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Vivencias corporales, creatividad y bioenergética para alcanzar una vida más plena.
La promesa que nos ofrece este libro revolucionario es la de una vida más creativa a través de la experimentación del placer, sensación que el propio autor define como una experiencia corporal . De este modo, la obra, a través de varios
ejercicios bioenergéticos, ayuda al cuerpo a recuperar su libertad y espontaneidad y a alcanzar no solo el placer, sino también la más gozosa de las creatividades.
ALEXANDER LOWEN
La experiencia del placer
Traducción de María V. Arauz
Paidós Ibérica, S.A
Sinopsis
Vivencias corporales, creatividad y bioenergética para alcanzar una vida más plena.
La promesa que nos ofrece este libro revolucionario es la de una vida más creativa a través de la experimentación del placer, sensación que el propio autor define como una experiencia corporal . De este modo, la obra, a través de varios
ejercicios bioenergéticos, ayuda al cuerpo a recuperar su libertad y espontaneidad y a alcanzar no solo el placer, sino también la más gozosa de las creatividades.
Título Original: Pleasure.
Traductor: Arauz, María V.
©1970, Lowen, Alexander
©1994, Paidós Ibérica, S.A
ISBN: 9788475099361
Generado con: QualityEbook v0.87
Alexander Lowen
La experiencia del placer
Vivencias corporales,
creatividad y bioenergética
para alcanzar una vida más plena
T ÍTULO original: Pleasure. A creative approach to life
Traducción de María V. Arauz
1ª edición, 1994
© 1970 by Alexander Lowen
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
ISBN: 84-7509-936-X
A mi hijo Fred
y aRicky, Jo-Jo, Emir y Feya,
quienes saben disfrutar de la vida
Índice
P REFACIO
1. La psicología del placer
La moral de la diversión
El sueño de la felicidad
La naturaleza del placer
El proceso creativo
2. El placer de estar plenamente vivo
Respiración, movimiento y sensibilidad
Cómo respirar más profundamente
Liberar la tensión muscular
Sensibilidad y autoconciencia
3. La biología del placer
Excitación e iluminación
El espectro placer-dolor
La regulación nerviosa de las respuestas
El temor al placer
4. Poder versus placer
El hombre masa
Verdadera individualidad
La ilusión del poder
5. El ego: autoexpresión versus egotismo
Autoexpresión
El rol del ego en el placer
El rol del ego en el dolor
Egotismo
6. Verdad, belleza y gracia
Verdad y engaño
Pensamiento y sentimiento
Subjetividad y objetividad
Belleza y gracia
7. Autoconocimiento y autoafirmación
Conocimiento y negación
Autodominio y “no”
La capacidad crítica
8. Las respuestas emocionales
Amor
Afecto y hostilidad
Ira y temor
9. Culpa, vergüenza y depresión
Culpa
Vergüenza y humillación
Depresión e ilusión
10. Las raíces del placer
Ritmos espontáneos
Ritmos de funciones naturales
Ritmos de movimiento
El ritmo del amor
11. Un enfoque creativo de la vida
¿Qué es la creatividad?
Creatividad y autoconocimiento
La pérdida de la integridad
Autorrealización
Prefacio
Pero vosotros, los verdaderos hijos de Dios,
Alegraos de la viva y rica belleza:
Lo que ha de ser, lo que eternamente obra y vive,
Abrazadlo con los gentiles marcos del amor,
Y lo que en vacilante aparición se cierne,
Consolidadlo con perdurables pensamientos.
Palabras del Señor en Fausto, de Goethe.*
El placer no está dentro de la esfera de lo que el hombre puede regir o controlar. Según Goethe es el don de Dios para aquellos que se sienten identificados con la vida y se alegran con su esplendor y belleza. A su vez, la vida los dota de amor y gracia. Pero Dios les advierte a sus hijos no caídos y verdaderos creyentes: Aunque el placer es efímero e insignificante, consolidadlo en vuestras mentes, ya que contiene el significado de la vida.
Sin embargo, a la mayoría de las personas, la palabra placer les evoca sentimientos mezclados. Por una parte, en nuestras mentes está asociada a la idea de “bien”. Las sensaciones placenteras hacen sentir bien, la comida que nos brinda placer sabe bien y se dice que un libro cuya lectura nos produce placer es un buen libro. Sin embargo, la mayoría de las personas considerarían una vida dedicada al placer como un desperdicio.
Nuestra reacción positiva frente al placer está con frecuencia rodeada de temores. Tememos que el placer, si no se lo controla, lleve a una persona por caminos peligrosos, la haga olvidar sus deberes y obligaciones e inclusive corrompa su espíritu. Para algunos el placer tiene una connotación lasciva; especialmente el placer camal, que ha sido siempre considerado como la mayor tentación del diablo. Para los calvinistas la mayoría de los placeres eran pecaminosos.
En nuestra cultura, el temor al placer es general. Estamos más orientados hacia el ego que hacia el cuerpo; en consecuencia, el poder se ha convertido en el principal valor, mientras que el placer ha sido relegado a la categoría de valor secundario. La ambición del hombre moderno es dominar el mundo y controlarse a sí mismo. Al mismo tiempo, teme que esto no sea posible y duda de que, en caso de lograrlo, sea para su bien. Sin embargo, dado que el placer es la fuerza sustentadora y creativa de su personalidad, su esperanza (o ilusión) es que el logro de estos objetivos haga posible una vida de placer.
En consecuencia, su ego lo lleva a perseguir metas que le prometen placer pero le exigen que lo niegue. La situación del hombre moderno es similar a la de Fausto, que vendió su alma a Mefistófeles por una promesa que no podía ser cumplida. Aunque la promesa de placer es la tentación del diablo, el placer en sí mismo no está dentro de lo que éste puede dar.
La historia de Fausto no es hoy menos significativa que en la época de Goethe. Como señala Bertram Jessup en el prefacio de su traducción de Fausto al inglés: Ha obtenido el poder de condenar y destruir, poder que antes era la prerrogativa deuna deidad castigadora. Con este poder aparentemente ilimitado y sin una fuerza que lo frene, ¿qué evitará que el hombre se destruya a sí mismo?
Debemos ser conscientes de que todos nosotros, al igual que el Doctor Fausto, estamos dispuestos a aceptar los incentivos del diablo. El diablo está dentro de cada uno de nosotros en la forma de un ego que promete la satisfacción del deseo a condición de que nos hagamos subordinados suyos en su lucha por dominar. El dominio de la personalidad por el ego es una perversión diabólica de la naturaleza humana. El ego nunca estuvo destinado a dominar el cuerpo, sino a ser su siervo leal y obediente. El cuerpo, en contraposición al ego, desea el placer, no el poder. El placer es la fuente de la que surgen nuestros sentimientos y pensamientos positivos. Si se priva a un individuo del placer corporal, éste se torna iracundo, frustrado y odioso. Se distorsiona su pensamiento y pierde su potencial creativo. Desarrolla actitudes autodestructivas.