• Quejarse

Alexandre Kojève - Introducción a la lectura de Hegel

Aquí puedes leer online Alexandre Kojève - Introducción a la lectura de Hegel texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1947, Editor: ePubLibre, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Alexandre Kojève Introducción a la lectura de Hegel
  • Libro:
    Introducción a la lectura de Hegel
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1947
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Introducción a la lectura de Hegel: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Introducción a la lectura de Hegel" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Alexandre Kojève: otros libros del autor


¿Quién escribió Introducción a la lectura de Hegel? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Introducción a la lectura de Hegel — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Introducción a la lectura de Hegel " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
A MODO DE INTRODUCCIÓN

Hegel […] erfasst die Arbeit als das Weseu, als das sich bewährende Wesen des Menschen.

Karl Marx

[ El hombre es Conciencia de sí. Es consciente de sí, consciente de su realidad y de su dignidad humanas, y en esto se diferencia esencialmente del animal, que no supera el nivel del mero Sentimiento de sí. El hombre toma conciencia de sí en cuanto —por «primera» vez— dice: «Yo». Comprender al hombre a través de la comprensión de su «origen» significa, así pues, comprender el origen del Yo revelado a través de la palabra.

Ahora bien, el análisis del «pensamiento», de la «razón», del «entendimiento», etc. —de manera general: del comportamiento cognitivo, contemplativo, pasivo de un ser o de un «sujeto cognoscente»—, nunca descubre el porqué o el cómo del surgimiento de la palabra «Yo» ni, en consecuencia, de la conciencia de sí, es decir, de la realidad humana. El hombre que contempla está «absorto» en lo que está contemplando; el «sujeto cognoscente» se «pierde» en el objeto conocido. La contemplación revela el objeto, no el sujeto. Es el objeto, y no el sujeto, lo que se muestra a sí mismo en y por el —o mejor aún, en tanto que— acto de conocer. El hombre «absorto» en el objeto que está contemplando solamente puede «volver en sí», mediante un Deseo: mediante el deseo de comer, por ejemplo. El Deseo (consciente) constituye a un ser en tanto que Yo y lo revela en cuanto tal al empujarle a decir «Yo…». El Deseo transforma el Ser que se revela a sí mismo por medio de sí mismo, propio del conocimiento (verdadero), en un «objeto» que se revela a un «sujeto» por medio de un sujeto diferente del objeto y «opuesto» a éste. El hombre se constituye y se revela —a sí mismo y a los demás— como un Yo, como el Yo esencialmente diferente y radicalmente opuesto al no-Yo, en y por —o mejor aún, en tanto que— «su» Deseo. El Yo (humano) es el Yo de un —o del— Deseo.

El ser mismo del hombre, el ser consciente de sí, implica y presupone, por tanto, el Deseo. Por consiguiente, la realidad humana solamente puede constituirse y sostenerse en el interior de una realidad biológica, de una vida animal. Pero si bien el Deseo animal es la condición necesaria de la Conciencia de sí, no es su condición suficiente. Por sí solo, ese Deseo no constituye más que el Sentimiento de sí.

Al contrario que el conocimiento, que mantiene al hombre en una quietud pasiva, el Deseo lo vuelve in-quieto y lo empuja a la acción. La acción, al surgir del Deseo, aspira a satisfacerlo, y solamente puede hacerlo mediante la «negación», la destrucción o, como mínimo, la transformación del objeto deseado: para satisfacer el hambre, por ejemplo, hay que destruir o, en cualquier caso, transformar el alimento. Así, toda acción es «negadora». Lejos de dejar lo dado tal y como es, la acción lo destruye; si no en su ser, al menos en su forma dada, Y toda «negatividad-negadora» con relación a lo dado es necesariamente activa. Pero la acción negadora no es puramente destructiva. Pues aunque la acción que surge del Deseo destruya, para satisfacerlo, una realidad objetiva, ella crea en su lugar, en y por esta destrucción misma, una realidad subjetiva. El ser que come, por ejemplo, crea y mantiene su propia realidad mediante la supresión de una realidad distinta a la suya, mediante la transformación de una realidad distinta en una realidad suya, mediante la «asimilación», la «interiorización», de una realidad «extraña», «exterior». De manera general, el Yo del Deseo es un vacío que solamente recibe un contenido positivo y real por medio de la acción negadora que satisface el Deseo destruyendo, transformando y «asimilando» el no-Yo deseado. Y el contenido positivo del Yo, constituido por la negación, está en función del contenido positivo del no-Yo negado. Así que si el Deseo versa sobre un no-Yo «natural», el Yo también será «natural». El Yo creado mediante la satisfacción activa de semejante Deseo tendrá la misma naturaleza que las cosas sobre las que versa ese Deseo: ese Yo será un Yo «cósico», un Yo meramente vivo, un Yo animal. Y este Yo natural, función del objeto natural, no podrá revelarse a sí mismo y a los demás más que como Sentimiento de sí. Nunca alcanzará la Conciencia de sí.

Para que haya Conciencia de sí es necesario entonces que el Deseo verse sobre un objeto no natural, sobre algo que supere la realidad dada. Ahora bien, la única cosa que supera lo real dado es el Deseo mismo. Pues el Deseo considerado en tanto que Deseo, es decir, antes de su satisfacción, no es, en efecto, sino una nada revelada, un vacío irreal. El Deseo, al ser la revelación de un vacío, la presencia de la ausencia de una realidad, es otra cosa esencialmente distinta a la cosa deseada, algo distinto a una cosa, distinto a un ser real estático y dado que se mantiene eternamente idéntico a sí mismo. El Deseo que versa sobre otro Deseo considerado en tanto que Deseo creará, así pues, por medio de la acción negadora y asimiladora que lo satisface, un Yo esencialmente distinto al «Yo» animal. Ese Yo, que se «alimenta» de deseos, será Deseo en su ser mismo, creado en y por la satisfacción de su Deseo. Y como el Deseo se realiza en tanto que acción negadora de lo dado, el ser mismo de ese Yo será acción. Ese Yo no será, como el «Yo» animal, una «identidad» o igualdad consigo mismo, sino una «negatividad-negadora». Dicho de otra manera, el ser mismo de ese Yo será devenir, y la forma universal de ese ser no será espacio, sino tiempo. Así que su subsistencia en la existencia significará para ese Yo: «No ser lo que es (en tanto que ser estático y dado, en tanto que ser natural, en tanto que “carácter innato”) y ser (es decir, llegar a ser) lo que no es». Este Yo será así su propia obra: será (en el futuro) lo que ha llegado a ser mediante la negación (en el presente) de lo que ha sido (en el pasado), toda vez que esta negación se efectúa con vistas a lo que llegará a ser. En su ser mismo, este Yo es devenir intencional, evolución deliberada, progreso consciente y voluntario. Él es el acto de trascender lo dado que le ha sido dado y en el que él mismo consiste. Ese Yo es un individuo (humano), libre (frente a lo real dado) e histórico (con relación a sí mismo). Y lo que se le revela a sí mismo y a los demás como Conciencia de sí es ese Yo y nada más que ese Yo.

El Deseo humano debe versar sobre otro Deseo. Para que haya Deseo humano es necesario entonces que haya en primer lugar una pluralidad de Deseos (animales). Dicho de otra manera, para que la Conciencia de sí pueda surgir del Sentimiento de sí, para que la realidad, humana pueda constituirse en el interior de la realidad animal, es necesario que esta realidad sea esencialmente múltiple. El hombre solamente puede aparecer sobre la tierra, por tanto, en el seno de una manada. Por eso la realidad humana solamente puede ser social. Pero para que la manada se convierta en una sociedad no basta la mera multiplicidad de Deseos; hace falta, además, que los Deseos de todos los miembros de la manada versen —o puedan versar— sobre los Deseos de los otros miembros. Si la realidad humana es una realidad social, la sociedad sólo es humana en tanto que conjunto de Deseos que se desean mutuamente como Deseos. El Deseo humano o, mejor aún, el Deseo antropógeno, que constituye un individuo libre e histórico consciente de su individualidad, de su libertad, de su historia y, finalmente, de su historicidad, se diferencia entonces del Deseo animal (que constituye un ser natural, meramente vivo y que no posee más que un sentimiento de su vida) por el hecho de que no versa sobre un objeto real, «positivo», dado, sino sobre otro Deseo. Así, en la relación entre el hombre y la mujer, por ejemplo, el Deseo sólo es humano si uno desea no el cuerpo, sino el Deseo del otro, sólo si quiere «poseer» o «asimilar» el Deseo considerado en tanto que Deseo, es decir, sólo si quiere ser «deseado» o «amado», o también «reconocido», en su valor humano, en su realidad de individuo humano. De igual modo, el Deseo que versa sobre un objeto natural no es humano más que en la medida en que está «mediado» por el Deseo de otro que versa sobre el mismo objeto: es humano desear cuanto los otros desean porque lo desean. Así, un objeto perfectamente inútil desde el punto de vista biológico (como un adorno o la bandera del enemigo) puede ser deseado porque constituye el objeto de otros deseos. Semejante Deseo no puede ser sino un Deseo humano, y la realidad humana, en tanto que diferente de la realidad animal, sólo se crea por medio de la acción que satisface esos Deseos: la historia humana es la historia de los Deseos deseados.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Introducción a la lectura de Hegel»

Mira libros similares a Introducción a la lectura de Hegel. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Georg Wilhelm Friedrich Hegel - Hegel II
Hegel II
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Georg Wilhelm Friedrich Hegel - Hegel I
Hegel I
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Emanuele Azzita - Walter-Alexandre Schultz - 50 supermodelos de papiroflexia
50 supermodelos de papiroflexia
Emanuele Azzita - Walter-Alexandre Schultz
Eugen Fink - Hegel
Hegel
Eugen Fink
Martin Heidegger - Hegel
Hegel
Martin Heidegger
Yves-Alexandre Thalmann - Las virtudes del poliamor
Las virtudes del poliamor
Yves-Alexandre Thalmann
Víctor Gómez Pin - Hegel
Hegel
Víctor Gómez Pin
Alexandre Dumas - Maria Estuardo
Maria Estuardo
Alexandre Dumas
Alexandre Dumas - De París a Cádiz
De París a Cádiz
Alexandre Dumas
Reseñas sobre «Introducción a la lectura de Hegel»

Discusión, reseñas del libro Introducción a la lectura de Hegel y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.