Descubre a 25 supercientíficas que cambiaron el mundo y demostraron que ¡las chicas son de ciencias!
¿Sabes cuántos descubrimientos científicos debemos a las mujeres?
Si no puedes, tranqui. Aquí tienes 25 ejemplos de supercientíficas que demuestran que las chicas y los laboratorios son una buena combinación.
¿Quién dijo que las chicas no eran de ciencias?
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i rene
Para todas las personas que no tienen miedo a mostrarse tal y como son.
Sergio
A las personas que creen que sin ciencia no hay futuro.
Núria
A las mujeres que son luz, no dejéis de brillar.
El mundo está lleno de misterios. Cosas que ignoramos, cosas que nos resultan inquietantes… Hasta que descubrimos cómo funcionan.
Desde el principio de los tiempos, tanto los hombres como las mujeres han tratado de llegar hasta el fondo de las cosas. Y no hay manera más poderosa de conseguirlo que la ciencia.
Hemos dicho hombres y mujeres, pero eso no es exactamente así, ya lo sabéis. Su curiosidad puede haber sido la misma, pero su acceso a la ciencia no ha sido igual de fácil. Y esto no es porque las chicas sean menos listas ni porque los hombres hayan tenido mayor sed de conocimiento, está claro, sino porque durante muchos muuuchos años a las mujeres no se les han dado las mismas oportunidades que a los hombres. Pensad que durante siglos (¡siglos!) a las chicas no se les permitía ni tan siquiera acceder a la educación. Empezando por ahí, imaginaos lo imposible que era que pudieran dedicarse a temas científicos y mucho menos explicar sus descubrimientos al mundo. ¿Quién las iba a escuchar? A las chicas se les decía que su misión en la vida era cuidar de la casa y de la familia. Y si querían dedicarse a otra cosa, ¿qué? Pues nada, la mayoría se tenían que aguantar.
Peeero, por suerte, el mundo está lleno de superguerreras que no se aguantan. Y todas las chicas que encontraréis en este libro se enfrentaron a todo eso, lucharon a tope contra los estereotipos, rompieron las normas que la sociedad les imponía, creyeron en ellas mismas incluso cuando el mundo entero ponía en duda sus habilidades y terminaron demostrando lo fuerte que podían petarlo en el mundo de las ciencias. 25 mujeres intrépidas, que allanaron el camino a las futuras chicas ingenieras, químicas, biólogas, matemáticas, médicas, astrónomas, físicas… y que siguen inspirando a nuestros pequeños niños y niñas geeks de hoy en día para construir todos juntos el futuro de la humanidad.
Porque, a pesar de los prejuicios y algún que otro ignorante que queda por el mundo, las chicas pueden hacer todo lo que se propongan: curar enfermedades, escribir código, hacer despegar cohetes, demostrar teorías, descubrir galaxias, construir robots, ganar premios de todo tipo… y seguir trabajando duro día tras día para desvelar todos los misterios habidos y por haber.
Así que ya lo sabéis: cada vez que alguien os diga que las chicas no son de ciencias, ponedles este libro delante de la cara, ¡BOOM! Porque si hay algo que está científicamente superdemostrado es que las chicas molan muchísimo. Y las de ciencias, elevado al cubo, claro.
Fecha y lugar de nacimiento
Siglo IV a. de C. (Atenas, Grecia).
Su mayor logro
Convertirse en médica cuando la medicina estaba prohibida para las mujeres.
Su lema
«Las mujeres somos tan buenas como los hombres.»
Cópiale
Lucha por tus sueños, aunque nadie los entienda.
Hace miles de años, las médicas ya existían. No eran animales mitológicos, no. Eran mujeres médicas, encargadas en aquel tiempo de curar a otras mujeres y, también, de ayudarlas a traer hijos al mundo. Con el paso de los años, los hombres empezaron a impedir a las chicas que ejerciesen medicina. De hecho, llegaron a prohibírselo. La razón detrás de tamaña estupidez es que los hombres creían que si daban libertad a las mujeres para ejercer la medicina, ellas podrían controlar la población escogiendo cuándo tener o no tener hijos. El problema de esta obsesión por controlar a la mujer es que tampoco se dejaba a demasiados médicos hombres que se ocuparan de ellas durante el parto, y a las mujeres tampoco les gustaba que las tocasen hombres que no fuesen sus maridos, así que muchas mujeres morían cuando daban a luz.
Pero en el siglo IV antes de Cristo, nació en Atenas una chica llamada Agnodice que soñaba con convertirse en una gran médica y salvar las vidas de las mujeres y sus bebés. Cuando se lo dijo a su padre, a este le entró el miedo: si las mujeres tenían prohibido ejercer la medicina os podéis imaginar que tampoco podían estudiarla. Pero el padre de Agnodice creía en su hija, que era una valiente, y la apoyó cuando esta decidió liarse la manta a la cabeza e irse a Alejandría a estudiar… Juntos trazaron un plan para que nadie se lo pudiese impedir: Agnodice se cortó el pelo y se vistió como un chico para que la aceptasen en la universidad.
En Alejandría, nuestra Agnodice disfrazada de chico pudo estudiar con el prestigioso médico griego Herófilo. Al poco tiempo, destacaría como su estudiante más brillante, sacando la nota más alta en el examen de medicina y convirtiéndose así en médica, ginecóloga y comadrona. Al volver a Atenas se encontró una mujer que se había puesto de parto en plena calle y, al querer ayudarla, esta se asustó mucho, ya que no quería que ningún hombre la tocase. Así que Agnodice se descubrió y le demostró que en realidad era una chica. La mujer aceptó su ayuda para poder traer a su hijo al mundo sano y salvo. Esta mujer quedó tan agradecida que le habló de Agnodice a todas sus amigas, quienes le guardaron el secreto, pues ya solo querían ser tratadas de sus problemas médicos por ella. Al fin y al cabo, ¿quién podía conocer mejor el cuerpo de una mujer que otra mujer?
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