• Quejarse

Devis Carlos - Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition)

Aquí puedes leer online Devis Carlos - Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2021, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover

Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

DSS

Devis Carlos: otros libros del autor


¿Quién escribió Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

DEDICATORIA A Diana Mi amor eres la musa que me inspira para expresar lo - photo 1

DEDICATORIA

A Diana…

Mi amor, eres la musa que me inspira para expresar lo mejor de mí. Gracias, porque le tienes paciencia a mis demonios y a mis fantasmas, porque me empujas a la aventura y no dejas que me duerma en hábitos que me empequeñecen.

A ti, mi amor, que alegras mis días con tus risas y cuidas de mí, más de lo que yo lo hago.

COPYRIGHT DERECHOS DE AUTOR UN INMUEBLE AL AÑO NO HACE DAÑO COPYRIGHT - photo 2

COPYRIGHT / DERECHOS DE AUTOR

[UN INMUEBLE AL AÑO NO HACE DAÑO]

COPYRIGHT © 2021 POR CARLOS DEVIS

Todos los derechos reservados.

Sin limitar los derechos de autor reservados anteriormente, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o introducida en un sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación, escaneo u otro), Sin el previo permiso por escrito del propietario de los derechos de autor de este libro. La exploración, duplicación y distribución de este libro a través de Internet, o por cualquier otro medio sin el permiso del autor es ilegal y punible por la ley. Por favor, compre solo las ediciones electrónicas autorizadas y no participe ni aliente la piratería electrónica de los materiales protegidos por derechos de autor. Se agradece su apoyo a los derechos del autor. El editor no tiene ningún control sobre y no asume ninguna responsabilidad por los sitios web de terceros o sus contenidos.

Contenido

INTRODUCCIÓN Si yo lo he hecho tú también puedes lograrlo El que no - photo 3

INTRODUCCIÓN
Si yo lo he hecho, tú también puedes lograrlo...

«El que no llora ¡no mama!».

Nunca pensé que iba a llegar a viejo tan rápido. Un día me miré al espejo y me vi con 20 años. Mi cabello era de color marrón oscuro, estaba vigoroso y brillante, y mi piel era tersa y suave. Cerré los ojos un instante, un instante, te lo juro, y cuando los abrí, tenía 60 años, mi pelo era blanco, escaso, mi piel estaba seca, tenía pliegues en la frente que recordaban a los caminos viejos, con sus subidas, bajadas y caídas. Todo ello fruto de los avatares de la vida, que seguro habían dejado más marca en mi alma y mi rostro que en mis recuerdos.

Fue como si me hubiera quedado dormido 40 años. Mi pasado era como un sueño del que apenas recordaba fragmentos. Me di cuenta de que había vivido una vida increíble. Una vida en la que había reído y llorado, amado y odiado. En la que fui un genio y un estúpido, generoso y mezquino, todo con la misma intensidad.

Recordé que a lo largo de mi vida trabajé muy duro, le di lo mejor a mi familia, escribí libros, creé empresas y también las quebré. Gané muchísimo dinero y lo perdí. Y volví a salir adelante de nuevo, renaciendo de mis cenizas, siempre con el objetivo de ayudar a mi familia y a mis seres queridos.

Me di cuenta, mientras reflexionaba sobre ello, que siempre había operado pensando en los demás, nunca en mí mismo. Mi pensamiento era siempre el mismo: «Dales lo que necesitan, luego tú te las arreglas con cualquier cosa». Fui responsable con todos, excepto conmigo.

Dado que toda la vida me las había arreglado para salir de las peores situaciones posibles asumí que siempre sería así. Que siempre me levantaría de nuevo. Pensaba que, aunque pasaran los años, siempre tendría energía para trabajar diez o doce horas al día, que mi mente estaría siempre operando a mil por hora y con la creatividad que siempre me había acompañado. Pensaba que yo seguiría siendo el joven dinámico y apuesto y que nunca me convertiría en una persona mayor, apagada y refunfuñona, alguien con quien ya no sería tan agradable trabajar. Qué importaba que yo me sintiera dinámico, lleno de vida y de proyectos.

La realidad me despertó de golpe esa mañana en mi casa de Tavares, en Florida, donde mi esposa Diana y yo vivíamos con nuestros dos hijos. Todavía estaba en la cama cuando me llegó un mensaje de texto a mi celular en el cual el banco me informaba: «Crédito denegado» sobre el asunto de la hipoteca que había pedido para comprar una casa. No podía creer que esto sucediera. Estaba tan seguro de que me la darían que ya había firmado el contrato de compra-venta hacía seis semanas.

Por aquél entonces yo vivía de la consultoría y ganaba como cualquier persona de clase media. En mi opinión, lo suficiente como para que el banco me diera la hipoteca que necesitaba. De hecho, en la primera entrevista con el banco, sus responsables me habían dicho que lo veían todo bien y que sin duda alguna calificaba como apto para la hipoteca que les pedía. Fue por ello que en casa lo celebramos con alegría, empacamos todos los muebles y nos preparamos para el trasteo, avisamos en el colegio de los hijos e incluso, enviamos una carta al dueño de la casa en la que vivíamos para decirle que nos íbamos y debíamos terminar el contrato.

Y ahí estaba yo, todavía en la cama, pensando en cómo le diría a mi esposa y a mis hijos que no me habían aprobado el crédito. Cómo les iba a matar, con una sola frase, el entusiasmo y la alegría que tenían. Diana le había contado feliz a su familia y a nuestros amigos las noticias de la nueva casa. Nuestros hijos se habían despedido con fiestas de sus compañeros y estaban listos para mudarse.

Cuando le conté la noticia a la familia, no obstante, se lo tomaron con muy buena actitud. Lo más difícil, en realidad, fueron mis propios pensamientos y emociones. Sentí rabia conmigo mismo, miedo, confusión, me pregunté cómo podía ser que, con el dineral que había pasado por mis manos, habiendo trabajado como un loco toda una vida, ahora no pudiera solucionar este problema a mi familia. ¿Cómo podía ser? Me encontraba a mis 60 años sin pensión, sin activos, con apenas 20.000 dólares ahorrados y sin crédito para comprar una casa.

En realidad, yo no quería abandonar ese lugar, era hermoso. Vivíamos a la orilla de un lago enorme, frente a un árbol de magnolia inmenso, con cedros centenarios al borde del lago, un paisaje repleto de garzas y de pájaros de todos los tamaños y colores que nos hacían sentir en el cielo cada mañana. Sin embargo, tenía que hacer algo y no sabía qué. Llamé a mi amigo Luis Eduardo Barón y le conté mi problema. Tras escucharme, me dijo lo siguiente:

—Carlos, tú sabes de bienes raíces, has tomado cursos, leído muchos libros, hecho buenos negocios, aplícalo para ti ahora.

Yo escuché su consejo con gratitud, sabía que tenía razón, pero dentro de mí reinaba la desesperanza, no sabía por dónde empezar. Por suerte, logré que el dueño de la casa en la que vivíamos nos extendiera el contrato mes a mes. Él sabía que éramos buenos inquilinos, por lo que no tenía interés en que nos fuéramos.

Pasaron así varios meses y no hice nada, absolutamente nada. Estaba paralizado en la negación, en el miedo, en la más absoluta desazón. Un día, sentado en jardín de mi casa, miré la casa vecina, que llevaba un par de años vacía.

Yo había oído que la dueña estaba en proceso de remate, que estaba perdiendo la casa, pero yo no la conocía. Vi a una mujer de unos 50 años entrando a la casa, me acerqué y le pregunté si era la dueña. Me respondió que sí. Entonces le pregunté si vendía la casa y me dijo que sí, siempre y cuando recibiera una buena oferta. Yo le pregunté qué entendía por una buena oferta y me contestó: «230.000 dólares».

Yo hice mis cálculos y pensé que la casa necesitaba unos 20.000 dólares en reformas y que, una vez arreglada, por su tamaño y ubicación podría venderse por 340.000 dólares. Tras ello le propuse lo siguiente: pagar de mi bolsillo los retrasos de la propiedad con el banco y darle 10.000 dólares en efectivo en aquel momento (que era justo la mitad de la cantidad que tenía ahorrada) y esperar un año hasta pagarle la cuota inicial.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition)»

Mira libros similares a Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition)»

Discusión, reseñas del libro Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.