Pero sabemos que el hombre de piel blanca no puede entender nuestra manera de ser. Para él, la Tierra no es su hermana, sino su enemiga. Trata a la madre Tierra y al hermano cielo como si fueran objetos que se compran y se venden [...].
Su hambre inmensa devorará la Tierra, y tras de sí dejará solo un desierto [...]. No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre de piel blanca, ningún lugar donde se pueda escuchar en la primavera cómo se abren las hojas de los árboles [...]. Hace falta que enseñéis a vuestros hijos [...] que la Tierra es nuestra madre. Todo lo que acontece a la Tierra, acontecerá a sus hijos. Cuando los hombres escupen a la Tierra, se están escupiendo a ellos mismos [...].
Sabemos una cosa: la Tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la Tierra.
Introducción
Por Mireia Darder
Una vez terminado mi libro, Nacidas para el placer, un terapeuta amigo mío me sugirió que impartiera talleres de sexualidad femenina; pero «prácticos», puntualizó. Y me contaba que cuando tenía pacientes con problemas sexuales y las mandaba a alguno de los cursos que había disponibles en aquel momento, no les servían de mucho ya que «solo explicaban teoría». Así que intenté dar respuesta a esta aparente necesidad social, realizando talleres vivenciales de sexualidad femenina, y para asegurarme de ofrecer una formación más amplia e inclusiva, le pedí a Luana Salvadó que se uniera al proyecto. Yo sabía que Luana era sexóloga y que, por lo tanto, debía de tener un conocimiento sobre el cuerpo femenino del que, desde luego, yo carecía. Por otro lado, ella tenía veinte años menos que yo, lo que garantizaba una manera disti n ta de vivir y entender la sexualidad. En seguida, empezamos a dar cursos sobre sexualidad femenina que fueron todo un éxito. Aprendimos qué significaba tener una sexualidad distinta de la patriarcal, es decir, una sexualidad femenina que nos perteneciera y que nos empoderara. Poco después pensé en Eugènia Gallifa, que se había recorrido todas las escuelas de Tantra de la ciudad para poder experimentarlo en su propia piel, y la invité a colaborar con nosotras en estos talleres. Me parecía que el Tantra podía aportar una mirada que coincidía plenamente con la que ya ofrecíamos y que podía convertirse en el eslabón que nos faltaba a la hora de crear una formación en sexualidad femenina más abierta e innovadora. Y así es como tres mujeres tan diferentes coincidimos en el espacio y en el tiempo para crear unos cursos que transforman y enriquecen a todas las que se atreven a probarlos. Y justo cuando nos pusimos manos a la obra en la creación de unos apuntes para dicha formación, apareció Yolanda Cespedosa —nuestra editora actual—. Era el momento más oportuno, el momento perfecto y, como tal, Yolanda nos planteó la genial idea de transformar aquellos apuntes en un libro. ¿Qué mejor que hacer un libro a modo de continuación de Nacidas para el placer? Al fin y al cabo, como ella nos aseguró, tras leer esta primera obra, una parece quedarse con la incógnita de cómo llevar a la práctica todo lo que aparece en ella. Y este es justamente el libro que tienes en las manos. Un libro lleno de propuestas prácticas que podrás poner en marcha de inmediato.
En este libro hemos querido aunar las tres visiones distintas que nos caracterizan: la feminista y más política; la fisiológica, desde la sexológica, y, por supuesto, la tántrica. No sabría decir si lo hemos conseguido o no, porque, a veces, nos han parecido totalmente incompatibles y, en cambio, en otras ocasiones era obvio que en el fondo todas hablábamos de lo mismo. Pero lo importante es que hemos querido ofrecerte una visión eminentemente práctica acerca de cómo trabajamos la sexualidad y cómo puedes mejorarla. Es obvio que muchas de las ideas que aparecen en el libro se pueden practicar y que, solo por el mero hecho de verlas plasmadas en un papel, no te van a cambiar la vida. No obstante, sí que te pueden abrir una pequeña puerta pues, como decimos a lo largo de todo el libro, el sexo es un aprendizaje y, si no lo practicas, nunca lo aprenderás. ¡Atrévete!
Por Luana Salvadó
En las conferencias y talleres de sexualidad femenina que llevo años impartiendo junto a Mireia Darder, siempre digo que explorar nuestra propia sexualidad es uno de los caminos que llevan al maravilloso viaje del autoconocimiento. Y aunque el mío se inició hace muchos años, el día que Mireia me propuso impartir junto a ella talleres de sexualidad dirigidos exclusivamente a mujeres, se abrió ante mí un nuevo mundo que aunaba lo personal con lo profesional y que sigue logrando fascinarme encuentro tras encuentro. Por esta razón, entre otras, le estoy tremendamente agradecida por confiar y contar conmigo.
Son ya varios años los que vamos llevando a cabo este taller y en cada uno de ellos se produce la magia de lo humano, de lo femenino. A lo largo de cada uno, Mireia y yo nos dábamos cuenta de que lo que ocurría era que se estaba creando una sexualidad nueva, más real. Y tan solo estaba iniciándose ¡a lo largo de un único fin de semana! Poder observar y formar parte de este proceso es muy gratificante y este es el motivo que nos ha llevado a ampliar la duración de los talleres, convirtiéndolos en formación, contar con la colaboración y aportación de otra mujer maravillosa, como es Eugènia Gallifa, y embarcarnos en la redacción de este libro.
En los talleres, siempre intento transmitir dos ideas que, a mi parecer, son claves. La primera, es que todas somos normales. Aunque debo añadir que, en la medida de lo posible, preferimos alejarnos de este tipo de términos que no ayudan demasiado a la naturalización de ciertas prácticas, gustos o formas de ser y estar en el mundo. A lo que me refiero con esta afirmación es que, lo que te pasa a ti, le pasa con toda seguridad a alguien más ahí fuera. No eres rara. O quizá sí, en tu auténtica esencia, pero ¡qué más da! Lo importante es que te sientas «normal», escuchada, comprendida y apoyada por tus hermanas mujeres, que es justo lo que ocurre en nuestros talleres.
Solemos considerar problemáticos muchos de los supuestos trastornos que se producen, tanto en el ámbito personal como en el relacional, porque alguien de nuestro entorno (familia, amigos, sociedad, etc.) nos ha hecho creer que lo es. Pero ¿es así realmente?, ¿lo es para ti? Se trata, por lo tanto, de tomar conciencia de la situación en la que nos encontramos. Detectarla, reconocerla, darle un sentido, extraer un aprendizaje y, finalmente, resolverla y/o aceptarla.
La segunda idea clave para disfrutar de una sexualidad plena en el ámbito conductual —emocional, mental y sensorial—, la resumo en esta frase: «Para disfrutar del sexo, hay que ser egoísta compartiendo el placer». Y para eso hay que conocerse: saber quién eres, qué quieres y cómo puedes conseguirlo.
Yo tuve la suerte de adentrarme en el camino del autoconocimiento desde muy joven, pero lo cierto es que se trata de un proceso que continúa a lo largo de toda nuestra vida. En mi caso, algunos años después de terminar la licenciatura de Psicología y movida por mi afán de conocimiento, además de por algunas cuestiones personales vinculadas a la sexualidad y las relaciones, decidí especializarme en Sexualidad Humana y Terapia de pareja. Fue un camino muy gratificante, iniciado desde la voluntad y apoyado por esas pequeñas causalidades mágicas que te hacen darte cuenta de que todo es perfecto y que estás exactamente en el lugar que el destino ha previsto para ti.