Copyright © 1994 por Javier Vergara Editor S.A.
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Publicado por Three Rivers Press, New York, New York. Miembro de The Crown Publishing Group.
Originalmente publicada en inglés bajo el título Ageless Body, Timeless Mind por Harmony Books, una división de Crown Publishers, Inc. en 1993. Copyright © 1993 per Deepak Chopra, M.D. Esta edición en español fue originalmente publicada por Javier Vergara Editor S.A. en 1994.
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Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Chopra, Deepak.
[Ageless body, timeless mind. Spanish]
Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo / Deepak Chopra.—la. ed.
norteamericana en español,
p. cm.
1. Longevity. 2. Mind and body. 3. Vitality. 4. Aging. 5. Holistic medicine.
RA776.75.C4818 1997
612.6′8—dc21
97-39028
eISBN: 978-0-307-51847-7
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Índice
Agradecimientos
Este libro fue hecho posible por el cariñoso apoyo y el aliento de las siguientes personas:
Los amigos que constituyen mi personal en Publicaciones Quantum: Roger, Gita, Carol, Mara, Steve, Bob, Joe y Jimmy. Vuestro auténtico afecto inspira todos los días mi trabajo.
Mi esposa e hijos, cuyo amor se manifiesta de tantas maneras, pero especialmente en su inagotable paciencia y comprensión.
Muriel Nellis, mi agente, cuya sabia guía ha dado forma a cada paso en mi carrera de escritor.
Peter Guzzardi, mi corrector; este libro fue en principio visión suya; sólo él sabe del ingenio y la paciencia que hicieron falta para que estas páginas respondieran a su elevado ideal.
Wayne Dyer, que me ofreció su devota amistad y me desafió a alcanzar nuevas alturas.
George Harrison, por su extraordinario afecto, su amistad y por su generosa ayuda con la versión en audio de este libro.
Y mis amantes padres, los mejores ejemplos de envejecimiento digno que he conocido jamás.
Gracias a todos. Espero que este libro refleje vuestras mejores esperanzas con respecto a mí y al futuro de la humanidad.
Cuando la gente deja de crecer, envejece.
A NÓNIMO
Si se destruyera en la humanidad
la creencia en la inmortalidad,
se agotarían de inmediato no sólo el amor,
sino todas las fuerzas vitales
que mantienen la vida del mundo.
D OSTOIEVSKI
Me muevo con el infinito
en el poder de la Naturaleza
Llevo el fuego del alma.
Llevo la vida y la curación.
R IG V EDA
Mirad estos mundos que giran
salidos de la nada
Eso está dentro de vuestro poder.
R UMI
PRIMERA PARTE
La tierra donde nadie
es viejo
M E GUSTARÍA QUE ME ACOMPAÑARAS en un viaje de descubrimiento. Exploraremos un lugar donde las reglas de la existencia cotidiana no tienen aplicación. Estas reglas dicen, explícitamente, que envejecer, tornarse frágil y morir es el destino último de todos. Y así ha ocurrido, siglo tras siglo. Sin embargo, quiero que dejes en suspenso tus supuestos sobre lo que llamamos realidad, para que podamos convertirnos en pioneros en una tierra donde el vigor juvenil, la renovación, la creatividad, el gozo, la satisfacción y la atemporalidad son experiencias comunes de la vida cotidiana, donde la vejez, la senectud, la invalidez y la muerte no existen y no son siquiera tenidas en cuenta como posibilidad.
Si existe un lugar así, ¿qué nos impide ir allí? No se trata de una oscura masa continental ni de un peligroso mar no registrado en los mapas. Es nuestro condicionamiento, nuestra visión del mundo actual y colectiva, la que nos enseñaron nuestros padres, los maestros y la sociedad. Esta manera de ver las cosas (el antiguo paradigma) ha sido justamente llamado “hipnosis de condicionamiento social”: una ficción inducida y en la que todos hemos acordado colectivamente participar.
Tu cuerpo envejece sin que puedas dominarlo porque ha sido programado para cumplir las reglas de ese condicionamiento colectivo. Si algo hay de natural e inevitable en el proceso del envejecimiento, no se podrá saber hasta que se rompan las cadenas de nuestras antiguas creencias. A fin de crear la experiencia del cuerpo sin edad y la mente sin tiempo, que es la promesa de este libro, es preciso que descartes diez supuestos sobre quién eres y cuál es la verdadera naturaleza de la mente y el cuerpo. Estos supuestos constituyen los cimientos de la visión del mundo que compartimos.
Son:
Existe un mundo objetivo, independiente del observador, y nuestros cuerpos son un aspecto de este mundo objetivo.
El cuerpo está compuesto por masas de materia, separadas entre sí en el tiempo y el espacio.
Mente y cuerpo son cosas separadas e independientes la una de la otra.
El materialismo es primario, la conciencia es secundaria. En otras palabras, somos máquinas físicas que han aprendido a pensar.
La conciencia humana puede ser explicada por completo como producto de la bioquímica.
Como individuos, somos entidades desconectadas y autosuficientes.
Nuestra percepción del mundo es automática y nos brinda una imagen adecuada de cómo son realmente las cosas.
Nuestra verdadera naturaleza queda totalmente definida por el cuerpo, el yo y la personalidad. Somos briznas de recuerdos y deseos encerrados en paquetes de carne y huesos.
El tiempo existe como absoluto y somos cautivos de ese absoluto. Nadie escapa a los estragos del tiempo.
El sufrimiento es necesario; forma parte de la realidad. Somos víctimas inevitables de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte.
Estos supuestos van mucho más allá del envejecimiento; definen un mundo de separación, decadencia y muerte. El tiempo es visto como una prisión de la que nadie escapa; nuestro cuerpo es una máquina bioquímica que, como todas las máquinas, debe acabar por detenerse. “A cierta edad”, afirmó Lewis Thomas cierta vez, “está en nuestra naturaleza desgastarnos, caer en trastornos y morir, y eso es todo”. Esta postura, la línea dura de la ciencia materialista, pasa por alto una gran parte de la naturaleza humana. Somos las únicas criaturas de la Tierra que pueden cambiar su biología por lo que piensan y sienten. Poseemos el único sistema nervioso que tiene conciencia del fenómeno del envejecimiento. Los leones y los tigres viejos no se dan cuenta de lo que les pasa, pero nosotros sí. Y como tenemos conciencia de las cosas, nuestro estado mental influye sobre aquello de lo que tenemos conciencia.
Sería imposible aislar un solo pensamiento, una sensación, una sola creencia o supuesto, que no tenga algún efecto sobre el envejecimiento, directa o indirectamente. Nuestras células escuchan constantemente a nuestros pensamientos y se ven cambiadas por ellos. Un ataque de depresión puede causar desastres en el sistema inmunológico; enamorarse puede fortalecerlo. La desesperación y la falta de esperanzas aumentan el riesgo de sufrir ataques cardíacos o contraer un cáncer, acortando así la vida. El gozo y la satisfacción nos mantienen saludables y prolongan la vida. Esto significa que no es posible trazar con certeza la línea entre biología y psicología. El recuerdo de una tensión, que es sólo una brizna de pensamiento, libera el mismo torrente de hormonas destructivas que la tensión en sí.