House of Cards y la filosofía
La República de Underwood
William Irwin
J. Edward Hackett
Traducción de
Rosa Sanz y Julia Alquézar
HOUSE OF CARDS Y LA FILOSOFÍA
LA REPÚBLICA DE UNDERWOOD
William Irwin y J. Edward Hackett
¿Qué tienen en común Sócrates, Platón y Frank Underwood?
¿Sobrestimamos la democracia? ¿El poder corrompe? ¿O es que los corruptos ansían el poder? ¿Las grandes empresas mueven los hilos de los políticos? ¿Puede la política cumplir con las promesas de justicia y libertad? ¿Por qué Frank Underwood habla directamente a cámara?
En House of Cards se representan nuestros peores temores acerca de la política de hoy en día. Lo podemos amar o bien odiar, pero lo cierto es que Frank Underwood ha trazado una carrera meteórica inimitable en Washington. Él y sus cohortes han establecido las relaciones más oscuras dentro de los pasillos relucientes de las veneradas instituciones políticas estadounidenses.
A partir de la ética política y empresarial, las relaciones raciales, el pragmatismo implacable y los medios de comunicación, este libro aborda una sucesión de cuestiones importantes no solo para entender una serie de culto como House of Cards , sino también para poder comprender nuestra sociedad y los entresijos de la política actual.
ACERCA DE LOS AUTORES
William Irwin es profesor en el King’s College de Pensilvania. Irwin aunó filosofía y cultura popular con el libro Seinfeld y la filosofía , en 1999, al que siguieron muchos otros, como Sons of Anarchy y la filosofía y Star Wars y la filosofía , publicada en la colección Vamos en serie de Roca Editorial en 2016.
J. Edward Hackett es profesor en la Universidad de Akron así como profesor asociado en la Kent State University y la John Carroll University. Es especialista en fenomenología y en teoría ética, pragmatismo y ética analítica.
ACERCA DE LA OBRA
«Uno de los mejores libros que he leído este año. Estos 24 ensayos realmente captan lo que hay tras la aleccionadora cortina filosófica de House of Cards . Realmente recomiendo este libro a los fans mundiales de la serie y de nuestro maquiavélico héroe Frank Underwood.»
I NA C AWL , EN G OOD R EADS
Índice
Introducción:
Introducción
Ante un castillo de naipes
L a primera vez que vemos a Frank Underwood, un perro gime mientras él se dispone a acabar con su sufrimiento. La cara del senador adquiere una expresión siniestra y malvada cuando, dirigiéndose a nosotros, afirma que no tiene «paciencia con las cosas inútiles». A partir de ese momento, la oscuridad visceral de House of Cards nos arrastra con ella.
Cuando se sienta por primera vez en el local de Freddy, Frank se relame presto a devorar un costillar. El mensaje está claro: Underwood es un león, y los demás políticos los corderos de los que se nutre. El maquiavélico senador elimina a sus enemigos a diestro y siniestro con un único superpoder, una capacidad inhumana para predecir los movimientos de su presa.
House of Cards nos enfrenta a las incertidumbres que plagan nuestra realidad actual, presentando un retrato al mismo tiempo cautivador y doloroso del mundo de la política, que despierta nuestros peores temores sobre la incapacidad de los políticos para hacer cumplir la justicia prometida. Cada uno debería recoger lo que siembra, pero eso no parece incluir a Frank Underwood, quien transgrede nuestro compromiso profundo con la moral y profana todo lo que es sagrado con impunidad. Observamos fascinados sus maniobras para escalar primero hasta el puesto de vicepresidente —«A un solo paso de la presidencia y ni un solo voto emitido en mi nombre. La democracia está muy sobrevalorada»— y luego al de presidente.
Nuestro antihéroe shakesperiano y su Lady Macbeth (interpretada a la perfección por Robin Wright) no dejan de quebrantar la idea de que prevalecerán la verdad, la justicia y el estilo de vida americano. House of Cards nos preocupa, y así es como debe ser. Debería preocuparnos que nuestra economía no sea mejor que la de las generaciones anteriores. Debería preocuparnos que no se haya cumplido del todo la promesa de unos Estados Unidos sin discriminación racial. Debería preocuparnos que las corporaciones ejerzan más influencia en la política que los votantes individuales. Debería preocuparnos que haya pequeños Franks acechando en las esquinas del mundo real. Deberían preocuparnos muchas cosas, y esa es la razón de ser de la imagen que da título a esta introducción: el castillo de naipes puede estar derrumbándose.
Hacer frente a los riesgos y peligros casi seguros de la política —incluso a los de una representación ficticia como la de House of Cards — es algo que exige valor. Actuar de manera política supone poner en peligro el mismísimo tejido del mundo humano, mientras que los actos políticos hacen peligrar al mundo todos los días, sobre todo en la era posnuclear. Un solo error puede ser el fin.
En realidad, House of Cards es una verdad a medias acerca de nuestra propia destrucción. Es posible que nuestras preocupaciones sobrepasen las realidades concretas. Sin embargo, a los filósofos se les da muy bien preocuparse o, como a ellos les gusta llamarlo, practicar la «contemplación», cosa que puede ponerlos en conflicto con los fines prácticos y concretos de la vida que ilustra House of Cards . Para ejercer la vida contemplativa, uno se retira del mundo político a fin de pensar en profundidad antes de volver al mundo de la acción. De hecho, ese es el propósito de este libro. A lo largo de estas páginas reflexionaremos acerca de Frank y los demás miembros de la política, y nos preguntaremos: ¿se acabará cayendo el castillo de naipes? Y si así fuera, ¿entonces qué? La ansiedad es productiva, nos devuelve a nosotros mismos, nos induce al mismo estado de asombro del que hablaron Platón y Aristóteles en los inicios de su filosofía. El asombro engendra valor. Así pues, comencemos.
P ARTE I
Sócrates, Platón y Frank
De ovejas, pastores y un lobo con piel de cordero
La visión cínica de la política en House of Cards
y la República de Platón
J AMES K ETCHEN Y M ICHAEL Y EO
«El camino hacia el poder está cimentado a base de hipocresía.»
F RANK U NDERWOOD
T odas las críticas parecen estar de acuerdo: «El cinismo vacío de House of Cards », dice una. «La serie más cínica de la televisión», dice otra. Y otra más: «El cinismo puramente americano de House of Cards ».
Aún hoy siguen escribiéndose críticas de la República de Platón (428-348 a. C.), cuyo final es más optimista que el que House of Cards probablemente tendrá. Frank Underwood y House of Cards son, en general, manifestaciones modernas de una visión profundamente cínica de la política, y por lo tanto un reflejo del reto que les presenta Platón a los sofistas en los libros primero y segundo de su República . En tiempos de Platón existían unos profesores profesionales, llamados sofistas, que se dedicaban a instruir a la juventud ateniense acerca de las habilidades políticas consideradas necesarias para prosperar en la vida pública. Una de las claves de sus enseñanzas era el cinismo para con el mundo político, en el que el más fuerte se aprovechaba del débil y donde la explotación, la manipulación y, sí, la hipocresía, «cimentaban el camino hacia el poder».
Justicia y poder
La República de Platón es en gran parte una declaración filosófica, en la que cada sección está cuidadosamente diseñada para ampliar los argumentos y las ideas que se tratan. Al comienzo del libro primero, el personaje de Sócrates dirige la conversación hacia la naturaleza de la justicia. Ninguna de estas definiciones resiste al escrutinio de Sócrates, que va desvelando sus debilidades una por una.