Dra. Florence Desachy
LA EDUCACIÓN
DEL PERRO
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
ADVERTENCIA
Este libro es sólo una guía introductoria de la raza. Para criar un perro es necesario conocer a fondo su temperamento y tener nociones generales de psicología y comportamiento animal, que no están contenidas en la presente obra. Se advierte que si se orienta mal a un perro, este puede ser peligroso.
Por otra parte se recuerda que, lógicamente, sólo un profesional acreditado puede adiestrar a un perro y que cualquier intento de hacerlo por cuenta propia constituye un grave error. Es obvio que bajo ningún concepto debe permitirse que los niños jueguen con un perro si el propietario no está presente.
Traducción de Maria Àngels Pujol i Foyo.
Fotografías de la cubierta de Paola Visintini (1, 2, 4-6) y de Marco Giberti (3).
Fotografías del interior de Paola Visintini, Marco Giberti, Gianni Balistreri, Marco Leonardiy Giorgio Teich Alasia.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2018
© [2018] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-64461-580-5
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
HABLAR Y ESCUCHAR
Educar a nuestro perro es hacerle tomar conciencia de sus límites en la casa y en el exterior. Es enseñarle a respetar los lugares y las personas. Para ello tendremos que pasar por distintas etapas.
Entender y hacerse entender
Tenemos que «decir» algo al perro (y a menudo repetirlo), y él tiene que oírlo. Por lo tanto, tenemos que asegurarnos de que ha entendido bien y estar a la escucha de lo que él pueda «respondernos» (su descontento, por ejemplo). Hacerse entender y entender al animal son las bases necesarias del intercambio indispensable para conseguir una buena educación. Para ello, es necesario conocer muy bien los mecanismos en que se basa la comunicación hombre/animal. «Sólo le falta poder hablar.» ¡Sí! ¡Todos los problemas se resumen con frecuencia así! Pero esto no debe ser motivo para que dejemos de comunicarnos con nuestro animal: tendremos que hacer el esfuerzo de encontrar otra forma de comunicación y de comprensión con los elementos (voz, gestos...) de que disponemos.
■¡NO SÓLO DISPONEMOS DE PALABRAS!
La comunicación es un proceso que conlleva la emisión de una señal por parte de alguien y la recepción de esa señal por parte de otro (ese «alguien» también incluye a nuestro cachorro). La recepción de la señal en los pe rros, se consigue gracias a los cinco sentidos: el olfato es uno de los sentidos más desarrollados en ellos. Veremos la importancia que tiene en las relaciones con su amo. Los perros también oyen muy bien, aunque a veces se hacen los sordos... ¡a nuestras órdenes! Las jaurías de perros poseen códigos de vocalización muy precisos. Existe una raza que no ladra o lo hace de forma excepcional: los basenji. La vista también es un sentido que interviene en el proceso comunicativo: el perro nos ve, ve nuestros gestos y nuestras posturas. No olvidemos utilizarlo. Por último, el tacto es fundamental para una buena educación.
Aprendamos a hablarle.
Tiene algo que decirnos. El lenguaje del perro
El perro emitirá, pues, señales que tendremos que entender. Emitirá sonidos (ladridos, gritos, gemidos...), nos hará gestos (orejas hacia detrás, cabeza de lado, morro arrugado...), utilizará su cuerpo (pelos de punta, rabo en movimiento...). Tenemos que permanecer «a la escucha».
Los sonidos
El perro no habla, pero emite sonidos cuyo significado varía en función de su naturaleza y de su intensidad.
Tipos
El registro de sonidos es el siguiente: nuestro cachorro puede emitir gritos agudos, gruñidos, aullidos, quejidos y, evidentemente, ladridos: ¡un programa completo, para el que necesitamos traducción!
Los primeros sonidos emitidos al nacer son los gemidos, los gritos agudos y también los gruñidos (de poca intensidad). Luego aparecen los ladridos, y más tarde los gruñidos más fuertes y los aullidos. El catálogo se completa hacia las tres semanas de edad. Así pues, cuando se empieza la educación, el perro ya sabe expresarse muy bien.
Significado
Los gemidos pueden ser la expresión de placer en el cachorro recién nacido. Más tarde se convierten siempre en signo de un dolor, de un miedo o de un malestar. No debemos permitir nunca que nuestro perro emita este tipo de sonidos cuando intentemos enseñarle algunas cosas. Esto significaría que no está en situación de escuchar porque está preocupado o angustiado por otras cosas.
Los gritos revelan un dolor físico.
Los aullidos son un signo de aislamiento, o simplemente de miedo a la soledad (puede aullar, por ejemplo, justo antes de nuestra marcha). Así mismo, pueden ser provocados por sugestión debido a sonidos parecidos al aullido (sirenas de ambulancias, instrumentos musicales) o por la emisión de aullidos de un congénere.
Los gruñidos expresan cólera, advierten simplemente de que «ya basta»; si el ser vivo al que va destinado el gruñido no lo tiene en cuenta y no modifica su conducta, podría acabar con un mordisco.
Los ladridos fuertes los emite un perro cuando está seguro de sí mismo (¡y con derecho!), y los ladridos agudos son los que utilizan normalmente los perros que dudan y que se están equivocando.
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