¿Esclavos de la personalidad?
© Efrén Martínez Ortiz, 2021
© Editorial Planeta Colombiana S.A., 2021
Calle 73 No. 7-60, Bogotá
www.planetadelibros.com.co
Primera edición en sello Diana: octubre de 2021
ISBN 13: 978-958-42-9703-7
ISBN 10: 958-42-9702-3
Diseño de la cubierta: Paula Vargas Salazar
Departamento de diseño / Grupo Planeta
Desarrollo E-pub
Digitrans Media Services LLP
INDIA
Impreso en Colombia- Printed in Colombia
Conoce más en: https://www.planetadelibros.com.co/
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.
Introducción
En la última década del siglo pasado, cuando me estaba iniciando en el mundo de la psicología, me apasioné por el estudio de la personalidad. Entonces, sentí una gran curiosidad por las fascinantes descripciones realizadas por diversos autores. Gracias a ellas pude comprender mucho de lo que viví durante años: entendí la manera como la forma de ser de mis padres había incidido en el desarrollo de mi personalidad y cómo esta generó impactos interpersonales desde muy temprana edad, que me pasaron varias cuentas de cobro.
Fue así como me adentré en los métodos de evaluación, en las perspectivas teóricas y en las investigaciones sobre la personalidad y la salud mental y física, al igual que en la observación constante de dichos procesos in vivo.
Mi carrera como psicólogo clínico me dio la oportunidad de convivir por veinticuatro horas al día durante años con personas que intentaban transformar sus vidas y que pasaban varios meses en nuestras clínicas de internado residencial. Algunos querían salir de sus adicciones; otros enfrentaban diversas formas de ansiedad o depresión. Había quienes llegaban existencialmente desorientados.
Desde este lugar pude ver cómo muchas de las familias de los pacientes también tenían grandes inconvenientes de convivencia y cómo su personalidad se relacionaba con los conflictos de sus hijos y de sus parejas, y con su propia carga de sufrimiento.
A partir de ahí, mi equipo de trabajo y yo empezamos a desarrollar diversas formas de aproximación a los problemas psicológicos, incluyendo la personalidad como uno de los ejes; sin embargo, la historia me fue mostrando que hasta el modo de ser del psicólogo incide en su manera de relacionarse con los pacientes y, por supuesto, con sus vínculos personales. Decidimos, así, expandir nuestra comprensión hacia otros ámbitos, y encontramos que el asunto trascendía a toda la naturaleza humana e interpersonal.
Incursionamos en entornos empresariales y nos dimos cuenta de que la personalidad del líder genera los mismos impactos, y saca lo mejor o lo peor de sus colaboradores; además, que las parejas solían enredarse y crear tramas difíciles (hoy llamadas tóxicas) a partir de su manera de ser y que la crianza de los niños dependía, para bien o para mal, de la personalidad desarrollada por sus padres.
Hoy, mucho de nuestro trabajo se centra en la comprensión y la saludable evolución de los diferentes modos de ser. También, en la investigación y la evaluación de estos y en la transformación de las evidencias científicas sobre el tema, en materiales, cursos, metodologías y herramientas prácticas para que todas las personas (con o sin dificultades psicológicas) puedan acceder a formas concretas e interesantes para darle vida a su mejor versión. Nuestra apuesta es que tengan impactos interpersonales más nutritivos y benéficos en los diferentes contextos que habitan.
Este libro nace con la intención de que puedas comprender de una manera clara y profunda tu personalidad y su impacto en tu pareja, tus hijos, tus compañeros de trabajo, tus alumnos y, en general, cualquier persona con quien te relaciones. Así, podrás sacar lo mejor de quienes te rodean, y no lo peor de ellos, algo que ocurre muchas veces como fruto de nuestro autodesconocimiento.
Somos lo heredado, lo aprendido y lo decidido. No elegimos los genes con los que venimos al mundo ni los padres de crianza; tampoco, el lugar de crecimiento ni muchas circunstancias de nuestro desarrollo. No obstante, gracias a esa herencia y a esos aprendizajes que nos condicionan, podemos ejercer nuestra libertad. Si no fuera así, si no hubiese nada que nos determinara, no habría algo ante lo cual pudiésemos ejercer nuestra libertad.
La personalidad que vamos configurando es una mezcla de lo biológico, el medio ambiente y las propias decisiones. Estos son los ingredientes que construyen la biografía que nos hace ser quienes somos, que nos permiten imprimir un sello personal en todo lo que realizamos y en la manera como nos relacionamos con otros.
La personalidad se convierte en el lente a través del cual lee-mos e interpretamos la realidad, por lo que creemos más fácil en algunas cosas que en otras. Vivimos las emociones y las relaciones de una manera concordante con los filtros construidos que nos dan una identidad.
La personalidad son las historias que nos hemos creído acerca de nosotros, del mundo y de los demás. Si a partir de las experiencias y de la forma como experimentas lo que te rodea, crees que equivocarte, fracasar o errar reflejan tu insuficiencia, y que esto es lo peor que te podría pasar, o la razón por la cual los demás te quitarán el afecto, tendrás unos filtros que te harán ver como más amenazantes a ciertas personas y circunstancias. Esto te llevará a encontrar fórmulas o estrategias para lidiar con la angustia o el estrés de vivir en un mundo imperfecto, donde es imposible no fallar.
Con ese contexto, desarrollarás una forma de pensar que te ayude a preservar tal identidad. Es probable que entonces dividas el mundo entre buenos o malos, bonitos o feos, confiables o no confiables, sin matices ni degradés, con un pensamiento dicotómico que solo ve en extremos, y te convertirás en un verdadero especialista en detectar el punto negro en la sábana blanca.
Con este filtro de tu personalidad vivirás las emociones como amenazantes, pues te pueden conducir a que pierdas el control que tanto necesitas para evitar fracasar o equivocarte.
En fin, la personalidad es nuestra manera de ser en el mundo y, al mismo tiempo, de relacionarnos con él.
Somos seres relacionales; siempre estamos en correlación con algo o con alguien, y nos afectamos mutuamente para bien o para mal. Dicha afectación es más alta cuanto más sensibles somos a ciertas señales particulares que vemos como amenazantes. Esto significa que si por el camino de la vida construiste una personalidad vulnerable al rechazo, al desamor, a la insuficiencia o a la descalificación, leerás en los demás, de manera más fácil, cualquier señal verbal, no verbal, actitudinal o explícita en la que eso pueda expresarse.
Lo anterior genera en ti la puesta en marcha de una estrategia de protección que te permita sortear la situación amenazante. El asunto es que en esa reacción a veces terminas por lastimar a otros.
Si fruto de tus filtros te sientes descalificado y a lo largo de tu existencia encontraste que en la introversión o distanciándote podías manejar esas amenazas, así lo harás, aunque eso implique que quizás te conviertas en una amenaza para otros. Esos otros podrán ver desamor en esa actitud distanciada, fruto de sus sensibilidades o sus filtros. Esta situación hará que se activen en ellos sus propias reacciones o estrategias de protección, manifestadas como descalificación, que reforzarán en ti la necesidad de encerrarte o distanciarte más. Esto da como resultado un juego sin fin que termina sacando, por lo general, lo peor de los demás; es decir, destruyendo grandes amores o lesionando vínculos vitales como el que existe entre padres e hijos.