Bermejo Barrera - Los límites del lenguaje: Proposiciones y categorías

Akal / Hipecu / 77

José Carlos Bermejo Barrera

Los límites del lenguaje

Proposiciones y categorías

Desde hace unas décadas la filosofía vive hechizada bajo el encanto del giro lingüístico, que a la vez fue fruto de su propia evolución interna y fiel reflejo de la tendencia al verbalismo, que siempre ha sido uno de sus pecados capitales. En este ensayo se ofrece una nueva propuesta de la teoría de las proposiciones y de la teoría de las categorías, partiendo de dos ideas básicas. La primera de ellas es que toda proposición, sea del tipo que sea, se estructura en cuatro componentes: referencia, sentido, coloración y expresión. Partiendo de ello puede explicarse el funcionamiento del lenguaje de un modo mucho más sencillo del habitual, pero dando cuenta de todos sus posibles usos. Esta idea es indisociable de una nueva formulación de las categorías, partiendo de sus definiciones aristotélica y kantiana –es decir, como bases de todo lo que se puede decir y de todo lo que se puede pensar– a las que se estructura de un modo nuevo en los sistemas de categorías de la cantidad, de la ética, de la acción y de la expresión.

El libro, siguiendo la tradición filosófica del análisis de las relaciones entre pensamiento y lenguaje, integra no solo las perspectivas lingüística y epistemológica, sino que también trata de incluir los resultados de la neurología, la psiquiatría y las ciencias sociales como instrumentos esenciales para la comprensión del pensamiento, el lenguaje y la conducta humanas.

José Carlos Bermejo Barrera, catedrático de la Universidad de Santiago, es autor de numerosos libros en los campos de la historia de las religiones, la filosofía y la teoría de la historia. Entre ellos destacan Fundamentación lógica de la Historia (Akal, 1991), Entre historia y filosofía (Akal, 1994), Ciencia, ideología y mercado (Akal, 2006), Moscas en una botella. Cómo dominar a la gente con palabras (Akal, 2007), La fragilidad de los sabios y el fin del pensamiento (Akal, 2009) y The Limits of Knowledge and the Limits of Science (2010).

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Director de los complementa

José Carlos Bermejo Barrera

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Sergio Ramírez

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© José Carlos Bermejo Barrera, 2011

© Ediciones Akal, S. A., 2011

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4985-2

«Ich verstand die Stille des Aethers

Der Menschen Worte verstand ich nie»

Friedrich Hölderlin, Da ich ein Knabe war, 1797.

«In des Herzens heilig stille Räume

Muss du fliehen aus des Leben Drang

Freiheit ist nur in der Reich der Träume

Und das Schöne blüht nur in Gesang»

Friedrich Schiller, Der Antritt des neuen Jahrhunderts, Werke (HA) XIX, 3.

Introducción

Es evidente que la mayor parte del conocimiento humano tiene que ser expresado verbalmente. Sin embargo existe también una parte muy importante de él que se sitúa más allá de los límites del lenguaje. Este hecho tiende a ser dejado de lado por parte de los filósofos y los científicos que cultivan los diferentes tipos de saberes, debido fundamentalmente a que ellos viven en un mundo predominantemente verbal, en el cual se considera que todo lo que puede conocerse tiene necesariamente que comunicarse verbalmente. No es ajeno a ello el hecho de que el propio prestigio de filósofos, científicos y cultivadores de las viejas humanidades depende de los logros verbales que han de hacer para producir sus obras.

En realidad la situación es mucho más compleja, puesto que, como veremos a continuación, todos los intentos de desarrollar teorías acerca de las proposiciones científicas (matemáticas, lógicas), o de aquel otro tipo de proposiciones que pretenden dar descripciones fieles de la realidad, han desembocado en el fracaso y caído en sus propias contradicciones. Por ello intentaremos poner de manifiesto a continuación que todo lenguaje, sea formal o no, en el que se pueda generar un número determinado de proposiciones, se basa en el manejo de unos sistemas de categorías sin los cuales no sería posible construir dichas proposiciones.

El estudio de las categorías al que nos referimos podría ser interpretado como una defensa parcial de la analítica transcendental, tal como la definió Immanuel Kant en su Kritik der reinen Vernunft. En ella, partiendo de la tabla de los diferentes tipos de juicios elaborada por Aristóteles, una tabla que podría considerarse como un exhaustivo sistema que permitiría explicar todos los tipos de proposiciones posibles, Kant intentó diseñar un esbozo de la estructura interna del pensamiento, pasando de un punto de vista lógico o lingüístico a otro gnoseológico o epistemológico. De modo que se pasaría del ámbito de lo que se puede decir a aquel otro que traza el mapa de lo que se puede pensar.

Decimos que solo puede interpretarse como una defensa parcial porque no se trata ahora de reivindicar la validez, ni de hacer un balance de toda la evolución y el sistema del pensamiento de Inmanuel Kant. Frente a su armoniosa arquitectónica de la Razón, propondremos otro modelo basado más en lo discontinuo que en lo continuo. Un modelo en el que la soberanía de los juicios o las proposiciones que se estructuran en torno a las ideas de verdad y falsedad, que son las que han sido entronizadas por la ciencias, den paso a una realidad más compleja, en la que el lenguaje acabe por marcar no solo los límites del mundo, sino también del propio hablante.

Si hemos escogido este autor es, entre otras razones, porque intentaremos aplicar nuestra teoría a cuatro campos: el de la matemática y el de la ética (estudiados por él), y que tienen en común estar formados por sistemas de proposiciones que se pueden encadenar entre sí, de modo tal que unas se pueden deducir a partir de otras; y el de la expresión y la acción, no estudiados por Kant directamente, pero sí de un modo indirecto.

Creemos que en todos los casos se puede afirmar que toda proposición posee un contenido y una forma. La forma de una proposición depende del sistema de las categorías que permiten su enunciación y no hace referencia a ningún contenido. El contenido de una proposición se caracteriza por tener referencia a algo. La referencia de una proposición está determinada por dos tipos de factores: ontológicos y formales.

Los factores ontológicos son los que dan contenido a una proposición y dependen básicamente del tipo de objetos reales a los que se refieren, entendiendo que no puede ser definido como real solo aquello que se encuadra en el mundo físico, sino todo aquello que puede ser enunciado como una realidad pensable a nivel colectivo.

Los factores formales –tal como se definen en la terminología que estamos utilizando– son aquellos que pueden hacer concebible una proposición y dotarla consecuentemente de un determinado contenido. Esos factores, a los que denominaremos categorías en los cuatro ejemplos que intentaremos desarrollar, son previos a la enunciación de una proposición. No previos en sentido cronológico, ya que son simultáneos a ella, ni en sentido ontológico –ya que no poseen la propiedad de la referencia–, sino en sentido estructural, es decir, marcan el ámbito en el que un tipo de proposiciones son posibles. Utilizando el lenguaje kantiano: son condiciones de posibilidad de un determinado tipo de proposiciones.