PRÓLOGO A LA TRADUCCIÓN EN ESPAÑOL
Han pasado más de treinta años desde la primera edición de la Biblia Satánica en enero de 1970, y si bien fue un libro especialmente revolucionario para su tiempo, los cambios que ha sufrido el mundo desde entonces le han quitado a este libro algo de su valor contestatario, aunque hoy en día aún sea difícil ignorar la validez de lo que se haya escrito en él.
El núcleo de la Biblia Satánica se haya compuesto de una serie de ensayos que originalmente estaban dirigidos al público general, y que se repartían semanalmente durante las conferencias públicas que se llevaban a cabo en la sede la Iglesia de Satán, en un conjunto de siete hojas, cada una de un color del arco iris, muy acorde con la ciudad —San Francisco— y el ambiente liberal de la época.
A pesar de su título, la Biblia Satánica no era un texto autorizado ni certificado por el Príncipe de las Tinieblas, sino un compendio de los principios y prácticas promulgadas por LaVey. Para el lector avezado, resulta evidente desde un principio que este libro no fue escrito para Satanistas, sino para una audiencia esencialmente Cristiana; básicamente una suerte de folleto propagandístico editado en edición rústica como parte de una hábil estrategia publicitaria para llegar a las masas, y para beneficio personal de su autor. El objetivo del libro era —y aún es— aclararle, a quienes no sepan, lo que es el Satanismo —es decir, no es Revelación ni Escritura de ningún tipo; de hecho, no resiste el mínimo análisis histórico.
La Biblia Satánica está compuesta por dos secciones de escritos, distintas entre sí: los que articulan la filosofía del Satanismo (el «Libro de Satán» y el «Libro de Lucifer») y los que dan instrucciones para la práctica de la Magia Satánica (el «Libro de Belial» y el «Libro de Leviatán»).
Hoy en día es bien conocido que LaVey no escribió el «Libro de Satán» de la Biblia Satánica, ni mucho menos las Claves o Llaves Enoquianas, pero sí redactó la colección de ensayos que conforman el «Libro de Lucifer» así como las instrucciones para las ceremonias mágicas y religiosas del «Libro de Belial». Los nombres de los cuatro «libros» fueron tomados de un antiguo grimorio, La Magia Sagrada de Abra-Melin el Mago, en el cual Satán, Lucifer, Belial y Leviatán son identificados como «los Cuatro Príncipes de la Corona del Infierno».
La primera parte de La Biblia Satánica —«El Libro de Satán»— es, probablemente, la que tiene más atractivo para el lector Cristiano, ya que está escrita de manera bastante agresiva. (Como todos sabemos, los Cristianos lo saben todo sobre rabia reprimida; tal es su estado permanente). En realidad, «El Libro de Satán» es una adaptación de un libelo de finales del siglo XIX llamado El Poder Tiene la Razón —Might Is Right en el idioma original— cuya autoría se ha atribuido a un activista político, periodista y escritor neozelandés llamado Arthur Desmond, quien se distinguió por su violento anticlericalismo, por defender los sindicatos obreros y por luchar en el congreso de su país por los derechos de los trabajadores.
Para un ocultista que se tome las cosas demasiado en serio, los rituales descritos en la Biblia Satánica pueden parecer ridículos. Sin embargo, los rituales tienen una función doble: sirven como psicodrama, como catártico, o bien como una fiesta de cumpleaños, donde pasas un buen rato, y gastas tu tiempo de una manera agradable; todo depende de la actividad desarrollada por el celebrante, y el objetivo que se tenga en mente.
A pesar del prefacio donde el autor advierte contra los «falsos profetas» que terminan por transformar al aspirante a mago en un tonto que desperdicia su tiempo arrojando moneditas al aire, la Biblia Satánica contiene muy poco de las filosofías que siempre fueron consideradas «peligrosas»; filosofías que trascienden el dualismo esquizoide que caracteriza a las religiones de salvadores, filosofías de la carne —las así llamadas Doctrinas Oscuras.
La manera como está redactada la Biblia Satánica atrae particularmente a cierto grupo de personas. Dichas personas son del tipo de gente que acabo de describir. Puede que algunas de estas personas tengan ciertas capacidades intelectuales, pero son tan estúpidas que, cuando LaVey declaró que el Satanismo se basaba en la complacencia en lugar de la abstinencia, este tuvo que explicarles que el exceso de complacencia no era complacencia, sino compulsión. Básicamente, fue un libro dirigido a personas reprimidas, a Cristianos renegados que habían perdido la batalla por sus mentes.
Si bien los argumentos manejados en este libro son de puro sentido común, en parte extraídos de conceptos ya existentes, la excelencia del libro radica en la integración de los mismos en un código de vida significativo para el individuo promedio —no únicamente para los ocultistas o filósofos de alto nivel académico.
¿Qué es el Satanismo, una filosofía, o una ideología? Una filosofía requiere de un razonamiento preciso y sofisticado de parte del filósofo. Una ideología no es otra cosa que una simple declaración de mecanismos y metas que lo único que requieren es creencia ciega y entusiasmo emocional por parte de sus adherentes.
Salvo por la influencia de unos cuantos filósofos en su nivel más básico, las religiones convencionales son ideologías vestidas de seda. A diferencia de sus equivalentes políticos, no se molestan en tratar de racionalizar o justificar sus pronunciamientos o prescripciones, ya que sostienen que provienen de una autoridad divina, por tanto más allá del alcance de los pobres mortales.
Aunque expone dicho fraude, la Biblia Satánica, al revestirse de la autoridad sobrenatural del Príncipe de las Tinieblas y sus demonios, bebe del mismo manantial que dichas religiones. Si no fuera por éste elemento, la Biblia Satánica sólo sería un tratado social obra de Anton LaVey —no ya Sumo Sacerdote de Satán, sino uno más entre tantos cínicos de la contracultura de los años 60's.
A pesar de lo atropellada que fue su redacción y composición, podemos considerar que, en su totalidad, la Biblia Satánica no es un escrito argumentativo, sino inspirado. De allí su importancia no tanto por su contenido, sino por su misma existencia. Los grandes libros de la historia han compartido esta característica: que existieron, y que esta existencia, en sí misma, catalizó reaprehensiones dramáticas del potencial humano.
La presente traducción al castellano de La Biblia Satánica ha sido hecha de la manera más esmerada posible, atendiendo cada detalle, realizando una investigación exhaustiva de las circunstancias que rodearon a la Iglesia de Satán durante sus primeros años de existencia, y los conceptos que manejaba la organización en aquél entonces. Se han consultado numerosas referencias, casi siempre de primera mano, de modo que, a pesar de la traducción, se conserven intactos la fluidez y estilo originales del libro, de modo que su contenido sea asimilado por todo tipo de público. Las notas al pie de página serán de gran ayuda para hacer la lectura mucho más completa.
Así mismo, los editores han incluido varios textos que no se encuentran en la edición original, pero que pueden ayudar al lector a comprender ciertos pasajes oscuros del texto. La Página de Dedicatorias sólo apareció en las primeras ediciones de la Biblia Satánica, y fue suprimida por la editorial a finales de la década de 1980, por razones desconocidas para nosotros. La Introducción presente en este volumen es obra de Michael A. Aquino, Ph.D. quien fuera parte de la Administración de la Iglesia de Satán desde 1969 hasta 1975, y que escribió esta introducción para la edición en tapa dura que de la Biblia Satánica publicó la editorial University Press en 1972, misma que fuera incluida en las ediciones en rústica hechas por Avon Books desde 1972 hasta 1976. El