n uestro acercamiento al tema del Mian Xiang se dio hace algunos años. Esta aventura empezó cuando conocimos a Lillian Garnier, estadounidense, descendiente de chinos, quien se acercó a nosotros en un congreso de Feng Shui en Monterey, California, y comenzó a leer nuestro rostro. Fue una experiencia peculiar y muy magnética. Como buenos mexicanos, curiosos y con muchas ganas de aprender cosas nuevas, iniciamos el estudio y la búsqueda de información acerca del tema.
En nuestros cursos y seminarios comenzamos a enseñar el tema, que se convirtió en un punto de interés muy fuerte entre los alumnos y estudiantes de nuestra escuela. Así surgió la intención de escribir este libro. Al publicar el primer libro del Mian Xiang descubrimos el enorme interés y curiosidad que despierta en nosotros el conocimiento de este tipo de información. De ahí nació la propuesta de este segundo libro con un enfoque en la interpretación de los rasgos, pero también con el apoyo de la metafísica china y el Feng Shui para equilibrar y reforzar lo que nuestro rostro expresa acerca de nosotros. Consideramos que cambiar y mejorar nuestra vida puede estar a nuestro alcance si nos apoyamos en herramientas que nos impulsen al encuentro del equilibrio y el bienestar. En China, el Feng Shui es la técnica o herramienta que se empleaba para equilibrar y mejorar los aspectos del destino.
Escribir un libro cuyo principal enfoque es el aspecto personal impulsado por el Feng Shui y la metafísica china se convirtió en un reto. Consistió en una compleja labor de recopilación de información para nuestra constante práctica de las diversas teorías y escuelas de Feng Shui y astrología china, desde las clásicas o tradicionales hasta las contemporáneas, así como en viajar a China varias veces, conocer maestros diferentes y de distintas posturas en linaje y erudición, profundizar en el estudio de la metafísica y la historia de la cultura china y descubrir la gran sabiduría que existe en su filosofía de vida y su aplicación.
El concepto de visualizar y ubicar al ser humano dentro de un complejo todo que va desde lo más simple y cotidiano hasta lo más complicado y astrológico, a diferencia de nuestro punto de vista occidental, nos llevó a comprender que toda causa tiene un efecto y una resonancia que se refleja en nuestra existencia, nuestra salud, nuestro destino, nuestro estilo de vida y los resultados que obtenemos sobre aquello que buscamos. De manera peculiar, acorde con nuestras circunstancias o lo que nuestro rostro indica acerca de lo que nuestras emociones y vivencias están generando, nuestra tendencia es tratar de vivir en entornos que apoyan esas situaciones. Si nosotros queremos balancear estos aspectos y equilibrar nuestras emociones, ¿podemos apoyarnos en el entorno? Aquí es donde puede intervenir el Feng Shui, este arte chino de analizar el entorno y ubicar al ser humano dentro de él para interpretar su influencia sobre las situaciones que vive. Si cambia mi entorno, puede cambiar mi vida, ¡claro que sí! Es importante saber que el entorno es una herramienta que puede apoyarnos para cambiar nuestra actitud y forma de comportamiento, la experiencia de lo vivido, las emociones, sensaciones y percepciones a través de la distribución de nuestros espacios de vida y de trabajo. Es una labor en conjunto basada en diversas filosofías chinas que se complementan entre sí y se enfocan en un solo aspecto: nuestro bienestar y equilibrio a través de su influencia en nuestra actitud, reacciones y comportamiento.
Este sistema de lectura e interpretación del rostro es diferente al que se conoce y aplica en Occidente. El sistema chino analiza la salud, el estado de vida y la fortaleza o debilidad de la energía personal en el organismo; interpreta el destino de una persona en su rostro y pronostica posibles enfermedades y consecuencias en su vida; en fin, un sinnúmero de situaciones cotidianas presentes y a futuro. Así, el sistema chino de interpretación del rostro se convierte en una herramienta poderosa para todos quienes queremos mejorar nuestra vida a través del autoanálisis y de conocer e interpretar los rasgos de aquellos que nos rodean, pues podemos aprender a determinar en quién confiar y a descubrir las intenciones y tendencias de comportamiento de las personas con quienes nos relacionamos, además de cómo relacionarnos con los demás para lograr mejores canales de comunicación.
Algunos definen a estas técnicas como creencias; otros las denominan supercherías; algunos más las ven con incredulidad y recelo. Nosotros las llamamos herramientas. Sí, herramientas que nos han facilitado las cosas, nos han ayudado a conocer mejor la esencia de quienes nos rodean y nos han llevado a descubrir los sentimientos y emociones de nuestros congéneres y nuestra propia tendencia de destino. De esta manera, reconocemos que las situaciones pueden mejorar y el destino puede moldearse, y siempre mantenemos el enfoque primordial de nuestra misión como profesionales del tema: el bienestar del ser humano a través de su entorno y de la búsqueda de armonía con el universo, con el mundo, con el hombre y con el espíritu como parte de un todo, que fluye con él y con nuestra naturaleza misma.
En estricto sentido, esta obra no es un libro de Feng Shui. La función del Feng Shui que proponemos en este libro es como apoyo para equilibrar y mejorar aquello que nuestro rostro manifiesta.
L a lectura e interpretación de los rasgos del rostro es todo un arte que se convierte en una excelente herramienta para poder establecer mejores canales de comunicación y dejar de juzgarnos unos a otros. La filosofía china del Mian Xiang establece que nuestro rostro es el resultado de nuestras vivencias; es decir, manifiesta lo que hemos vivido, lo que ha marcado nuestras emociones, lo que nuestro inconsciente tiene guardado y no tenemos presente en nuestra conciencia, pero que repercute en nuestro comportamiento, en lo que atraemos, en nuestras relaciones y hasta en nuestra salud.
Entonces, si cambiamos nuestras emociones, nuestros hábitos, nuestra forma de pensar y actuar, ¿nuestro rostro y lo que expresa puede cambiar? La respuesta es sí. Desde la perspectiva del Mian Xiang, el desgaste de algunos órganos, generado por abuso de los mismos y por nuestras emociones, se manifiesta en nuestro rostro mucho antes de que se presente una enfermedad; por tanto, si aprendemos a interpretar nuestro rostro, podemos fortalecer y mejorar nuestra salud.
Algunos rasgos del rostro, sobre todo los que indican nuestra forma de manifestarnos, son difíciles de cambiar y en realidad señalan ciertas cualidades que tenemos o aspectos que rigen nuestro comportamiento; sin embargo, cuando aprendemos a interpretar lo que esos rasgos indican, podemos fortalecer aquello que sentimos que no nos favorece mucho o que señala desequilibrio.
Pero, ¿cómo podemos equilibrar estos aspectos, incluso fortalecer nuestros órganos y nuestra salud?
Al descubrir las fortalezas y debilidades que nuestro rostro expresa, podemos elegir aquellos aspectos que queremos trabajar de nosotros mismos. Esto es hacernos conscientes de lo que queremos mejorar. Entonces podemos buscar opciones y herramientas que nos apoyen para lograr ese cambio. Dentro de las distintas filosofías chinas existe el Feng Shui, que analiza el entorno y sus efectos, además de integrar al ser humano como parte de ese entorno y asocia esos efectos con el estilo y tipo de vida de su habitante.
¿Si analizo mi rostro y analizo mi entorno, puedo cambiar mi entorno y así cambiar lo que mi rostro me indica? La respuesta es sí. El ser humano está ligado y forma parte de todo lo que sucede en el cosmos donde se mueve; si cambia ese cosmos, cambia su actitud, su manera de pensar, su modo de actuar y los resultados que obtiene. Es, simplemente, hacernos conscientes de lo inconsciente a través del conocimiento y del aprendizaje, y enfocarlo en nuestro bienestar y en el de quienes nos rodean.