BREVIARIOS
del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
John Dewey
Naturaleza humana
y conducta
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL
Traducción de
Rafael Castillo Dibildox
Primera edición en inglés, 1922
Primera edición de The Modern Library, 1930
Primera edición en español, 1964
Segunda edición, 2014
Primera edición electrónica, 2014
Título original: Human Nature and Conduct. Introduction
to Social Psychology
© 1922, Henry Holt and Company, Nueva York
D. R. © 1964, 2014, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-2667-7 (mobi)
Hecho en México - Made in Mexico
ÍNDICE
PRÓLOGO A LA EDICIÓN DE
THE MODERN LIBRARY
En la literatura inglesa del siglo XVIII se daba a la palabra “moral” un significado muy amplio en el que se incluían todos los asuntos de carácter particularmente humano, todas las disciplinas sociales en lo que respecta a su íntima conexión con la vida del hombre y a su influencia en los intereses de la humanidad. Las páginas siguientes intentan ser una contribución a la moral, así concebida, desde un solo punto de vista, que es el de la estructura y funcionamiento de la naturaleza humana, el de la psicología en el sentido más amplio de este término.
Si no fuera por una razón, podría decirse que este volumen pretende continuar la tradición de David Hume. Sin embargo, de acuerdo con la forma en que, por lo general, se interpreta a Hume, se le considera simplemente como un escritor que llevó el escepticismo filosófico hasta el límite; pero, aun cuando en las obras de Hume hay motivo suficiente para calificarlo así, esta consideración es unilateral. Nadie puede leer las observaciones preliminares que hace en el prefacio de sus dos obras filosóficas principales sin comprender que tenía también un propósito constructivo. Las controversias locales y temporales propias del periodo en que escribió contribuyeron, en grado considerable, a destacar en forma excesiva la significación escéptica de sus conclusiones. Estaba tan deseoso de oponerse a ciertos puntos de vista muy generalizados e influyentes por aquellos días, que su propósito original se iba empañando y fue quedando semioculto a medida que avanzaba. En un periodo en que esos otros puntos de vista hubieran carecido de importancia, sus teorías podrían haber tomado un curso más afortunado.
Su idea constructiva es que el conocimiento de la naturaleza humana nos proporciona un mapa o carta de todos los asuntos sociales y humanos y que, una vez en posesión de esta carta, podemos encaminar nuestros pasos de manera inteligente por entre todas las complejidades de los fenómenos de la economía, de la política, de las creencias religiosas, etc. A decir verdad, Hume fue aún más allá y sostuvo que la naturaleza humana nos da también la clave de las ciencias del mundo físico, ya que, después de todo, dichas ciencias son asimismo productos de la labor del entendimiento humano. Es 9
posible que Hume, en su entusiasmo por desarrollar una nueva idea la haya llevado demasiado lejos; pero hay, en mi concepto, un elemento indestructible de verdad en sus enseñanzas. La naturaleza humana es cuando menos un factor que contribuye a la forma que aun la ciencia natural toma, aunque no pueda darnos la clave de su contenido en el grado en que Hume suponía.
En las materias sociales, sin embargo, pisaba un terreno más firme. En ellas estamos, por lo menos, frente a hechos en los que la naturaleza humana es el verdadero centro y necesitamos el conocimiento de la misma para orientarnos en el complicado escenario. Si Hume se equivocó en la manera de usar su clave fue debido a que omitió observar la reacción que las instituciones y condiciones sociales producen en las diversas formas en que la naturaleza humana se manifiesta. Observó el papel desempeñado por la estructura y funcionamiento de nuestra naturaleza común en la conformación de la vida social. Pero fue incapaz de observar con igual claridad la influencia refleja de esta última sobre la forma que la plástica naturaleza humana adopta en función del medio social que la rodea.
Hizo resaltar la importancia del hábito y la costumbre, pero no tuvo en cuenta que la costumbre es en esencia un producto de la vida en sociedad cuya fuerza es predominante en la formación de los hábitos de las personas.
Al señalar esta relativa omisión, sólo queremos indicar que pensó y escribió antes de la aparición de la antropología y de las ciencias afines, ya que en su época se tenían pocos indicios de la penetrante y poderosa influencia de lo que los antropólogos llaman cultura en la conformación de las manifestaciones concretas de toda naturaleza humana sujeta a dicha influencia. Fue un gran logro el insistir en la uniformidad de funcionamiento de una estructura humana común entre la diversidad de condiciones e instituciones sociales. Lo que el aumento del saber logrado a partir de aquellos días nos permite decir es que esta diversidad actúa en forma tal que origina diferentes actitudes y disposiciones en el juego de factores humanos que, en última instancia, son idénticos.
No es fácil mantener el equilibrio entre los dos aspectos de la cuestión. Siempre existirán dos escuelas, una que hace resaltar la importancia de la naturaleza humana original e innata, y otra que sea partidaria de la influencia del medio ambiente social. Aun en la antropología, hay quienes retrotraen los fenómenos sociales hasta los procesos de difusión; quienes, al encontrar creencias e instituciones comunes en diferentes partes del mundo, suponen que hubo algún contacto y asociación previos, por medio de los cuales se verificó un intercambio entre ellas. Hay, por el contrario, quienes prefieren basarse en la identidad de la naturaleza humana en todo tiempo y lugar e interpretan los fenómenos culturales a base de esta unidad esencial. Al empezar a escribir este libro, había, especialmente entre los psicólogos, la tendencia a insistir en el concepto de una naturaleza humana innata, no afectada por influencias sociales, y a explicar los fenómenos sociales en relación con rasgos de naturaleza original llamados “instintos”. A 10
partir de esa fecha (1922), el péndulo ha oscilado sin duda en sentido contrario. Ahora se reconoce más la importancia de la cultura como medio formativo. Tal vez la tendencia que prevalece hoy en día en muchos sectores es la de pasar inadvertida la identidad básica de la naturaleza humana en sus diferentes manifestaciones.
En todo caso, persiste la dificultad de obtener y conservar el equilibrio entre la naturaleza humana intrínseca, por una parte, y las costumbres e instituciones sociales, por la otra. Habrá sin duda muchas deficiencias en las páginas que siguen, pero deben interpretarse sólo como un esfuerzo por mantener en equilibrio ambas fuerzas. Espero haber destacado en forma debida la influencia que ejercen los hábitos y tendencias culturales sobre la diversificación de las formas adoptadas por la naturaleza humana.
Página siguiente