NAGISA TATSUMI
EL ARTE DE TIRAR
Cómo liberarse de las cosas
sin sentimiento de culpa
Barcelona, 2016
Título original: Shinsou Zouhoban «Suteru!» Gijutsu
© 2005, Nagisa Tatsumi
Edición japonesa publicada por Takarajimasha, Inc.
Edición española publicada gracias al acuerdo con Takarajimasha, Inc. a través de Japan UNI Agency, Inc., Tokio
© 2016, de la traducción: Yasuko Tojo
© 2016, de esta edición: por Antonio Vallardi Editore S.u.r.l., Milán
Todos los derechos reservados
Primera edición: mayo de 2016
Primera edición en formato digital: mayo de 2016
Duomo ediciones es un sello de Antonio Vallardi Editore
Av. del Príncep d’Astúries, 20. 3º B. Barcelona, 08012 (España)
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ISBN: 978-84-16634-25-5
CÓDIGO IBIC: DN
Composición ePub: Grafime
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ÍNDICE
Prólogo Cómo evitar que se acumulen los objetos
Vivimos rodeados de objetos
Actualmente tenemos una necesidad imperiosa de tirar. Vivimos rodeados de objetos y, por más que los tiremos, no dejan de aumentar. En el trabajo se amontonan los documentos y, en casa, no tenemos lugar para almacenar cosas. Vivimos en espacios pequeños que al acumular objetos se reducen aún más. Somos conscientes de que hay que hacer algo. Estoy convencida de que somos muchos los que sentimos la liberadora tentación de tirarlo absolutamente todo.
Fue en los años noventa, cuando empezó a introducirse en Japón la tendencia ecologista, basada en el respeto al medioambiente, el reciclaje y la voluntad de reducir la producción de residuos. Aún hoy, además, seguimos notando los efectos de la última crisis económica: desde la reestructuración de las empresas, cuyas principales víctimas han sido los trabajadores, hasta la quiebra y cierre de supermercados y grandes almacenes; también por la reducción del gasto de las familias. Ya no podemos permitirnos comprar cosas innecesarias.
Sin embargo, continuamos rodeados de objetos. ¿Cuál es la causa? ¿Por qué no disminuyen?
Pensémoslo detenidamente. Si sabemos que al tirar nos sentimos liberados, ¿por qué continuamos acumulando objetos? ¿Por qué cuando tiramos algo nos remuerde la conciencia?
«No querer tirar» y «seguir comprando» son las dos caras de una misma moneda
Antiguamente los objetos eran muy preciados. Hasta no hace mucho, antes del actual estilo de vida caracterizado por la producción en serie y el consumismo masivo, los objetos eran tratados con el mayor cuidado mientras resultaran utilizables. Cuando su función original ya no era posible, se reutilizaban para otros fines hasta que, una vez utilizados, se tiraban. Lo mismo ocurría con la comida, pues nos habían educado para comer sin dejar ni un solo grano de arroz en el plato. Los objetos se tiraban únicamente al terminar su vida útil, momento en el cual se adquirían otros. Por eso, evitar el desperdicio se consideraba una virtud. Pero las cosas han cambiado.
Con el crecimiento de la economía, aparecieron nuevos aparatos electrónicos que se vendían por el mero hecho de ser «nuevos». Y puesto que «nuevo» era sinónimo de bueno, lo «viejo» se iba abandonando sin remordimientos. Fuimos llenando nuestras vidas con estos novedosos productos porque eran prácticos y tecnológicamente innovadores y, además, estaban de moda. A finales de los años 80, durante la época de la burbuja económica, los grandes almacenes Seibu acuñaron el eslogan «lo quiero porque quiero». Y por mucho que ya poseyéramos todos los objetos necesarios, lo que queríamos era comprar.
De esta manera, nos hemos ido acostumbrando al consumo y no hemos sido capaces de resistirnos, cautivados por la fascinación que ejercen los bienes materiales. Se puede afirmar que nuestra modalidad de consumo no se ajusta al banal «lo quiero porque lo necesito», sino más bien al «quiero una cosa por el mero placer de comprarla». En consecuencia, los objetos aumentan mucho más rápido de lo que se consumen. Y el resultado es que nuestra vida se ha llenado de cosas.
En cierto modo, el paso de la época en que los objetos eran preciados a otra en que nos invaden, ha sido demasiado repentino. Nos encontramos ante un conflicto: por un lado seguimos aferrados a la vieja escuela de pensamiento según la cual no se podía tirar nada y, por el otro, a la nueva tendencia de acumular objetos.
Sí a tirar
Tenemos que solucionar este dilema de algún modo. Tal y como están las cosas, da igual el tiempo que pase: no conseguiremos liberarnos fácilmente del hechizo de los objetos.
¿Es posible que la manera de liberarse del hechizo sea cuidar de los objetos y dejar de comprar cosas innecesarias, como dicen los ecologistas y los partidarios de llevar una vida más austera? Yo no lo creo así. Dejar de comprar para evitar que aumenten las pertenencias me parece demasiado triste. Evidentemente si dejamos de adquirir objetos, tarde o temprano disminuirán y nos sentiremos aliviados. Pero dudo que un estilo de vida así resulte divertido, a menos que estemos hablando de una persona muy estoica. O eso pienso yo, al menos.
Tener aquellas cosas que deseamos es divertido, llevar ropa nueva nos hace sentir bien. Aunque tengamos la televisión o el periódico a mano, queremos leer revistas. No sé qué puede tener de bueno no comprar estos utensilios de cocina que tengo ante mis ojos y que tanto deseo. Quizá la economía familiar lo agradezca, pero mi vida será más aburrida.
¿No habrá un modo que me permita vivir a mi manera, de forma divertida y sin reparos, sin tener que preocuparme por no desperdiciar o acumular cosas?
La respuesta que propongo en este libro consiste en aprender a tirar. Para mejorar esta situación en la que vivimos, rodeados de objetos, lo primero que tenéis que hacer es empezar a tirar. No os dejéis llevar por la idea de que tirar es «un desperdicio», pues el hecho de tirar os ayudará a analizar el valor de las cosas. Al plantearos por qué poseéis un objeto, os daréis cuenta de que además de porque «no hay que desperdiciar», existen otros motivos que os atan a ellos. Al decidir qué objetos debéis tirar, os daréis cuenta de cuáles debéis conservar. Y así, precisamente, es como conseguiréis controlar los objetos que llenan vuestra vida.
Aprender a tirar mejora la vida
Para empezar a tirar debéis replantearos el modo en que hasta ahora habéis poseído los objetos. Por ese motivo, en la primera parte presento, a lo largo de diez capítulos, los diez estados de ánimo necesarios para empezar a tirar.
Con esto no estoy diciendo que debáis cambiar la que ha sido hasta ahora vuestra manera de pensar. Tan sólo que si tenéis algún prejuicio o alguna preocupación que os impide tirar, es posible cambiar la mentalidad. Si cambiáis un poco vuestro modo de pensar, tal vez dejéis de ser esclavos de los objetos. Tan sólo debéis incorporar a vuestra vida cotidiana la disposición de ánimo que consideréis conveniente.
En la segunda parte, y a lo largo de otros diez capítulos, nos centraremos en las técnicas que se emplean para tirar. Al igual que en la primera parte, esas diez técnicas no son más que consejos que podéis adaptar, según vuestras exigencias. Si incorporáis al menos una técnica a vuestra rutina, empezaréis a notar una considerable mejoría.
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