A todas las personas que deciden ver el vaso medio lleno y viven cada circunstancia como una oportunidad.
« N O MOLESTAR ». P ON TU CARTEL
E stamos tan ocupados desde que nos levantamos hasta que nos vamos a la cama que «todo» exige de nuestra atención. Y cuando la rutina se convierte en importante, parece que en el fondo nada importa.
Vivimos momentos de estrés y aceleración, donde no saboreamos las horas. El sexo es motivo de satisfacción, pero también de exigencias. El ir tan rápido nos hace desatender nuestra sexualidad y nuestras fuentes de placer.
«Parar», tomar conciencia de cómo nos sentimos, pensar en nuestra vida y en nuestros proyectos, realizar los cambios que sean necesarios nos ponen en el camino del bienestar físico y mental.
Cualquier terapia sexual se inicia con este PARAR del que hablamos, donde el tiempo nos ayude a aprender a conocernos y a cambiar las cosas que no nos gustan de nosotros. En las relaciones sexuales también pasa lo mismo: exigimos mucho de ellas, pero les dedicamos poco tiempo para trabajarlas, y entramos en la dinámica de dejarlas para más tarde.
La terapia y su verdadero poder se basa, precisamente, en el tiempo que nos dedicamos. Si consideras que tu vida sexual no está siendo satisfactoria, si te sientes mal contigo mismo, si tu relación de pareja se está deteriorando o si no eres capaz de sentirte feliz necesitas parar y cambiar de rumbo.
En torno al sexo se crean muchas expectativas, donde se valoran los resultados —queremos hacer más, durar más, tener más experiencias, más sensaciones…—, pero en pocas ocasiones nos centramos en cómo mejorar el proceso. Conocerte y conocer al otro es fundamental para un buen encuentro. Conocer cómo funciona tu respuesta sexual, las zonas más sensibles de tu cuerpo, entender qué es la excitación y el orgasmo, aprender diferentes formas de seducir, poner al sexo piel y cerebro, utilizar los cinco sentidos, y no solo los genitales, son ingredientes que ayudan a crear una buena receta para el deseo y el placer.
Darte un tiempo de intimidad donde nadie te moleste no es solo el punto de partida para mejorar los problemas, sino que es el inicio para que te sientas bien y en equilibrio. El objetivo ha de ser ambicioso.
No molestar es un libro para darte un tiempo a ti, para adquirir conciencia de que puedes hacer muchas cosas para mejorar tu vida erótica, tu relación contigo y con los demás. Donde pondremos luces para que haya menos sombras, en un tema sin principio y sin fin: el sexo.
A disfrutar y a sentirnos satisfechos también se aprende. Para cambiar no es necesario estar mal, sino tan solo querer estar mejor.
¿Qué podrías hacer en este momento para mejorar tu vida erótica? La pregunta háztela tú. Las respuestas las iremos descubriendo poco a poco.
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S EXO Y FELICIDAD
¿P ARA QUÉ …? P ARA SER FELIZ
¿De qué hablamos cuando nos referimos al sexo? ¿Qué es la felicidad? ¿Quién no quiere ser más feliz? ¿Quién no desea mejorar su vida sexual?
Sexo y felicidad no son solo dos palabras, y además, tienen más en común de lo que creemos. Existen motivos para que vayan de la mano —este será el hilo conductor de este capítulo—: cómo uno puede influir sobre la otra, cómo el sexo ayuda a nuestra felicidad, cómo la felicidad influye en el sexo… y, cómo podemos tener un sexo feliz.
Nuestra manera de vivir el sexo y las relaciones eróticas favorecen la felicidad; de hecho, cada vez más estudios demuestran que la calidad de vida mejora cuando las relaciones sexuales están presentes en nuestros hábitos. Aunque a veces nuestra erótica nos dirige en la dirección no deseada, alejándonos de la felicidad cuando no se cumplen nuestras expectativas y pretensiones. Es decir, parece que no es sencillo tener una buena vida sexual y tampoco parece muy fácil ser feliz.
Si no era suficiente tratar estos dos frentes por separado, ahora además vamos a relacionarlos. Para conseguirlo existe un denominador común, y no es otro que el ser capaz de adiestrar a nuestra mente: aprender a pensar, aprender a sentir, aprender a hacer, y cómo no, aprender a desaprender.
La mayoría de las cosas que se consideran importantes y valiosas en la vida nos las enseñan, pero parece que el sexo y la felicidad han de ser procesos espontáneos que han de descubrirse de manera fortuita en nuestra senda como algo que no hay que trabajar ni aprender, como algo que está en manos de la casualidad y de la fortuna. Vamos a comprobar que esto no es cierto. Conocer cómo funciona nuestra felicidad y nuestra erótica, y cómo una repercute en la otra, es el primer paso para una bonita amistad.
Para ello te invito a jugar al Para qué, juego de las preguntas y respuestas encadenadas , en el que se añade a la siguiente pregunta la respuesta anterior. Fíjate en el siguiente ejemplo.
—¿Para qué te has levantado esta mañana?
—Para trabajar.
—¿Para qué trabajas?
—Para ganar dinero.
—¿Para qué quieres ganar dinero?
—Para pagar la hipoteca.
—¿Para qué quieres pagar la hipoteca?
—Para estar tranquilo con mi familia.
—¿Para qué quieres estar tranquilo con tu familia?
—Para sentir que les cuido.
—¿Para qué quieres cuidarles?
—Para sentirme bien.
—Y ¿para qué quieres sentirte bien?
—Para ser feliz.
Te sugiero que lo practiques y que se lo propongas a tus más allegados. Te sorprenderás de lo que hay tras las respuestas. Con un poco de paciencia y predisposición por ambas partes te darás cuenta de que tras ellas se esconde un gran tesoro: todos sin excepción queremos llegar —y de hecho llegamos— al mismo punto. Tardaremos más o menos, habrá pocas o muchas respuestas, pero todos hacemos lo que hacemos para ser y sentirnos felices.
Vivir una erótica satisfactoria te ayudará en este cometido, por eso no hay tiempo que perder.
P REGUNTA DE RESPUESTAS INFINITAS
Es bastante habitual que ante la pregunta de «¿eres feliz?», le siga otra inmediata de «¿pero qué es ser feliz?». Hay muchas definiciones de felicidad, de hecho, todos tenemos la nuestra. Cada persona tiene un concepto diferente, aunque la gran mayoría de las respuestas hacen referencia al placer o al disfrute.
Son muchos los estudios que han intentado descubrir y encontrar los secretos de la felicidad, buscando la respuesta a la pregunta del millón: «¿Qué puede hacernos más felices?», y a pesar de lo que creamos los resultados de estos trabajos confirman que la felicidad no depende directamente:
- Del bienestar material, como los ingresos, la casa, los coches, las joyas, etc. Se llega a la conclusión de que el dinero no siempre da la felicidad cuando se dispone de lo suficiente para satisfacer las necesidades básicas, y nos da un mínimo de seguridad.
- Del estatus social o de los títulos universitarios.
- De la belleza. Las personas que consideramos más atractivas no son más felices, pero sí son las que se quieren más.
- De la salud. Frente a lo que podemos creer, personas con enfermedades crónicas importantes llegan a sentirse felices.
Los elementos que están presentes y contribuyen a una mayor felicidad tienen que ver más con:
- Las relaciones sociales; es decir, aprender a conectar con los demás en diferentes tipos de relación, como vivir en pareja, disponer de un círculo de amistades, tener relaciones satisfactorias con personas significativas o con la familia. Por tanto, son los vínculos con los otros los que nos ayudan a aumentar nuestro nivel de felicidad.
- Las actividades. Mantenernos activos profesionalmente o en el tiempo libre, independientemente de lo que sea, incluso sin ganas, hace que de manera espontánea mejore nuestro estado de ánimo y nos reconforte.