P ENSAR COMO E INSTEIN
Los grandes pensadores nos resultan a veces tan enigmáticos como los misterios que sus trabajos pioneros contribuyeron a desvelar. Einstein no es la excepción. Su vida estuvo plagada de excentricidades, sorpresas y contrastes, de los que a primera vista se diría que no hay gran cosa que aprender.
E instein fue un rebelde (o un «holgazán», según lo expresó uno de sus profesores de la universidad) que tardó nueve años en iniciar su carrera docente después de haberse graduado. Y, sin embargo, en el legendario «año milagroso» de 1905, mientras trabajaba como empleado de una oficina de patentes, publicó cuatro estudios prodigiosos que revolucionaron la física. Creía firmemente en la verdad y en la estructura matemática de la realidad, pese a lo cual declaró que «la imaginación es más importante que el conocimiento». Además le encantaba tocar el violín. Valoraba mucho los placeres sencillos y sin pretensiones, hasta tal punto que prefería ayudar con los deberes a los niños del barrio que hacer la menor ostentación de su éxito. No obstante, se convirtió en una celebridad mundial, un ciudadano del mundo autoproclamado y un apasionado defensor de un Gobierno mundial. Era un cabeza de chorlito que olvidaba a menudo ponerse los calcetines o comer, pero eso no le impidió luchar incansablemente por la democracia, la igualdad racial y el pacifismo.
Socialista que abogaba por la libertad, solitario profundamente interesado en la humanidad, agnóstico que concebía el universo como una obra manual de Dios, Einstein fue la «persona del siglo» elegida por la revista Time y, en contraste, también la figura que inspiró a los personajes de E. T. y Yoda. En su lecho de muerte continuaba garrapateando ecuaciones.
«Se me ocurrió mientras montaba en bicicleta».
A LBERT E INSTEIN (1879-1955),
A PROPÓSITO DE SU TEORÍA DE LA RELATIVIDAD
Unidad en la diversidad
El maravilloso mundo de Einstein abarca todo esto y mucho más. ¡Qué hombre genial tan caótico!, podríamos pensar, pero lo que para algunos es caos, para otros es armonía. Tal como las teorías de Einstein buscan la unidad en la diversidad de la naturaleza, su propia vida fue más coherente de lo que pudiera parecer a primera vista. En el mundo de Einstein armonizaban a la perfección lo local y lo global, lo individual y lo social, lo creativo y lo práctico. Nunca sacrificaba un extremo por el otro. Tenía una visión del mundo equilibrada. Y ahí encontramos el nexo de unión entre Einstein y el ciclismo.
La visión desde la bicicleta
Este libro trata sobre cómo el ciclismo nos ayuda a alcanzar el mismo equilibrio basado en la atención plena del que disfrutaba Einstein, y en virtud del cual era capaz de conjugar lo local, lo global, lo individual, lo social, lo creativo y lo práctico. En el mundo actual se tiene la impresión de que hay que optar por algunos de estos aspectos y renunciar a otros, pero al montar en bicicleta no sentimos esa necesidad, porque nuestro pedaleo va entretejiendo con todos ellos una gran sensación de bienestar. La sensibilidad localista encuentra amplios horizontes, la libertad expansiva recala en comunidades amistosas, la imaginación desbordante se aúna con las habilidades prácticas. Así como Einstein ascendió a altas cumbres intelectuales y divisó maravillosas pautas que hasta entonces no se habían vislumbrado, la humilde bicicleta nos ayuda a elevarnos sobre nuestras agitadas vidas e ir conformando una visión más amplia del mundo y de los demás.