Los Duelos Desautorizados
Eugenia Leonor Varea Muñoz
Los Duelos Desautorizados
Eugenia Leonor Varea Muñoz
Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.
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© Eugenia Leonor Varea Muñoz, 2022
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
www.universodeletras.com
Primera edición: 2022
ISBN: 9788419138415
ISBN eBook: 9788419139269
Nunca te digas la frase
“El sinsentido de la vida”.
Dedico este libro a mis padres, Juan Miguel
y Eugenia, sin ellos yo no sería quién soy hoy.
A Federico, sin él yo no habría tenido
a estos dos seres maravillosos: Jorge y Eugenia.
A todos los hombres y mujeres
que han compartido conmigo su duelo
a través de Grupos de Apoyo al Duelo,
sin ellos yo no habría conectado
con el alma del ser humano.
Índice
I
Introducción
En la dedicatoria hago alusión a los hombres y mujeres que han compartido su proceso de duelo conmigo y que gracias a estas experiencias me han permitido conectar con el alma del ser humano. Esto es así porque cuando los seres humanos nos encontramos en un punto de máxima vulnerabilidad como es haber vivido la pérdida de un ser querido, perder a alguien que era un pilar de nuestra vida es cuando se produce el milagro que yo denomino “la sensibilización”. Somos sensibles a prácticamente todo, nuestros sentidos están más alerta que nunca para poder recibir todo lo que sentimos, lo que fluye en el entorno, los mensajes de otras personas, lo que nuestro cuerpo percibe. Es un momento álgido de máximo dolor que nos genera la sensación de “montaña rusa” porque pasamos de un estadio a otro sin saber como ni porqué.
Definir en qué consiste un proceso de duelo se puede hacer con numerosos adjetivos, pero nadie que no haya estado en duelo puede llegar a comprender en toda su dimensión lo que realmente supone a nivel personal, familiar, social, laboral y espiritual.
Para mí, tras varios y diferentes duelos vividos podría decir que el proceso de duelo es un camino que todo ser humano recorre alguna/s veces en su historia de vida cuando tiene que enfrentar la pérdida de seres queridos por fallecimiento, siendo cada duelo único e irrepetible, generando una sintomatología que afecta al organismo, produciendo cambios en prácticamente todos los ámbitos de la vida, desarrollando una sensibilidad diferente ante las cosas, las personas, las ideas, los valores… y generando un replanteamiento interior que produce un cambio profundo en la persona.
Cuando acompaño y conecto con personas que han perdido a otros seres, siento y percibo que dentro de ellas hay un proceso de desarrollo humano más elevado, un avance personal distinto a aquellos seres que nunca han sufrido pérdidas. Y sobre todo percibo que sus valores, ideas, sentimientos y actitudes son más elevadas.
La muerte según las estadísticas y los expertos en duelo, siguen siendo uno de los acontecimientos más estresantes, dolorosos y complejos que tenemos que afrontar los seres humanos.
Es cierto que la sociedad a pesar de llevar miles de años de proceso en esta temática aún no hemos sabido darle prioridad a esta realidad ni aún hemos generalizado ni los recursos para buscar ayuda ni la formación necesaria para saber enfrentarse a ello.
Sin embargo, sí somos capaces de aprender y acudir a formaciones de todo tipo para adquirir conocimientos útiles para la vida, para el día a día, para dar respuesta a necesidades, dejando de modo totalmente estéril el campo de las pérdidas.
Yo empecé en el año 2006 a formarme en el campo del duelo, la muerte, la suicidología, la tanatología etc… como respuesta al doloroso duelo que viví por la pérdida de mi abuela, una mujer que representaba y representa para mí un pilar muy importante de mi vida. Recuerdo como el dolor que se generó dentro de mi ser tras su marcha era muy complicado de gestionar a pesar de tener que ir a trabajar a diario, atender a mis dos hijos pequeños que por aquel entonces tenían 2 y 5 años, llevar una casa etc… Fue entonces cuando conocí a una terapeuta de duelo y empecé a trabajar con ella el camino del duelo.
Al cabo de año y medio estaba en otras condiciones psicológicas y emocionales, habían remitido notablemente mis reacciones físicas, cognitivas y sociales y empezaba a ver luz al final de ese oscuro túnel en el que anduve metida.
Por mi profesión de trabajadora social, decidí iniciar formación al respecto porque tomé plena conciencia de que esta situación de perder personas afectaba a toda la población e iba a encontrar a muchas personas en mi camino profesional con duelos.
Es por ello por lo que ahora, terminando el mes de enero del año 2021 y ante un nuevo duelo en mi vida, en este caso el de mi exmarido y padre de nuestros hijos, he decidido compartir estas páginas.
El duelo por un exmarido, una exmujer o una expareja en principio podemos catalogarlo como un duelo desautorizado, ahora os explicaré el porqué y nos adentraremos en ello.
Este libro que tienes en tus manos trata sobre la desautorización. La definición que le adjudica la Real Academia es “quitar autoridad, poder, crédito o estimación”.
Desde un punto de vista social considero que vivimos en una sociedad cuyos ciudadanos suelen desautorizar un número excesivo de situaciones y que ello genera conflictos internos en la vida de las personas, en la estabilidad emocional y en las barreras que muchos tienen que afrontar para salir adelante.
A pesar del avance que nuestras normas y leyes están desarrollando en multitud de materias de índole social nos encontramos a numerosas personas y grupos que aún manifiestan cosas como “un matrimonio homosexual no es un matrimonio real”, “ser pareja de hecho no se puede comparar con el matrimonio “, “los matrimonios interraciales no funcionan”, “los inmigrantes vienen a llevarse nuestros recursos”, “las mujeres no sirven para puestos de poder”, “todos los Menores No Acompañados extranjeros son delincuentes”, “alguien que ha estado en prisión, no merece una segunda oportunidad” y así un largo etcétera.
Combatir el que haya personas que desautoricen de forma particular a quienes han optado por desarrollar su vida de forma diferente a la tónica tradicional, es una ardua tarea a la que se enfrentan numerosos seres humanos.
Frente a la diversidad, nos encontramos con las normas sociales y culturales tradicionales que intentan seguir haciéndose un hueco en nuestro mundo. Recuerdo a un amigo médico de Siria que contrajo matrimonio con una mujer española y tras 20 años de convivencia la familia de ella seguía quejándose de su procedencia y costumbres sin aceptarlo cien por cien.
También los compañeros de trabajo de un amigo homosexual casado felizmente que hablaban a sus espaldas criticando su estilo de vida.
No solo se desautorizan estilos de vida, tendencias sexuales, formas de actuar, sino también el derecho individual a actuar conforme a unos valores, ideas y educación.
La desautorización conlleva una merma de la estima, un señalamiento que hace flaco favor a quien la sufre. De hecho, a nivel grupal encontramos un grupo de población de riesgo, los jóvenes y adolescentes, que sufren a causa de la desautorización vivencias de acoso, exclusión, aislamiento social, depresión e intentos de suicidio.
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