Índice
INTRODUCCIÓN
Somos los protagonistas de nuestra historia
Muestra tus heridas, no las escondas. Todo lo vivido emocionalmente, cada segundo de tu existencia, está almacenado en alguna parte del cuerpo físico, y lo mejor que puedes hacer es dejar que esas marcas se expresen, trabajarlas sin ansiedad y con coraje.
Nuestros padres y ancestros también han dejado huella en quienes somos y han influido, de una forma u otra, en cómo salimos a explorar el mundo, en cómo nos relacionamos, en nuestras alegrías, miedos y triunfos. Te has nutrido de ellos, pero, afortunadamente, la herencia genética no te determina.
Lo interesante es que mientras más te conozcas, te veas, te observes y te abraces más fácil te resultará elegir lo que quieres o no para tu camino. Lo podrás ir trabajando a tu manera, porque tienes un tremendo potencial para crecer.
Un maravilloso campo de la ciencia, la epigenética, señala que el bienestar de nuestras células y el correcto funcionamiento del organismo no dependen exclusivamente del ADN, sino de las condiciones en las que nos desenvolvemos y de nuestro estilo de vida, lo que significa que podemos trabajar en la expresión de nuestros genes, y eso me encanta.
El mayor desafío es movilizarnos para lograr los cambios que queremos o necesitamos. Conectar con nuestra interioridad y convencernos de que somos los protagonistas de nuestra historia. A medida que te conozcas y te reconozcas, podrás ir soltando tu pasado y eligiendo en quién te quieres convertir.
Cuando comprendas en profundidad de qué va la epigenética, te aseguro que verás desde otra arista los conceptos de salud y enfermedad, y contarás con más herramientas para vivir mejor.
• ¿Qué pienso?
• ¿Qué como?
• ¿Cómo me vinculo con mi comunidad?
• ¿Tengo una vida activa?
• ¿Le doy respiro a mi cuerpo? ¿Tengo momentos de pausa?
• ¿Mantengo un nivel adecuado de vitaminas y minerales?
• ¿Hago algo para reducir mis niveles de estrés?
Todas estas preguntas son fundamentales en nuestro desarrollo. Cada conducta que modifiques en pro de tu salud te llevará a expresar lo más luminoso de ti. Muchas veces tendrás que deshacerte de tus creencias limitantes, reconducir las señales que ingresan a tu organismo y comandar tus pensamientos para ajustar de manera correcta la función celular y la química del cuerpo, y te aseguro que será un trabajo enriquecedor.
A menudo le pregunto a los asistentes a mis talleres de bienestar cuánta información guarda su mundo interior, y es simplemente para enfatizar que no somos solo un cuerpo físico. Somos la espectacular tríada de mente, cuerpo y alma, y debemos enfocarnos en atender estas tres aristas con igual dedicación. Permitirte ser vulnerable y abrir tu corazón hará que avances con mayor confianza.
Te invito a que te abras y te cuestiones sobre qué necesitas cambiar del sistema de creencias en el que has estado inmerso, pero sin culpa. Tómalo como un ejercicio de observación. Examínate sin vergüenza y, sobre todo, sin esconder lo que duela o te haya estancado. Avanza con verdad, atrévete a mirarte a los ojos y sé valiente. Identifica qué te hace feliz, qué te emociona, qué te debilita. Escucha tu voz interior, dale espacio y la importancia que merece. Recuerda que la intuición es uno de nuestros grandes regalos.
Vive tu proceso sin expectativas inmediatas, controlando tu ansiedad, y te sorprenderás de los avances. Actuar de forma desinteresada te hará más libre. Si lo haces a la defensiva o con excesivo control, lo más probable es que retrocedas. Cuando decides moverte sin ataduras, creces.
No tienes que aparentar, intentar encajar en un molde o pretender ser perfecto, solo debes ser coherente con tus sentimientos. Encara tus temas personales no resueltos para evitar vivir con un ruido mental que solo terminará por agotarte o hacer que te enfermes. Un mal manejo emocional, pensamientos reiterativos de preocupación, el estrés y la tensión debilitan nuestro sistema inmunológico tanto como lo hace una mala nutrición.
En este libro quiero hacerte viajar, invitarte a que conectes con todos tus sentidos y te inspires para empezar tu propio proceso de cambio. Basada en mi propia experiencia y en años de investigación, te contaré cuáles son los nutrientes esenciales para mantener tu organismo saludable, de qué forma puedes cuidar tu microbiota —esos microorganismos que están en nuestro intestino y que nos permiten una correcta absorción de nutrientes—, qué prácticas ancestrales fortalecen tu inmunidad, cómo puedes contactar con tu niño interior y cómo trabajar en tu propósito de vida. Soltar los pesos que has estado cargando durante tanto tiempo te llevará a recuperar el equilibrio y a tener una vida mucho más consciente y plena.
Antes de empezar, te propongo que respondas las siguientes preguntas:
¿Qué quieres soltar? ¿Qué necesitas para poder leer estas páginas en calma, estando cien por ciento presente?
EMPEZAR A SANAR
Prácticas para una vida más plena
Hay prácticas muy sencillas que si las incorporas en tu día a día harán que te sientas considerablemente mejor. Voy a compartir contigo las que me han resultado más beneficiosas, aquellas que me parecen más interesantes y que intento tener presentes en mi rutina.
I MITA A LA NATURALEZA
La naturaleza ha sido una gran proveedora de medicina desde tiempos ancestrales. Todos hemos experimentado lo reconfortante que es respirar aire puro, escuchar el canto de las aves, el sonido del agua corriendo o el viento moviéndose entre los árboles.
Si te fijas, en los ecosistemas hay un equilibrio perfecto. En la naturaleza todo fluye en armonía, con su propio ritmo, sin ansiedad y con simpleza. Los ríos están limpios gracias a diferentes microorganismos que se encargan de su purificación. El agua fluye con aparente desorden, pero siempre se abre paso entre quebradas y rocas. Los bosques, generosos y buenos compañeros, se protegen entre ellos, se alertan de posibles peligros y se comunican a través de sus raíces, a la vez que oxigenan el aire y nos aportan fitoncidas, compuestos que fortalecen nuestra inmunidad.
Me gusta hacer una analogía entre nuestros intestinos y los bosques nativos, porque estos están rodeados de vida y cargados de microorganismos, tal como lo está un intestino sano, que contiene microorganismos específicos y bacterias que trabajan para potenciar nuestra salud y ayudarnos a absorber nutrientes.
La naturaleza se transforma de manera constante, sin juicios y sin expectativas. Cumple sus ciclos en total equilibrio y se adapta a los cambios, a diferencia de nosotros, que creemos estar en nuestro centro, interactuando con el entorno de forma balanceada, pero que ante cualquier situación inesperada nos aterramos o bloqueamos.
Mira la naturaleza, benefíciate de ella e imítala. Adáptate a lo incierto, disfrútalo y ábrete paso con fuerza cuando te topes con caminos obstruidos, como si fueras una vertiente.
Visualízate como un arrayán. El arrayán es fuente de vida para el ecosistema; se nutre de todo lo que lo rodea, muestra su fuerza en su tronco y en sus ramas, pero también expone su vulnerabilidad. Cuando su corteza es muy antigua y rugosa, se desprende de ella, se descascara, suelta eso que ya le incomoda y le duele y deja al descubierto una nueva piel de textura lisa, suave y con manchas tenues.
• ¿Cuánto te atreves a soltar?
• ¿Cómo avanzas y concretas?
• ¿Cómo vives las cosas que te van ocurriendo?
• ¿Cuál es tu círculo de contención?