Javier Fernández Panadero
Experimentos
para entender el mundo
La ciencia para todos
Javier Fernández Panadero, Experimentos para entender el mundo
Primera edición digital: septiembre de 2016
ISBN epub: 978-84-8393-567-5
© Del texto: Javier Fernández Panadero, 2015
© De la fotografía de cubierta: Zebra Audiovisual, 2015
© Del diseño de cubierta: www.koonkoko.com, 2015
© De esta portada, maqueta y edición: Editorial Páginas de Espuma, S. L., 2016
Voces / Ensayo 179
Nuestro fondo editorial en www.paginasdeespuma.com
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright .
Páginas de Espuma
Madera 3, 1.º izquierda
28004 Madrid
Teléfono: 91 522 72 51
Correo electrónico: info@paginasdeespuma.com
Si deseas realizar cualquier consulta o sugerencia,
te invitamos a escribir al autor a
javierfpanadero@yahoo.com
twitter.com/#!/javierfpanadero
o consultar su blog
lacienciaparatodos.wordpress.com/
A mi querida hermana Mari, luz de bondad y sabiduría para el mundo
Por el pasado que nos une y el futuro que nos espera
A todos los que aprendieron algo de mí
y a todos los que me enseñaron.
Al Bien tras el velo
Introducción
La base de la Ciencia es la experimentación.
No importan las opiniones, las tradiciones, quién ha dicho qué… Serán los experimentos los que decidan qué es cierto y qué no lo es.
Descartaremos modelos o ideas que nos gusten mucho si no están de acuerdo con los experimentos y tendremos que aceptar modelos que nos gusten menos o vayan en contra de nuestro «sentido común» si son los que mejor explican los hechos comprobados.
Así de duro y así de maravilloso. Somos libres para investigar el mundo, no dependemos de nadie, sólo tenemos que hacerle nuestras preguntas a la Naturaleza, en forma de experimentos, y ella estará encantada de contestarnos.
Tampoco hay que olvidar que la Ciencia no trata sobre lo que ocurre en un laboratorio o en una pizarra, la Ciencia trata de explicar cómo funciona el mundo en el que tú vives, el mismísimo cuerpo en el que habitas. Un laboratorio es un cachito del mundo donde podemos controlar mejor las condiciones del experimento, pero nuestro objetivo es comprender el mundo, tu mundo.
En muchos libros encontrarás preguntas y respuestas pero, de alguna forma, te «obligamos» a que nos creas, a que confíes en que algún científico ha comprobado experimentalmente que esa respuesta es la correcta.
En otros libros encontrarás experimentos, efectos curiosos y luego te explicarán por qué ocurre tal o cual cosa, pero a veces podemos caer en el error de pensar que sólo son eso, curiosidades.
Aquí será diferente.
Aquí nos preguntaremos por qué ocurre eso que contemplas todos los días (por qué el cielo es azul, por ejemplo) y después te propondremos un experimento para que tú mismo seas el que compruebe que eso es cierto. Serás tú quien haga Ciencia.
Porque, querido lector, eso es la Ciencia: Experimentos para entender el mundo.
En cada experimento, encontrarás un código QR. Si no conoces cómo funcionan, es muy sencillo, con cualquier smart
phone y una aplicación gratuita (es posible que ya la tengas instalada de fábrica) escanea el código y en tu móvil aparecerá un vídeo en el que me verás haciendo el experimento, allí mismo, donde quiera que estés leyendo el libro.
También puedes acceder a los vídeos a través del vínculo que aparece después de las Palabras clave que se encuentran al final de cada experimento.
Ya no te quedan excusas para conocer la realidad por ti mismo, remángate y manos a la obra.
Algunos de los experimentos usan objetos calientes o cortantes que pueden ser peligrosos, así que, aunque lo volveremos a decir en cada experimento, DEBEN HACERSE BAJO LA SUPERVISIÓN DE UN ADULTO RESPONSABLE y, si no encuentras un espécimen así (quedan pocos), pues vale que sea «tu padre, tu madre o tu tutor legal».
Advertencia para adultos
La mayoría de los experimentos que contienen este libro son inocuos. No obstante, hemos incorporado a los experimentos una valoración según el cuidado y la atención que los adultos deben tener con los lectores más pequeños. La puntuación va del uno al tres y en todos los casos los niños deben estar acompañados, no sólo por la seguridad, sino también porque el aprendizaje en compañía es más sencillo, enriquecedor y divertido. ¡Que disfrutéis!
Agradecimientos
Una vez más mi agradecimiento a toda la gente de la que aprendí estas cosas: profesores, compañeros, escritores, blogueros… de ayer y de hoy. Imposible mencionarlos a todos, pero muchas gracias por ser mis maestros. Espero que aquí pueda retribuiros a cada uno con algo que no conozca.
También agradezco por sugerir su escritura, a la vez que dedico este libro, a tantos compañeros profesores de ciencias en todos los niveles que buscan experimentos bellos, sorprendentes o divertidos, pero que les sirvan para que sus alumnos comprendan la realidad y desarrollen la mirada científica al mundo y el gusto por la experimentación. Algunos me dijeron que buscaban un libro así y espero que lo encuentren en este.
Como lo más importante es el Amor, vaya todo mi amor y mi gratitud a aquellos que me queréis y me acompañáis en la vida; os ofrezco también mi compañía y mi amor en el tiempo que se me conceda.
Finalmente, a mi padre Manuel, que además de traerme al mundo y cuidarme hasta que ha tenido que partir, me enseñó muchas cosas bellas y buenas, entre ellas, el gusto por el conocimiento y el estudio, cuyos frutos comparto ahora con vosotros, lo que hace que también sea en parte su regalo.
1
¿Por qué el cielo es azul?
Como homenaje a mi primer libro, iniciamos con la pregunta que sirvió de arranque a mi aventura en el mundo del libro.
De noche o en el espacio el cielo se ve negro, así que es fácil el color azul que tenga que ver con las dos cosas que perdemos en esas situaciones: la luz del sol y la atmósfera.
Por otra parte, seguro que habéis visto brillar motas de polvo en un rayo de luz dentro de una habitación en penumbra: esto es porque la mota de polvo dispersa la luz que choca con ella, la luz blanca. Si redujéramos el tamaño de los centros dispersores (la mota, en este caso), los distintos colores de los que está compuesta la luz blanca (rojo, naranja… violeta) se dispersarían de forma diferente. Los colores de frecuencia más alta (azul y violeta) se dispersan mucho más que los de frecuencia más baja (rojo y naranja).
En la atmósfera, las moléculas del aire actúan como centros dispersores y son suficientemente pequeñas para producir esa dispersión selectiva. Según esto deberíamos ver el cielo violeta, pero como la componente violeta de la luz del sol no es muy intensa y nuestros ojos tampoco son muy eficientes viendo ese color, resulta que percibimos el cielo azul, para el que hay más intensidad dispersada y vemos mejor.
Por último, hay que decir que cuando la luz del sol recorre mucho camino en la atmósfera hasta llegar a nuestros ojos (en el atardecer o amanecer) la componente azul se va dispersando más y más, de forma que la luz que nos llegaba directa del Sol al mediodía con tono amarillo, al perder el azul en mayor cantidad, la vamos a ver roja.
Hagamos el experimento.
Coge un recipiente transparente y llénalo de agua.
Añade algunas gotas de leche. Esas partículas actuarán como centros dispersores de la luz.
Página siguiente