Prólogo,
por Warren E. Buffett
Hay cuatro libros de mi nutrida biblioteca por los que siento una especial predilección, y todos ellos fueron escritos hace más de cincuenta años. No obstante, seguirían teniendo un enorme valor para mí si los leyera hoy por vez primera; la sabiduría que albergan perdura en sus amarillentas páginas.
Dos de estos libros son primeras ediciones de La riqueza de las naciones (1776), de Adam Smith, y El inversor inteligente (1949) de Benjamin Graham. El tercero es, precisamente, una copia original de este libro, Security Analysis de Graham y Dodd. Estudié con este libro cuando era alumno de la universidad de Columbia en 1950 y 1951 y tuve la suerte de tener a Ben Graham y a Dave Dodd como profesores. Estos dos hombres y su libro Security Analysis cambiaron mi vida.
Desde un punto de vista práctico, lo que aprendí por aquel entonces se convirtió luego en el fundamento sobre el cual se cimentaron todas mis decisiones comerciales y de inversión. Antes de conocer a Ben y a Dave, sentía ya una cierta fascinación por el mercado de valores. Antes de comprar mis primeras acciones a la edad de once años —tardé ese tiempo en reunir los 115 dólares necesarios para realizar la adquisición— había leído todos los libros de la biblioteca pública de Omaha que estaban relacionados con la inversión en Bolsa y descubrí que muchos de ellos eran fascinantes e interesantes, pero que ninguno me resultaba realmente de utilidad.
Sin embargo, mi odisea intelectual terminó cuando conocí a Ben y a Dave, primero a través de sus escritos y luego personalmente. Ellos diseñaron una hoja de ruta para inversiones que he estado siguiendo a lo largo de cincuenta y siete años. No he tenido motivos para buscar otro.
Pero más allá de las ideas que Ben y Dave me proporcionaron, estuvo la amistad, el estímulo y la confianza que irradiaron en mí. No les interesaba lo más mínimo lo que un joven estudiante pudiera darles a cambio, simplemente querían brindarme toda la ayuda que estaba a su alcance. Esto es, probablemente, lo que más admiro de estos dos autores. Estaba escrito, desde que nacieron, que serían hombres brillantes; pero ellos, además, eligieron ser amables y generosos.
Los misántropos se habrían sentido confundidos por su conducta. Ben y Dave enseñaron, literalmente, a miles de potenciales competidores, jóvenes que, como yo, estaban dispuestos a comprar valores en oferta o a involucrarse en transacciones de arbitraje, compitiendo directamente con la Graham-Newman Corporation, la compañía de inversiones de Ben. Y más aún, Ben y Dave solían exponer textos y ejemplos actuales de compañías inversoras en sus clases, por lo que, de hecho, hacían prácticamente el trabajo por nosotros. El modo en que se comportaban me dejó una profunda impresión —como en muchos de mis compañeros de clase— al igual que sus ideas. Nos enseñaron no solo cómo invertir con sensatez, sino a vivir sensatamente.
El ejemplar de Security Analysis que guardo en mi biblioteca y que utilicé cuando estudiaba en la Universidad de Columbia es el de la edición de 1940. Estoy seguro de que lo he leído por lo menos cuatro veces por lo que, es obvio, que para mí es un libro especial.
Ahora fijémonos, sin embargo, en el cuarto libro que acabo de mencionar, que para mí tiene un valor inestimable. En el año 2000, Barbara Dodd Anderson, la única hija de Dave, me dio el ejemplar de Security Analysis que tenía su padre. Se trata de una edición de 1934 y tiene cientos de notas en los márgenes. Fueron anotadas por Dave mientras preparaba la publicación de la edición revisada de 1940. Ningún regalo ha significado tanto para mí.
Prólogo a la sexta edición, por Seth A. Klarman
La eterna sabiduría de Graham y Dodd
Setenta y cinco años después de que Benjamin Graham y David Dodd escribieran Security Analysis, un número considerable de inversores en Bolsa se sienten en deuda con ellos. Graham y David fueron dos pensadores diligentes e inusualmente perspicaces que trataron de poner orden a la inhóspita selva financiera de su tiempo. Encendieron una llama que ha iluminado el camino de los inversores en valores desde entonces. Actualmente, Security Analysis sigue siendo una inestimable «hoja de ruta» para los inversores que navegan por esos mercados financieros impredecibles, a menudo volátiles, y a veces traicioneros. Se suele decir que Security Analysis es «la Biblia de la inversión en valores» por ser un texto sumamente completo, minucioso y colmado de la sabiduría de la época. A pesar de que muchos de los ejemplos han quedado obsoletos, las lecciones que pueden extraerse de ellos son perennes. Si bien en ocasiones la prosa puede parecer seca, los lectores descubrirán ideas valiosas en prácticamente cada página. Es cierto que los mercados financieros han evolucionado enormemente desde 1934, pero el enfoque de Graham y Dodd sobre la inversión sigue siendo, hoy en día, de una extraordinaria aplicabilidad.
La inversión en valores actual, como en la época de Graham y Dodd, es comprar títulos o activos financieros por menos de lo que valen, es decir, el famoso dólar a cincuenta centavos. Invertir en valores de precio reducido ofrece un «margen de seguridad», un espacio para el error, la imprecisión, la mala suerte, o las vicisitudes de la economía y el mercado de valores. Pese a que algunos podrían considerar erróneamente que la inversión en valores es una herramienta mecánica para identificar oportunidades, en realidad se trata de una filosofía de inversión que hace hincapié en la necesidad de llevar a cabo un análisis profundo, perseguir resultados a largo plazo, limitar el riesgo, y resistirse a la psicología de masas.