Hugues Prion Pansius, 2017
Traducción: Laura Soler Oinson
Editor digital: Titivillus
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Aprender a superar la pérdida de un ser querido es indispensable. Perder a alguien es una experiencia por la que todos tenemos que pasar algún día y que, irremediablemente, genera un inmenso sufrimiento del que resulta difícil salir. La ausencia de un ser cercano, repentina o no, sacude nuestro día a día y el equilibrio de toda una vida. En ese momento, puede parecernos imposible aprender a vivir con esta ausencia permanente.
¿Cómo respetar esa pena mientras seguimos avanzando? ¿Cómo sobrevivir a un luto sin hundirnos en la desdicha? Esta guía práctica te permitirá sobrellevar mejor esta dolorosa experiencia y volver a disfrutar de la vida.
Te ofrecemos las claves para:
- entender por qué se produce el duelo y cómo se gestiona en las distintas culturas;
- conocer el impacto en nuestras emociones y la burocracia que conlleva una defunción;
- descubrir las fases que componen un duelo, lo que te ayudará a trabajar sobre cada una de ellas para dejarlas atrás;
- superar el proceso de duelo gracias a nuestros consejos y mirar hacia el futuro;
- etc.
Hugues Prion Pansius
Aprende a superar una pérdida
Las claves para trabajar tu duelo
En 50 minutos
Salud y bienestar - 0
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Titivillus 29.07.2020
CÓMO SUPERAR EL DUELO
- ¿Problemática? La pérdida de un ser querido es una experiencia por la que todos tenemos que pasar algún día y que, irremediablemente, genera un inmenso sufrimiento del que resulta difícil salir. La ausencia de un ser cercano, repentina o no, sacude nuestro día a día y el equilibrio de toda una vida. En ese momento, puede parecernos imposible aprender a vivir con esta ausencia permanente. ¿Cómo respetar esa pena mientras seguimos avanzando para volver a disfrutar de la vida? ¿Cómo sobrevivir a un luto sin hundirnos en la desdicha?
- ¿Meta? Comprender nuestro duelo y lograr superarlo.
- ¿Preguntas frecuentes?
- ¿Es necesario que trabajemos sobre nuestro duelo?
- ¿Cuánto dura un duelo?
- ¿Es normal estar siempre llorando?
- ¿El dolor desaparece antes si lo ignoro?
- Vuelvo a sonreír y tengo nuevos proyectos. ¿Tengo que sentirme culpable?
Nuestra propia muerte, inevitable e implacable, nos da pavor, y esto es algo que, a día de hoy, sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad occidental. El simple hecho de mencionarlo nos incomoda. Así, se plantea la cuestión de qué decir cuando fallece un ser querido, un hecho que muchos viven como un trauma que parece imposible de superar. ¿Cómo sobrevivir a la pena inmensa que produce la pérdida de un padre, de un cónyuge, de un hijo o de un amigo? Inevitablemente, todos hemos vivido, vivimos o viviremos esta experiencia complicada a lo largo de nuestra existencia, y tendremos que pasar por el largo y doloroso proceso de duelo. De la conmoción a la ira, pasando por la negación, la culpabilidad o, incluso, la depresión, las distintas etapas del duelo nos llevan a vivir una multitud de emociones que, efectivamente, son violentas, pero también necesarias para poder aceptar la triste realidad.
«Tenía 24 años cuando mi madre murió de cáncer. Sufrí una conmoción enorme y tuve la impresión de que caía en un pozo sin fondo. Durante mucho tiempo, me sentí desconectado de la realidad; ya no me importaba nada y mi vida ya no tenía sentido. Estaba totalmente anestesiado. En vez de aceptar esa realidad que no podía soportar, la rehuí y me refugié en paraísos artificiales. Empecé a sentirme mejor el día que alguien sensato me dijo que mi madre jamás me había abandonado y que vivía dentro de mí» (Cédric, 45 años).
Descubre en 50 minutos los mecanismos que se ponen en marcha tras un duelo, los aspectos prácticos que están relacionados con este y, también, la importancia del apoyo de nuestro entorno, así como algunos procedimientos personales que podrás llevar a cabo para que el camino hacia la aceptación sea más fácil. Además, aprenderás a distinguir las actitudes positivas que debes adoptar y los tópicos que tendrás que evitar cuando quieras apoyar a una persona allegada durante su duelo o explicar la muerte a un niño.
¿QUÉ ES EL DUELO?
Un dolor intenso y universal
El término duelo tiene su raíz etimológica en la palabra latina dolus, que significa «dolor» y, por extensión, designa el periodo de aflicción y de tristeza que se produce tras la desaparición de un ser querido. Si hablamos de duelo, significa que obligatoriamente ha existido un apego particular hacia la persona fallecida. ¡De lo contrario, estaríamos de luto todos los días! Además, el psiquiatra y psicoterapeuta Christophe Fauré precisa que no son los lazos de sangre los que determinan la intensidad del duelo, sino más bien el grado de afecto con el difunto. Por otra parte, explica que, aunque esto no se produce con frecuencia, algunos duelos pueden resultar problemáticos si la persona que lleva el luto tiene antecedentes depresivos, por ejemplo, o si mantenía una relación conflictiva con el fallecido, una situación que podría llevarla a desarrollar un profundo sentimiento de culpabilidad por el hecho de haber deseado la muerte del difunto inconscientemente.
Freud y el trabajo del duelo
En un artículo titulado «Duelo y melancolía» publicado en 1915, Sigmund Freud es el primero en introducir la noción de trabajo del duelo. En su opinión, esta expresión es una consecuencia de la pérdida de un ser querido, pero también de un objeto al que nos apegamos. Así, este trabajo del duelo puede definirse como un largo proceso intrapsíquico, que deriva de la pérdida de un objeto de apego y mediante el que el sujeto logra poco a poco desprenderse de este.
Aunque el duelo afecta a toda la raza humana, sin distinguir género, edad o grupo étnico, cada cultura cuenta con sus propios rituales y su forma particular de enfrentarse a la pérdida de un ser querido. Así, en la cultura africana y occidental, está muy aceptada la expresión del dolor e, incluso, se anima a ello. Sin embargo, entre los asiáticos y los musulmanes no se ve con tan buenos ojos, ya que, para los primeros, las emociones tienen que mantenerse en el ámbito de lo privado y para los segundos, contener el dolor es una señal de que se acepta la decisión de Dios. Además de los ritos funerarios y de la expresión del dolor, cada religión presenta periodos de luto muy específicos y particularidades funerarias diferentes. Para los budistas, que creen en la reencarnación, el duelo dura 49 días y, tras este lapso, entonan un rezo para ayudar a la reencarnación del difunto. En la religión hindú, la familia del fallecido debe llevar una vida de moderación (nada de carne, alcohol, joyas o maquillaje) durante el periodo de luto, que dura 13 días y, tras esto, el final del duelo está marcado por una ceremonia que se organiza en la casa del difunto. En los musulmanes, el luto dura 40 días, en los que el entorno debe comportarse y vestirse con sobriedad. Después de esta fase, se recitan rezos para ayudar al alma del difunto a que suba al cielo. En la tradición judía, existen 5 momentos de duelo: aninut, que se desarrolla desde el fallecimiento hasta el entierro; avelut, que se extiende desde los funerales y durante los 7 días siguientes; shloshim, que es el mes que sigue al fallecimiento; shaná