Índice
Guide
Australia
HarperCollins Publishers Australia Pty. Ltd.
Level 13, 201 Elizabeth Street
Sydney, NSW 2000, Australia
www.harpercollins.com.au
Canada
HarperCollins Publishers Ltd
Bay Adelaide Centre, East Tower
22 Adelaide Street West, 41st Floor
Toronto, Ontario, Canada
M5H 4E3
www.harpercollins.ca
India
HarperCollins India
A 75, Sector 57
Noida
Uttar Pradesh 201 301
www.harpercollins.co.in
New Zealand
HarperCollins Publishers New Zealand
Unit D1, 63 Apollo Drive
Rosedale 0632
Auckland, New Zealand
www.harpercollins.co.nz
United Kingdom
HarperCollins Publishers Ltd.
1 London Bridge Street
London SE1 9GF, UK
www.harpercollins.co.uk
United States
HarperCollins Publishers Inc.
195 Broadway
New York, NY 10007
www.harpercollins.com
A través de los diversos azares, a través de todas las vicisitudes, cubrimos nuestro camino...
Eneida
Publicado por HarperCollins Publishers, Nueva York. © 2019, edición HarperCollins Español, Estados Unidos de América.
EL INVERSOR INTELIGENTE . © 2003 por Benjamin Graham. Todos los derechos reservados están bajo las Convenciones Internacionales y Panamericanas del Derecho del Autor. Al pagar las tarifas requeridas, se le ha otorgado el derecho no exclusivo e intransferible de acceder y leer el texto de este libro electrónico en pantalla. Ninguna parte de este texto se puede reproducir, transmitir, descargar, descompilar, realizar en ingeniería inversa, o almacenar o introducir en ningún sistema de almacenamiento y recuperación de información, de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea electrónico o mecánico, ahora conocido o inventado a continuación, sin el permiso expreso por escrito de los libros electrónicos de HarperCollins.
© Publicado en acuerdo con HarperBusiness, un sello de HarperCollins Publishers.
© 1949 por Benjamin Graham; Prólogo
© 2006 por John C. Bogle (ed. HarperBusiness) Cuarta edición revisada
© 1973 por Harper & Row, Publishers, Inc.
Copyright edición revisada © 1973 Benjamin Graham. Nuevo material: Copyright 2003 por Jason Sweig.
© 2007 Ediciones Deusto
Planeta DeAgostini Profesional y Formación, S.L.
Avda. Diagonal, 662-664
08034 Barcelona
Diseño de cubierta: Nancy Singer Olaguera
Traducción: Idoia Bengoechea
Edición digital FEBRERO 2019 ISBN: 978-1-41859-993-5
Versión 02092019
Impresión ISBN: 978-1-41859-994-2
Índice
Leí la primera edición de este libro a principios de 1950, cuando tenía diecinueve años. En aquel momento pensé que era, con gran diferencia, el mejor libro sobre inversión que se había escrito en toda la historia. Sigo pensando lo mismo.
Para invertir con éxito durante toda la vida no es necesario un coeficiente intelectual estratosférico, un conocimiento empresarial extraordinario ni información privilegiada. Lo que hace falta es una infraestructura intelectual que permita adoptar decisiones y la capacidad de evitar que las emociones deterioren esa infraestructura. Este libro establece de manera precisa y clara la infraestructura que hace falta. A usted le corresponde aportar la disciplina emocional.
Si sigue los principios de comportamiento y de negocio que propone Graham, y si presta especial atención a los valiosísimos consejos contenidos en los , sus inversiones no rendirán frutos decepcionantes. (Eso tiene más mérito de lo que pueda creer usted). El que consiga resultados extraordinarios o no dependerá del esfuerzo y el intelecto que aplique a sus inversiones, así como de las oscilaciones provocadas por la irracionalidad del mercado que se produzcan durante su carrera de inversión. Cuanto más irracional sea el comportamiento del mercado, más oportunidades tendrá el inversor que se comporte de manera profesional. Siga las indicaciones de Graham y se beneficiará de la irracionalidad, en lugar de ser víctima de ella.
Para mí, Ben Graham fue mucho más que un autor o un profesor. Él influyó en mi vida mucho más que cualquier otra persona, salvo mi padre. Poco después del fallecimiento de Ben en 1976, escribí el siguiente obituario breve sobre él en el Financial Analysts Journal. A medida que avancen en la lectura del libro, creo que percibirán alguno de los rasgos que menciono en este homenaje.
BENJAMIN GRAHAM
1894 – 1976
Hace varios años Ben Graham, que en aquella época tenía casi 80 años de edad, manifestó a un amigo la idea de que esperaba hacer todos los días «algo alocado, algo creativo y algo generoso».
La inclusión de ese primer objetivo caprichoso reflejaba su gran habilidad para expresar las ideas de una manera en la que no tienen cabida la exageración, el afán de dar lecciones o el engreimiento. Aunque sus ideas tenían un gran potencial, su forma de expresarlas era indefectiblemente amable.
A los lectores de esta revista no les hace falta que me explaye sobre los logros que obtuvo desde el punto de vista de la creatividad. Es muy frecuente que el fundador de una disciplina vea eclipsado su trabajo por el de sus sucesores en un plazo relativamente breve. Sin embargo, cuarenta años después de la publicación del libro que aportó estructura y razonamiento lógico a una actividad desordenada y confusa, resulta difícil destacar posibles candidatos incluso para el puesto de segundo clasificado en el terreno del análisis de valores. En un terreno en el que buena parte de las teorías parecen insensateces pocas semanas o meses después de su publicación, los principios de Ben han conservado su firmeza y sensatez, y su valor frecuentemente ha aumentado y se ha podido comprender mejor tras las tormentas financieras que han echado por tierra otras estructuras intelectuales más endebles. Su consejo de sensatez aportó incesantes recompensas a sus seguidores, incluso a aquellos que contaban con capacidades naturales inferiores a las de los profesionales mejor dotados que fracasaron al seguir a quienes abogaban por la brillantez o la moda.
Un aspecto muy destacable del dominio ejercido por Ben en su terreno profesional fue que consiguió ejercer dicho dominio sin por ello tener que reducir su campo de actividad intelectual, ni concentrar todo su esfuerzo en un único objetivo. Al contrario, su dominio fue más bien un producto secundario de un intelecto cuya amplitud prácticamente escapaba a cualquier intento de definición. Indiscutiblemente, nunca he conocido a ninguna persona que tuviese una mente de semejante calibre. Memoria prácticamente absoluta, fascinación incesante por el nuevo conocimiento y una asombrosa capacidad para reformular ese nuevo conocimiento de una manera que permitiese aplicarlo a problemas aparentemente inconexos; esos son los rasgos que hacían que entrar en contacto con su pensamiento, en cualquier terreno, fuese una delicia.
No obstante, su tercer imperativo, la generosidad, fue el terreno en el que tuvo más éxito que en ningún otro. Para mí Ben era mi profesor, mi empresario y mi amigo. En cada una de esas facetas, al igual que con todos sus estudiantes, empleados y amigos, hizo gala de una generosidad absoluta, sin fin, sin llevar la cuenta, en el terreno de las ideas, el tiempo y el espíritu. Cuando hacía falta claridad de pensamiento, no había mejor sitio al que acudir. Cuando se necesitaba asesoramiento o una palabra de ánimo, Ben siempre estaba allí.
Walter Lippmann habló en una ocasión de los hombres que plantan árboles bajo los cuales se sientan otros hombres. Ben Graham era uno de esos hombres.