Inteligencia emocional
Marian Glover
© 2017, Marian Glover
© 2017, Redbook Ediciones, s. l., Barcelona
Diseño de cubierta e interior: Regina Richling
ISBN: 978-84-9917-505-8
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«En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental.»
Daniel Goleman
Índice
Introducción
En la década de los noventa se comenzó a observar que existían un grupo de habilidades y características sociales y emocionales que podían explicar por qué no siempre el éxito que una persona puede alcanzar en su vida se corresponde con un coeficiente intelectual elevado. Esta nueva mirada, junto al desarrollo de las neurociencias y las nuevas tecnologías dieron lugar al auge del estudio de las emociones y sus relaciones con el pensamiento.
El éxito académico y profesional de las personas ha sido atribuido al coeficiente intelectual desde tiempos inmemoriales. Muchos autores han encontrado que el éxito de una persona no se aplica solamente por su capacidad intelectual o de recopilación de información, sino también por la manera en que las personas se conocen a sí mismas, cómo manejan sus emociones, su capacidad para automotivarse, plantear metas y persistir en las mismas, cómo reconocer e identificar las emociones de otras personas y en qué nivel de efectividad se manejan las relaciones interpersonales.
En este contexto surgió el concepto de inteligencia emocional que, si bien popularizó Daniel Goleman, los primeros en trabajar el concepto desde una perspectiva científica fueron Mayer y Salovey.
Estos autores postularon un modelo de inteligencia emocional que la consideraba como un conjunto de habilidades cognitivas para el uso adaptativo de las emociones. Así, se definió la inteligencia emocional como la habilidad para percibir y valorar con exactitud la emoción o para regular las emociones que promueven el crecimiento emocional e intelectual.
La percepción emocional se entiende así como la habilidad para identificar y reconocer tanto las propias emociones como las de los demás, focalizando la atención y decodificando con precisión las señales, estados, sensaciones fisiológicas y cognitivas que estas conllevan y la experimentación de las emociones en los otros.
En la infancia, entre los 3 y los 5 años, los niños ya han aprendido a identificar los estados emocionales propios y los de los demás, y a diferenciar entre estados, siendo capaces de distinguir y responder a diferentes expresiones emocionales y faciales, y sensaciones y manifestaciones corporales. A partir de la niñez temprana e intermedia, los niños adquieren y utilizan las reglas sociales para la expresión apropiada de la emoción, aprendiendo a exhibir sus emociones o a ocultarlas según lo que sea socialmente aceptable.
Este libro repasa el proceso del control del pensamiento y las emociones y aporta herramientas para transformar estos de negativos a positivos, con el fin de mejorar nuestro bienestar y conseguir los objetivos deseados.
1. Qué es la inteligencia emocional
La inteligencia emocional está constituida por un conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar nuestras propias emociones, entender las de nuestros semejantes y utilizar esta información para que nos ayude a comportarnos de manera correcta y alineada con nuestros objetivos.
Un factor crítico
Las personas con un alto coeficiente de inteligencia emocional suelen destacarse del resto en cualquier tipo de organización, en una empresa, en una comunidad, en una familia, etc.
Se trata de un concepto propio de cada persona que afecta a su comportamiento, a sus relaciones sociales, a cualquier toma de decisión que afecte al individuo y su entorno. No es fácil medir la inteligencia emocional de una persona –para ello están los test indicativos- pero sí que se puede analizar el comportamiento emocional de un individuo con el fin de mejorarlo.
- Cuando la persona no expresa sus sentimientos, estos se acumulan hasta generar sensaciones como el estrés o la ansiedad. Se trata de emociones ignoradas que dañan el cuerpo y la mente. La inteligencia emocional ayuda a manejar el estrés y a identificar las situaciones que pueden dañar física o emocionalmente a una persona y llevarla hacia la enfermedad. Quienes no usan la inteligencia emocional, ¿cómo resuelven estas situaciones? Muy fácil, se apoyan en otros métodos menos saludables para manejar la tensión.
- En el trabajo, las personas con una baja inteligencia emocional suelen ser poco asertivos. Por el contrario, quienes poseen esta característica suelen hacer gala de buenos modales, de empatía y de cordialidad. Es una combinación ideal de conceptos que pueden servir para manejar los conflictos. Mientras que ciertas personas tienden a enojarse con facilidad, otras personas, con mayor inteligencia emocional, suelen mantenerse calmadas y equilibradas en todo momento, lo que les permite neutralizar a las personas difíciles o tóxicas.
- Todas las personas expresan emociones de una manera u otra, pero sólo unas pocas son capaces de identificarlas con claridad mientras ocurren. Esto es importante, porque quienes no son capaces de detectar las emociones evidentes suelen causar malos entendidos, equívocos, situaciones problemáticas. En cambio, quienes tienen una inteligencia emocional alta, suelen dominar sus emociones porque las identifican fácilmente. Cuanto más sepan definir un estado de ánimo, más fácil tendrán la posibilidad de expresar qué sienten, qué emociones les atenazan.
- Quienes carecen de inteligencia emocional suelen formarse opiniones vagas de las cosas o bien se alinean con las opiniones de la mayoría. Es decir, les cuesta crearse su propia idea. Las personas inteligentes dejan que sus pensamientos se desarrollen y luego comunican sus ideas de la manera más efectiva posible, considerando el debate con la audiencia.
- Las emociones negativas son una respuesta al estrés. Y esta enfermedad puede significar una presión alta y también un corazón enfermo. Las personas con inteligencia emocional alta saben que deben evitar estas situaciones, de cara a sentirse mejor y tener una mayor salud.