreverente como este, tú tampoco. Mi nacimiento estuvo plagado de una gran cantidad de jodidez (más sobre esto en el ). Sin embargo, debido a que el instinto de procreación está tan profundamente arraigado en nuestro cerebro, porque la mejor parte de tener hijos es hacerlos, nuestros ancestros echaron la precaución por la borda, junto con todas y cada una de las maneras de anticoncepción que había disponibles en esa época y dijeron: “Al demonio, ¡hagámoslo!”. Ellos pudieron habernos evitado este extraño experimento que es la existencia, pero no lo hicieron, y agradezcamos a Dios por el tequila, pues sin él muchos de nosotros no hubiéramos sido sino solo chispas en los ojos de nuestros padres.

La epigenética es el estudio de los cambios hereditarios en la expresión genética. Esto básicamente significa que la secuencia de tu ADN no cambia, pero la manera en la que tu cuerpo lee esta secuencia puede ser alterada por el estilo de vida, la dieta y, sí, adivinaste, el trauma. Explicado de manera sencilla, hay una ciencia emergente que apoya la idea de que lo que te sucede en la vida, todas las experiencias, pueden cambiar tu conformación genética, que será transmitida transgeneracionalmente de padre a hijo. El pasado de nuestros padres ejerce un impacto directo en la manera en la que entramos a este mundo, no es inalterable, pero es ineludible. Epi-ge-no, gracias, ¿cierto?

Felicidades, eres el beneficiario de milenios de lucha, has heredado lo mejor y lo peor de todos los que vinieron antes que tú. Pero tú no tuviste nada que decir sobre el asunto, no elegiste nacer, no elegiste a tus padres, tus circunstancias ni tu ambiente.

Entonces, ¿qué tiene que ver todo esto con la felicidad?

Nadie nos prepara para la vida. Ni siquiera los padres buenos, de hecho, EN PARTICULAR los padres buenos. Nadie nos dice que la gran falacia con la que nos alimentan cuando aún estamos deshilachando nuestros jeans en la preparatoria es que tenemos garantizados una buena vida, el éxito, el amor y la felicidad. Otras partes del mundo saben esto de primera mano, esta idea de que no se nos ha prometido nada, de que nacemos por un juego de azar emocional y económico, y que más te valdría hacer las paces con eso desde el principio.

Pero como norteamericanos, e imagino que otras gentes que nacieron en el primer mundo, nos bombardean asegurándonos que una buena vida no solo es posible, sino que nos ha sido prometida. Que si uno simplemente hace lo que le corresponde alcanzará el rango del Verdaderamente Contento, el Absolutamente Feliz y el Completamente Satisfecho.

Pero ¿y si eso simplemente no es cierto?

¿Qué pasa si no todos encuentran un trabajo que los satisfaga financiera como creativamente? ¿Qué pasa si no todos encuentran una pareja que los complete? O, peor aún, ¿qué pasa si en verdad encuentras todas esas cosas y a pesar de ello no eres “feliz”? Es fácil entender por qué la gente se sentiría infeliz si hiciera todo mal... pero ¿qué pasa si hiciste todo bien? O, ¿qué pasa si solo hiciste lo mejor que pudiste? ¿Qué pasa entonces?

La felicidad es evasiva, eso me fascina. La emoción, la gente que la siente y mi propia complicada y traumática búsqueda para alcanzarla. Seguramente hay personas a quienes les tocó una ayudadita de más cuando nacieron, yo solo no soy una de esas personas. Así que he dedicado mi vida a buscarla, a trabajar por ella, a colocarme en su altar, y ese viaje es el que quiero compartir contigo. Mi búsqueda de la felicidad y todo lo que ha sucedido en mi vida como resultado directo de esa búsqueda.

Supongo que este libro es casi como mis memorias, pero me da escalofríos pensar que estaría cerca de tener una vida sobre la que valga la pena escribir. Y, sin embargo, desafortunadamente mi vida es lo único que tengo para rescatar; eso y 120 entrevistas de mi podcast Curious, en las que entrevisté a personas como Gabby Reece, Daymond John, Laird Hamilton, Gary Vaynerchuk, Robert Greene, John Stamos, Nikki Glaser, David Plouffe, Zach Braff, David Epstein, Ryan Holiday, Rosie Perez, Vincent D’Onofrio y más. Usé conclusiones de esas entrevistas para destacar algunos puntos y espero que mi experiencia pueda servir como una alegoría de lo que estás atravesando.

Escribo esto a mis treinta y cuatro años de edad, así que, por supuesto que te estarás preguntando, ¿por qué escribir un libro a los treinta y cuatro años? ¿No tengo por delante más vida que vivir? No sería mucho más interesante si esperara hasta llegar a la mitad de mis cuarenta, cuando quizás estaré recuperándome de mi segundo divorcio y/o de mi segunda entrada a rehabilitación o de mi segunda película de superhéroes? ¿Acabo de destacar? ¿No habría otra cosa, no sé, sobre la que escribir? Escribir unas memorias a los treinta y cuatro tal vez sea lo más milenial que he hecho.

He aquí por qué escribo esto ahora. Estoy en una edad en la que aún hay grandes posibilidades y, sin embargo, podría suponerse que a estas alturas ya habría entendido por lo menos algunas cosas. Especialmente para alguien que ha trabajado en pos de una carrera desde que tenía catorce años, que tiene una familia, y que, para fines prácticos, no le ha prendido fuego por completo a sus vidas. Pues bien, estoy aquí para decirte que esa suposición está equivocada—no he descubierto nada aún—. Soy un trabajo en progreso tan intenso que incluso mi trabajo requiere de trabajo, y no fue sino hasta que llegué a esta edad en particular que me di cuenta de que todo estaba bien. Y esa es exactamente la razón por la que escribo este libro ahora. Las cosas difíciles por las que he pasado y el trabajo que he hecho para crecer aún estás frescos, todavía es nuevo, y temía que, si me esperaba para escribirlo, el significado de este punto de inflexión, el que creo que muchos de nosotros hemos vivido, pero del que no hablamos, se perdería.