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Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
ISBN: 978-1-60255-320-0
Impreso en Estados Unidos de América
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Dedico esta obra a las personas que han enriquecido mitrabajo con sus aportaciones, a las que han respaldado mitrabajo con su confianza y a las que han nutrido mitrabajo con su amor.
CONTENIDO
S i has abierto este libro es porque te interesa el tema de liderazgo y te felicito por ello, ya que estoy convencido de que el mayor problema que padece nuestra civilización en la actualidad es una profunda crisis en esta materia.
Por fortuna, el liderazgo es una pericia que puede perfeccionarse y en este momento tienes en tus manos una poderosa herramienta para hacerlo: un singular libro que es producto de la combinación de una emocionante narración deportiva y de una efectiva metodología de aplicación inmediata.
Y que conste que no lo digo yo, sino miles de personas que desde 2002 han leído Rumbo a la cima como «la mejor y más completa novela de liderazgo escrita en el idioma español»–, y cientos de individuos que desde 2004 han cursado los «Programas de asesoría en liderazgo vía internet», impartidos por SerieCima.com.
Con este sólido respaldo de varios años de experiencia y gran cantidad de gente beneficiada, puedo asegurarte que si te involucras a conciencia en la trama literaria, y si resuelves con responsabilidad las actividades y los ejercicios integradores planteados, conseguirás desarrollar permanentemente tu capacidad de liderazgo en favor de quienes te rodean.
¿Acaso el perfeccionamiento del liderazgo propio no es una excelente manera de contribuir a atenuar la crisis de la que hablamos? Entonces, ¡manos a la obra! Pero antes permite que te brinde algunos consejos para que obtengas el mayor provecho:
Realiza las actividades y ejercicios en el momento en que se te pida, para lo cual debes suspender la lectura.
Dedica un tiempo específico sin distracción; revisa el material en calma y solo.
Después de cada actividad y ejercicio aplica de inmediato lo aprendido en tu ámbito laboral, familiar y social.
Una vez que hayas puesto en práctica tus conocimientos regresa a la lectura.
¡Acepta el reto de vivir la experiencia que este libro te propone! Ya verás que en cuanto comiences a ver los resultados serás el primero en recomendarlo.
José Manuel Vega Báez
www.seriecima.com
M e llevé ambas manos a los costados de la cabeza y presioné con fuerza, cuando sentí que el dolor amainaba, parpadeé varias veces y llamé a la puerta. Apareció un mozo cuyos magníficos modales lo hacían parecer un caballero.
–Sígame, por favor. El doctor Osborne lo espera.
–Gracias.
Era inusual que mi maestro me hiciera llamar con tanta urgencia, pues desde el momento en que enfermó repentinamente, no solía recibir visitas ni hablar con nadie. Sus más fieles seguidores no dejábamos de preguntarnos qué le había ocurrido en aquel viaje a Europa del que regresó en silla de ruedas.
El mozo me condujo a una enorme habitación hexagonal en cuyo fondo se dibujaba un elegante escritorio con su sillón de visitas. Junto a los escasos muebles se hallaba mi maestro. Entré. Las dimensiones del salón vacío hacían parecer diminuto tanto al escritorio como al anfitrión; aquellas extrañas circunstancias me ayudaron a olvidar por un momento mi insoportable migraña.
–Buenas tardes doctor –lo saludé–. Me dijeron que necesitaba hablar conmigo urgentemente.
–Sí. Póngase cómodo, por favor, le tengo una noticia de las que es mejor recibir sentado.
Me acomodé con lentitud en la silla.
–Hay poca gente enterada de mi actual condición –comentó–, tal vez por eso me siguen invitando a eventos públicos –hizo una pausa para toser–. Aunque, le confieso que nunca en mi vida había recibido una encomienda tan importante... –prosiguió.
El misterioso acontecimiento que lo dejó paralítico había traído consigo una serie de achaques que lo estaban avejentando con gran celeridad. Volvió a toser y esta vez su tos se convirtió en un acceso de sacudidas bronquiales. Casi de inmediato surgió una mujer robusta de cabello teñido y dulce mirada que no pareció reparar en mi presencia. Como buena enfermera de cabecera se dedicó a auxiliar a su esposo suministrándole un broncodilatador. Quise acercarme a ayudar, pero me detuve: era innecesario, por lo que preferí ser discreto y esperar...
El destino siempre insistió en hacer al doctor Osborne mi mentor y yo no luché contra tal designio. Mucho tiempo atrás, cuando formé parte del equipo nacional de atletismo, él fungió como director del comité para el deporte de alto rendimiento, y desde entonces nos conocimos e identificamos. Años después, durante mis estudios de doctorado en sistemas, fue mi maestro y, posteriormente, como director del posgrado, me invitó a formar parte de su planta docente. Siendo catedrático, no olvidaba nunca algunas de sus frases favoritas:
Se recibe el título profesional cuando uno cree que lo sabe todo, se obtiene el diploma de maestría cuando uno se da cuenta de que no sabe nada y se alcanza el grado de doctor cuando uno se percata de que, además, nadie sabe nada.
Y una de las más aleccionadoras de mi labor como docente:
Educar es contagiar la inextinguible luz de la curiosidad por comprender lo que hay detrás de las apariencias...
Cesó la tos y en pocos segundos la señora Osborne desapareció del lugar.
–Bien sabe –dijo el maestro carraspeando–, que desde hace tiempo usted se ha convertido en mi brazo derecho.
–En eso pensaba –respondí–. Demasiadas casualidades han hecho de usted mi guía; sin embargo, ninguno de los dos creemos en las casualidades. Por eso estoy aquí, ¿en qué puedo ayudarle?
Levantó una carpeta que había sostenido en sus piernas y comenzó a hojearla.
–Seguramente está enterado de que nuestro país ha sido designado miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –explicó–. Gracias a ello ha prosperado una iniciativa que he venido planteando repetidamente en los últimos años a través de mi participación como asesor de la UNESCO: la elaboración de una campaña mundial de concienciación por el respeto al derecho internacional y a los principios activos que hacen posible a cada persona del mundo promover nobles ideales.
Quise objetar su falta de claridad, pero me limité a inclinarme hacia adelante y a escuchar con mayor atención, pues sabía que no sería la primera ni la última vez que las ideas del doctor Osborne, incomprensibles al principio, se aclararan conforme hablara.
–En la actualidad los noticiarios están llenos de amarillismo y reseñas pesimistas –explicó–; la UNESCO ha pretendido desde hace tiempo propiciar, digamos, una guerra positiva con adalides por todo el mundo que, multiplicados, enfrenten esta época de desesperanza. Sin embargo, este proyecto no había tenido el respaldo suficiente hasta ahora, en que el Consejo de Seguridad ha caído en la cuenta de que es indispensable un esfuerzo mundial preventivo que, de manera paralela, complemente sus actividades actuales y ayude a evitar una mayor anarquía y violencia social.
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