Tristeza, angustia, decepción, ira, temor…
Durante años se les ha enseñado a las mujeres que “es más seguro no expresar emociones negativas”.
¡Menos aún hablar de ellas! Y así muchas transitan la vida reprimiendo lo que sienten, callando y entregando “su voz” y su derecho a ser felices, a los demás.
Mis emociones me dominan es un desafío al público femenino para ponerse de pie, liberarse de mitos, mandatos y creencias erróneas y así vivir de acuerdo a su propia identidad.
A lo largo de sus páginas, encontrarás las herramientas necesarias para aprender a expresar tus emociones sin que ellas te dominen, motivándote y –sobre todo– teniendo fe en ti misma y en tu Creador.
Una vez más, Alejandra Stamateas te invita a emprender un viaje por las profundidades de tu mundo interior para descubrir tus potencialidades, tal vez dormidas hasta ahora, y alcanzar la cima de una vida plena, firme y feliz.
La invitación está hecha…
Primeras palabras
E scribir un libro sobre las emociones me llevó a expresar muchas de ellas, que fui transmitiendo a medida que trataba de explicarlas. Sin embargo, lo más emocionante para mí fue el desafío personal que me planteaba este libro en particular: lograr que una mujer a la que he admirado durante muchos años pudiera prologarlo.
Al principio, solo conocía a Glenda Umaña a través de la pantalla de televisión. La veía dando las noticias en la cadena CNN en Español con una mirada diferente, que me atraía. Ella transmitía una belleza emocional, física y espiritual que, como se suele decir, traspasaba la pantalla.
Una tarde recibí una llamada telefónica. Del otro lado del teléfono una voz me dijo: “Soy Glenda. Quiero invitarte a los estudios de la CNN en Buenos Aires para hacerte una nota”. Quedé paralizada. ¡No lo podía creer! Si bien sabía que Dios puede cumplir nuestros sueños, deseos y anhelos por más inalcanzables que nos parezcan, en ese momento mis emociones me dominaron.
A partir de entonces nuestros encuentros “vía satélite” fueron cada vez más seguidos. Cuando viajaba a los estudios de la CNN en Miami me entrevistaba Glenda o, en su defecto, la genial y dulce Mercedes Soler. Pero como Dios nunca deja nada por la mitad, mi gran deseo era ir a Atlanta a hablar con ella en persona y poder pedirle que prologara este libro que hoy está en tus manos.
Fueron muchas las emociones que tuve que dominar, entender, calmar e incluso vivir profundamente. Finalmente, me decidí a pedirle un encuentro. Compré un boleto de avión y, junto a una de mis hijas y mi amiga Paty, me fui rumbo a Atlanta sin saber lo que iría a ocurrir. ¡Este sí que era todo un desafío! ¿Me recibiría?, ¿se acordaría de la entrevista?, ¿me atendería dos minutos y luego me diría que no escribiría el prólogo? ¿Y si todo ese esfuerzo era en vano? Las emociones otra vez afloraron para jugarme una mala pasada.
La noche anterior al encuentro me avisaron que había una modificación en el horario: la entrevista no se realizaría a las doce del mediodía sino a las ocho de la mañana. ¡Ocho de la mañana! Tenía que encontrar un salón para peinarme y arreglarme las manos, pero a la hora que supe del cambio de horario ya no había salones abiertos. ¿Cómo me presentaría delante de Glenda sin estar correctamente arreglada? Mi amiga y mi hija me convencieron: Paty se encargaría de peinarme. ¿Cómo sería el debut de mi amiga como peluquera? ¿Me haría un look afro, una onda Marge Simpson o tal vez terminaría calva? Gracias a Dios, después de dormir prácticamente de pie, a las seis de la mañana estaba en perfectas condiciones y entusiasmadísima por el encuentro. Llegué a la CNN bien temprano. Cuando vi la inmensidad del lugar el corazón empezó a latir rápido en mi pecho: “¡Gracias, Dios! ¡No puedo creer que me hayas traído hasta aquí!”. Tomamos un café y nos anunciamos. Cuando Glenda apareció en la recepción, sentí como si la conociera de toda la vida. Cálida, franca, sonriendo con esa sonrisa pacífica que la caracteriza… ¡“una grande” en todo el sentido de la palabra! Todos mis miedos y dudas se disiparon apenas me recibió.
Conversar con ella fue sumamente agradable. Me presentó a conductores de distintos programas: Carlos Montero, Alejandra Oraa; y a su equipo de producción.
En ese mismo momento organizó una entrevista para hablar de otro de mis libros cuando regresara a Buenos Aires. Y lo más importante… ¡el objetivo se cumplió! Glenda estaba complacida de poder hacer el prólogo (previa autorización de CNN). Cuando leí lo que había escrito me volví a emocionar por todas las palabras bellas que me dedicó a mí y a este libro. ¿Qué más puedo decir? ¡Dios hace los sueños realidad!
Alejandra Stamateas
Prólogo
T ener en las manos Mis emociones me dominan es como si Alejandra Stamateas estuviera hablándote directamente y viéndote a los ojos.
Es recibir el consejo claro sobre circunstancias específicas, que enfrentamos casi todas en algún momento de nuestras vidas.
Qué hacer para que funcione una relación, cuándo debemos decir basta; cuáles son las actitudes que nos perjudican y cómo las podemos cambiar.
La primera vez que entrevisté a Alejandra para CNN en Español, quedé asombrada por la pasión, claridad e inyección de entusiasmo de sus respuestas.
Evidentemente su objetivo es que las mujeres desarrollemos la capacidad de valorarnos, de respetarnos, de ser valientes y de interrelacionarnos de una manera más efectiva.
Todas nos enojamos… pero ¿de qué forma lo exteriorizamos? ¿Es la correcta? O ¿cómo nos afecta realmente?
Todos sus ejemplos y las distintas emociones descritas en su libro tienen un común denominador: la manera en que ella cree que debemos superarlos y dominarlos: con la fe. Alejandra destaca: “La fe te hace ser una persona segura y más bendecida”.
La vida está llena de matices. ¿Cómo enfrentar la angustia o la decepción? En las páginas de Mis emociones me dominan pueden encontrarse alivio y consejos prácticos para luchar contra ese sentimiento tan común, que si se prolonga demasiado, puede ser peligroso.
Alejandra Stamateas nos brinda una avalancha de motivaciones y herramientas para disfrutar y descubrir lo que realmente nos gusta y para ser más felices y poder compartir ese bienestar con quienes amamos. Nos enseña a concentrarnos en los pensamientos positivos, mejorar nuestra autoestima y tomar las mejores decisiones, porque cada día es una nueva oportunidad.
¿Hacia dónde vamos cuando nos embarga un sentimiento de incertidumbre?
Queda claro que no todo tiene que ver con nosotras, que no somos culpables ni responsables de todo lo que sucede.
En este libro Alejandra nos ofrece herramientas para que analicemos lo que estamos sintiendo y por qué.
Los consejos: festejar las bendiciones. No guardar nada “por las dudas”, pues la vida se nos pasa.
Cuando tenemos algo pendiente: no buscar excusas, ni distracciones. Cumplir con la tarea.
Algunos de estos consejos los puse en práctica de inmediato y doy fe de que dan buenos resultados.
Todos estamos colmados de dones y tenemos que aprender a desempolvarlos y aprovecharlos.
Mis emociones me dominan es un manual de vida, de lectura obligatoria, que concluye de una manera muy positiva.
Alejandra nos inspira y nos empuja a encender y mantener el motor de la alegría.