CÓMO
TRANSFORMAR
EL HOMBRE INTERIOR
JOHN LOREN Y PAULA
SANDFORD
La mayoría de los productos de Casa Creación están disponibles a un precio con descuento en cantidades de mayoreo para promociones de ventas, ofertas especiales, levantar fondos y atender necesidades educativas. Para más información, escriba a Casa Creación, 600 Rinehart Road, Lake Mary, Florida, 32746; o llame al teléfono (407) 333-7117 en Estados Unidos.
Cómo transformar el hombre interior por John Loren y Paula Sandford Publicado por Casa Creación
Una compañía de Strang Communications
600 Rinehart Road
Lake Mary, Florida 32746
www.casacreacion.com
No se autoriza la reproducción de este libro ni de partes del mismo en forma alguna, ni tampoco que sea archivado en un sistema o transmitido de manera alguna ni por ningún medio –electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otro– sin permiso previo escrito de la casa editora, con excepción de lo previsto por las leyes de derechos de autor en los Estados Unidos de América.
A menos que se exprese lo contrario, todas las citas de la Escritura están tomadas de la Santa Biblia Reina Valera Revisión 1960 © Sociedades Bíblicas Unidas, 1960. Usada con permiso.
Las citas de la Escritura marcadas (NVI) corresponden a la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usada con permiso.
Las citas de la Escritura marcadas (LBLA) corresponden a La Biblia de las Américas, Edición de Texto, ©1997 por The Lockman Foundation. Usada con permiso.
Las citas de la Escritura marcadas (DHH) corresponden a la Biblia Dios Habla Hoy, 2a edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1983.
Las citas de la Escritura marcadas (RV95) corresponden a la Santa Biblia Reina Valera Revisión 1995, Edición de Estudio, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con permiso.
Las citas de la Escritura marcadas (RV2000) corresponden a la Santa Biblia Reina Valera Revisión 2000, incluida en e-Sword–La espada electrónica, ©2000-2007 Rick Meyers, versión 7.8.5., con recursos en español provistos por www.ebenezer.hn. Usada con permiso.
Copyright © 2008 por Casa Creación
Todos los derechos reservados
Originally published in English under the title:
Transforming the Inner Man
Copyright © 2007 by John Loren and Paula Sandford
All rights reserved.
Published by Charisma House, A Strang Company,
Lake Mary, Florida 32746
Traducido por María Mercedes Pérez, Carolina Laura Graciosi, María Bettina López, María del C. Fabbri Rojas y Jésica Dalto. Revisión y edición: María del C. Fabbri Rojas
Diseño interior por: Hilda M. Robles
Diseño portada por: Rafael Sabino
Library of Congress Control Number: 2008921138
ISBN: 978-1-59979-128-9
Impreso en los Estados Unidos
08 09 10 11 12 * 6 5 4 3 2 1
CONTENIDO
E n 1906, en la calle Azusa, comenzó la caída del Espíritu Santo profetizada desde hacía tiempo para los últimos días. (Vea Joel 2:28-29.) Desde entonces, el milagro de la presencia del Espíritu Santo se ha expandido ininterrumpidamente. El Señor está devolviendo a la Iglesia los dones de Efesios 4:11: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, y maestros. Hombres y mujeres están siendo levantados para servir en lugares elevados: “El don del hombre le ensancha el camino” (Proverbios 18:16, RV2000). Maravillosos dones están poniendo a muchos en eminencia. Todo eso es bueno y debe ser celebrado. Pero demasiados líderes destacados están cayendo. Algunos caen por inmoralidad, otros por presiones de sus familias y organizaciones, entre otras. Los ataques demoníacos están aumentando.
Un gran problema es que muchos líderes son como caballeros con grandes agujeros abiertos en sus armaduras, y Satanás sabe cómo atraer precisamente a las personas y circunstancias correctas (o equivocadas) para derribarlos. Muchos no han tenido sus “once años en Tarso” como tuvo Pablo. En Tarso, Dios convirtió el corazón de un fariseo en el del amoroso santo que escribió la mayoría de las epístolas del Nuevo Testamento. Lo que ha estado faltando en la iglesia durante este presente gran derramamiento del Espíritu de Dios es una teología correcta y el conocimiento de cómo son santificados los corazones de los creyentes después de haber nacido de nuevo. A través de la historia de la Iglesia, se fueron desarrollando disciplinas y prácticas para la santificación y transformación. Los creyentes sabían que su conversión no había puesto fin al proceso de cambio; lo inició. Pero esa sabiduría ha estado perdida en su mayor parte para esta generación.
Lo que ocurrió fue que en Estados Unidos, cuando comenzó el movimiento hacia el oeste, la gente empezó a salir hacia el otro lado de los montes Allegheny, buscando tierra y una vida mejor. Entonces, por primera vez en la historia moderna, la Iglesia fue confrontada con una población en movimiento. La gente había sido más bien estacionaria, vivía cerca de su lugar de nacimiento y asistía a la misma iglesia durante toda su vida. Excepto unos pocos congregacionalistas y anabaptistas, todos eran miembros de iglesias estatales, sostenidas por impuestos. En Estados Unidos, surgió el voluntarismo: iglesias que eran sostenidas por donaciones voluntarias. Había nacido el electivismo, y, por primera vez, cada uno eligió (escogió) dónde ir a la iglesia. El espacio acabó con el control eclesiástico. En la época en que la respuesta a un problema debía venir desde la madre patria, la situación se había mantenido por necesidad invariable durante mucho tiempo. Las viejas maneras de ser iglesia ya no funcionaron. Por lo tanto, los líderes tuvieron que crear maneras de atender a una población rápidamente cambiante. Una de las respuestas más convincentes fue una reducción del evangelio a su más simple mensaje: asuste a los pecadores en manos de un Dios enfadado y luego condúzcalos a los brazos de un amoroso Salvador, Jesús. En la frontera estadounidense, había nacido el avivamiento de “serrín y lágrimas”; la predicación evangelística de avivamiento no había existido antes. Dio algún buen fruto. En el primer y segundo Grandes Despertares de Estados Unidos, casi el 60 por ciento de la población fue convertida, y muchos más escucharon la proclamación del evangelio.
¡Pero ese evangelio reducido no sabía nada de santificación y transformación después de haber nacido de nuevo! Muchos que escucharon, fueron llamados a predicar y, desde luego, no sabían nada de ministrar el corazón dolorido de los ya creyentes. John y Charles Wesley lo sabían en parte, y desarrollaron un método de santificación después de la conversión, por lo que la iglesia que fundaron es llamada hasta el día de hoy la iglesia “metodista”. Pero en el rápido fluir del evangelismo de la frontera, aun eso se perdió.
Con el tiempo, los predicadores comenzaron a afirmar de la experiencia del nuevo nacimiento más de lo que la Escritura podía justificar. No es excesivo hacerlo, porque nuestra experiencia de salvación logra hasta un grado: nuestra dirección es cambiada del infierno al cielo, nuestros pecados son perdonados y nuestra culpa es lavada en la sangre, nuestra carne recibe un golpe mortal, somos restaurados al compañerismo con el Padre y, con los otros, se nos da un nuevo corazón, y somos llenados con el Espíritu Santo. Pero nuestra conversión no termina el proceso de ser transformados al amoroso carácter de Jesús; lo empieza. Sin embargo, los predicadores del avivamiento, empezaron a afirmar que en el momento en que recibimos a nuestro Señor, nuestro carácter completo es cambiado, y nos hacemos totalmente nuevas criaturas. Posicionalmente, eso es verdad. Pero Pablo, quien más que todos los otros apóstoles hizo claro que somos salvos únicamente por la gracia, también estableció claramente que debíamos ocuparnos “en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2: 12), que recibimos nuestra salvación (carácter sanado y transformado) como “el fin de vuestra fe” (1 Pedro 1:9), no el comienzo. Pero para los muchos cristianos que solamente conocían un concepto de conversión que decía que fueron cambiados, más que el hecho verdadero que todavía debía suceder, ese hecho bíblico se perdió.
Página siguiente