SINOPSIS
Las personas tienen una idea preconcebida no solo de la química en sí, sino también de quienes se dedican a ella. «No pareces química», le dicen con frecuencia a Mai Thi Nguyen-Kim, una joven científica autora de este libro y muy popular en YouTube. Pero cuando ella bebe café, se cepilla los dientes o hace deporte, no puede dejar de pensar en los receptores de la adenosina, el fluoruro o las enzimas metabólicas.
Salvo un par de excepciones, los científicos son vistos como criaturas desconocidas, encerradas en laboratorios y bibliotecas. En Mi vida como química , Mai Thi Nguyen-Kim desmonta esta imagen y comparte con humor y honestidad su día a día. ¿El objetivo? Demostrarnos que la química es realmente todo, desde las moléculas que intervienen en el sueño, el estrés y la temperatura de las cosas, hasta los procesos que participan en el consumo de alcohol, la vida sedentaria, el desorden, la limpieza… Es fascinante ver cómo vive alguien que se dedica a la química, y este libro es una invitación a descubrir el irresistible encanto que esconde esta ciencia.
Para mi madre
Mis padres son los padres más cariñosos del mundo. Rara vez otorgo tales superlativos, pero en el caso de mis padres lo puedo hacer con la conciencia bien tranquila. Han luchado siempre juntos, formando un equipo fuerte y dejando siempre a un lado sus propios intereses, y han creado un nuevo hogar en un país que en su día les era ajeno para regalarnos a mi hermano y a mí la vida privilegiada que seguimos disfrutando a día de hoy.
A menudo hablo únicamente de mi padre, que no solo es un padre, marido —y químico— estupendo, sino que además fue el modelo que sirvió de inspiración para que mi hermano y yo también acabáramos siendo químicos. Sin embargo, me gustaría dedicar este libro especialmente a mi madre, que es la persona que más me ha marcado, la que decidió quedarse en casa para cuidar de mi hermano y de mí con todo su amor y su abnegación. La que me mima, anima y motiva cada día. Gracias a su dedicación completa durante años me he convertido en la persona que soy hoy. Sin mi madre, este libro no existiría. De modo que, si os gusta, dadle las gracias a ella.
Prefacio
De pequeña era bastante fea. Cuando vine al mundo tenía ictericia y no quería comer ni beber. Mis padres estaban muy preocupados y hacían cuanto podían para alimentarme todo lo posible, incluso mucho después de que me pusiera bien. De modo que me convertí en una niña rechoncha. Para colmo, cuando me creció pelo, lo hizo de forma que recordaba a un anciano con entradas asimétricas. Para mis padres, como es natural, yo era la niña más guapa del mundo.
Soy química, y a veces la química me hace sentir como una madre que tiene un niño feo, cuya belleza solo es capaz de ver ella. Para la mayoría de las personas, la química es mala, tóxica, artificial. O una asignatura odiada que, si pudiera, dejaría sin pérdida de tiempo. Convencer a esas personas de que mi niño es guapo es una ciencia en sí misma.
En el mejor de los casos, la gente no tiene la menor idea de lo que es la química. Con los ojos muy abiertos y una expresión de perplejidad, pregunta: «Y ¿qué se hace con la química?».
A veces me gustaría agarrar por los hombros a mi interlocutor, zarandearlo y gritarle: «¡¡¡TODO!!! ¡¡¡La química es TODO!!!». Comer bien, por ejemplo, es una de las primeras cosas con las que asocio la química. Y es que mi padre también es químico, además de un excelente cocinero. Fue él quien me explicó que todos los químicos cocinan bien. Y el que no sabe cocinar no es un buen químico. Cuando, con trece años, me empecé a interesar por la cosmética, una vez más mi padre me lo pudo explicar todo. Por ejemplo, cómo son los pigmentos cosméticos, cómo funciona la laca para dar volumen al cabello o qué pH tiene una crema para el rostro. De manera que la química siempre ha formado parte de mi vida y de mi día a día.
Desde que estudié la carrera de química, no tengo salvación. Ya esté tomando café, cepillándome los dientes o practicando deporte, pienso en receptores de adenosina, fluoruro y enzimas y metabolismo. Si brilla el sol y salgo a dar un paseo, pienso en la melanina y la vitamina D; si preparo fideos, en la elevación del punto de ebullición y los polímeros derivados del almidón. Y, dicho sea de paso, lo que cocino no sufre en el proceso. De lo contrario, como ya sabemos, no sería una buena química.
Las personas tienen una idea preconcebida no solo de la química en sí, sino también de quienes se dedican a ella. «No pareces química», escucho a menudo. La exitosa serie The Big Bang Theory , si bien ha conseguido que los nerds estén bien vistos, también pone de manifiesto numerosos clichés, como por ejemplo que la competencia profesional y la social se excluyen categóricamente. Este solo es uno de los numerosos lugares comunes con los que lidiamos los científicos. Los científicos son criaturas desconocidas cuya vida se desarrolla en laboratorios o entre estanterías de libros. Nadie sabe cómo somos, si tenemos pasatiempos o incluso amigos. ¿Y si los científicos únicamente son personas? Bueno, eso es algo que no se sabe con seguridad.
Cuando estaba escribiendo la tesis del doctorado decidí revelar el secreto que rodea a los científicos, y así lo hice, con mi canal en YouTube The Secret Life of Scientists : la vida secreta de los científicos. Con mis vídeos quería dotar de rostro a la ciencia. Quería no solo dejar claro lo cool que es la ciencia, sino también lo cool que somos los científicos. Esta misión es como un precioso y complicado proyecto de investigación en el que sigo trabajando en la actualidad. Ahora produzco el canal de YouTube maiLab para funk y modero el programa Quarks , en la WDR.
Pero ¿por qué, además, un libro? Porque aquí me puedo explayar a gusto. Este libro es una invitación a mi forma de pensar como química, y asimismo tiene por objeto daros una idea de cómo es mi vida cotidiana como divulgadora científica y YouTuber. Sin embargo, lo más me gustaría sería que con este libro miraseis bien a los ojos a la química y sucumbierais a su irresistible encanto. Y si mi fe en los seres humanos y su curiosidad no me falla, después de leer estas páginas no solo os daréis cuenta de que la química es todo (¡puede ser divertida!), sino que quizá también admitáis lo maravillosa que es esta ciencia.