El alma de un barco es su tripulación.
Agradecimiento
A mi papá, que me enseñó el amor por la lectura.
A mi mamá, de quien aprendí a no darme por vencida.
A Tomi, la razón que me motiva a ser mejor cada día.
A mi familia, amigos y compañeros de trabajo, por escucharme hablar horas con pasión acerca de los cruceros.
A todos los entrevistados en este libro, por compartir con nosotros sus valiosas experiencias de vida.
A mis mentores, Julio Bustamante y Ricardo Marengo.
A Jorge Ramón y Carmen Estebenet, gracias a ellos pensé en escribir este libro como una forma de dejarle un pedacito de lo que vivimos y aprendimos a la generación que nos precede.
A Noticias de Cruceros.
A WISTA Argentina (Asociación de Mujeres Marítimas y Portuarias).
A mi editor.
Introducción
Son muchas las personas que sueñan con trabajar embarcados en un crucero, indudablemente es un trabajo con muchas ventajas, conocer lugares maravillosos, buena paga sin gastos de alquiler y comidas, trabajar con gente de todos los lugares del mundo y obtener una excelente experiencia laboral. También tiene sus desventajas, es un trabajo muy exigente, sin días libres, lejos de la familia y amigos y con extenuantes jornadas.
Para poder meternos en este interesante mundo en este libro he entrevistado a tripulantes de diferentes áreas. Ellos nos aportan sus vivencias y nos dan consejos que, a mí, como ex tripulante de cruceros me hubiera gustado escuchar cuando recién empezaba en esta hermosa profesión.
En los cruceros hay tres distintos departamentos a bordo: Hotel, Deck o Cubiertas y Engine o Máquinas.
Cuando uno piensa en embarcar en el Departamento de Hotel lo primero que tiene que hacer es enviar su CV a las compañías de cruceros o buscar una agencia de embarque de tripulantes reconocida que lo ayude con el proceso.
En cambio, si el interés es embarcar en Cubiertas necesita estudiar primero en una escuela de náutica y obtener una pasantía. Si desea trabajar en máquinas (Engine) se deben primero adquirir conocimientos técnicos.
Espero que puedan inspirarse con sus experiencias y lograr también ustedes cumplir su sueño.
Desde la primera vez que vi un crucero, allá por 2004 en Key West, el Voyager of the Seas de Royal Caribbean, pasaron muchos años, en ese momento trabajaba con una pasantía en el Hotel Casa Marina & Reach Resort de Key West (Florida). ¡Recuerdo ver ese barco, que en ese entonces era enorme!, y pensar algún día voy a trabajar ahí. Pero no todo fue tan sencillo, en el camino y en la búsqueda cometí varios errores por inexperiencia, llegué a pagar muchos dólares por simples direcciones de las compañías o caer en agencias poco confiables.
Se dice que solo el 15 % de la humanidad trabaja de lo que le gusta o logra monetizar su pasión, en mi caso pienso que hacerlo no es solo una cuestión de buena fortuna, sino de insistir y no darse por vencido. No hay excusas para no ser feliz laboralmente, ni la edad, ni lo difícil que sea conseguir trabajo o emprender en nuestros países de origen, ni ninguna condición de género.
Cada día son más las capitanas mujeres que hay en la industria y las asociaciones que apoyan a la mujer embarcada.
En cada una de las entrevistas hay muchos consejos útiles de tripulantes que nos cuentan cómo empezaron, anécdotas y consejos.
Algunas tuvieron que ingresar en campos de trabajo que hasta el momento estaban únicamente liderados por hombres.
Otros tuvieron que pasar por muchos sacrificios y dificultades para poder llevar adelante sus contratos o quizás llegaron a la profesión por casualidad.
Estamos en un momento difícil en el crucerismo mundial, estos años de pandemia no fueron fáciles para la tripulación embarcada. Se avecinan cambios, no es la primera vez que los afrontamos en esta actividad.
Mucha de la flota más antigua de cruceros fue a desguace y si bien eso no es alentador hay muchos barcos en astillero que van a traer nuevas tecnologías tanto en seguridad como en cuidado del medioambiente, un ejemplo de esto son los barcos a gas natural licuado. Esto va a llevar a la modernización de las terminales portuarias.
Los cruceros tuvieron que reinventarse para seguir subsistiendo con las excursiones de los pasajeros en burbuja o los llamados “cruceros a ninguna parte”, en donde no se atraca en ningún puerto.
El potencial de crecimiento de esta industria es enorme. Se estima que solo un 3 % de la población europea ha realizado un crucero en su vida, en cambio en el mercado asiático solo el 1 %. Queda todo por desarrollar.
Nos esperan buenos tiempos, muchas cosas van a cambiar para bien, el desafío es trabajar en equipo, adaptarse a los cambios y seguir adelante.
Cuando uno viaja a visitar Estados Unidos en migraciones preguntan “business or pleasure”, negocios o placer, ¡como si uno no pudiera encontrar placer en trabajar en lo que nos gusta!
Ellos lo lograron.
“Para poder progresar a bordo, todo ascenso depende de estar en el lugar correcto, en el minuto correcto. A medida que vas avanzando cada vez hay menos puestos disponibles, hay muchos mozos, dos assistant managers y un maître D. Estás solo en el mar y dependes de que te reconozcan para poder avanzar en tu carrera”.
Rosita Schandy – Hotel Manager
Empezaste tu carrera a bordo en 1988. ¿Cómo era embarcar en esos años cuando todavía no había internet? ¿Cómo se te ocurrió trabajar en cruceros?
Embarcabas a través de cartas o teléfono. Soñaba con viajar desde que estaba en el colegio y si bien mi papá era agente marítimo no vino por ese lado la cosa. Yo quería viajar y generar un ingreso.
Escribí 57 cartas a máquina y con papel carbónico dirigidas a distintas compañías. Fue ahí donde me llamaron de 2 o 3 y concreté con la Norwegian Cruise Line, donde trabajé 17 años.
Solamente una vez embarqué a través de una agencia de contratación de Europa Central, pero en aquella época no había tantas agencias de contratación de personal como hay ahora, cuando también podés embarcar a través de las compañías porque hay muchas que tienen en sus páginas de internet la publicación de los puestos que necesitan, tanto en tierra como a bordo.
¿En qué puesto empezaste?
Empecé como recepcionista (Pursers office), atendiendo a los pasajeros, administrando las cuentas a bordo, manejo de caja, venta de sellos, etc., en ese momento los barcos eran más chicos, de 700 huéspedes, no necesitabas tanta gente como ahora para administrarlos. En aquellos años era todo más personalizado, más cálido.
¿Cuántos años te llevó ir ascendiendo?
En realidad, no es un tema de años. Casi todo ascenso a bordo, no importa cuál sea, depende de estar en el correcto lugar, en el correcto minuto, se tienen que dar las variables exactas, todo se tiene que alinear; la necesidad de cubrir un puesto, la presencia de gente capacitada para ello y la sintonía con supervisores que sepan extraer del montón a aquella persona idónea para el puesto. Hay gente muy capacitada que se suma a los barcos, pero si no tenés la mejor de las relaciones con tu jefe u otros, el puesto no te llega o si no tenés un jefe que te quiera promover, reconozca y empuje para que uno llegue al siguiente puesto, no se llega fácil. A medida que vas ascendiendo cada vez hay menos puestos disponibles, si vos trabajás en el restaurante tenés muchos mozos, dos assistant manager y un solo maître D, tenés que estar en el lugar correcto y se tiene que dar una combinación de factores, abrirse la oportunidad cuando vos estés a bordo, tu excelente trabajo, que vos empujes y que tu jefe empuje por vos. Estás solo en el mar y dependés de que te reconozcan para poder avanzar en tu carrera.