¿Alguna vez te has ido a dormir exhausta, pero con la sensación de que no has logrado mucho durante el día? Corriste de un lado a otro, pero todavía tienes demasiado por hacer. Lo que resulta aún más frustrante es que dudas que al próximo día dispongas del tiempo suficiente para llevar a cabo tu lista de tareas pendientes. Y a pesar de tu vida súper ocupada, ¿te sientes infeliz, desenfocada y frustrada?
Bienvenida al club. Muchas mujeres se encuentran permanentemente buscando la manera de superar las batallas que enfrentan en esta vida apresurada y cambiante. Intentan sacar fuerza de sus posesiones, posiciones, actividades, profesiones, relaciones y agendas completas, creyendo que estas cosas superficiales y fugaces las harán sentirse completas, realizadas y satisfechas. Sin embargo, el resultado es decepción y agotamiento, porque las personas y las posesiones son temporales y soluciones poco confiables.
Según los usuarios de Harris Poll en el 2013, dos tercios de estadounidenses afirmaron que no son “muy felices”. ¿Acaso no es verdad? ¿No estamos tú y yo librando batallas cada día? Luchamos para protegernos a nosotras mismas, a nuestros matrimonios y nuestras relaciones; luchamos en nombre de nuestros niños, luchamos por el bienestar de nuestras familias, nuestros hogares y nuestras carreras y a favor de los que cuentan con nosotros. La lista es interminable.
Luchar constantemente las batallas de la vida puede ser agotador. No obstante, existen mujeres que enfrentan esas batallas y parecerían sentirse realizadas al final del día. Se acuestan sintiéndose satisfechas y se levantan a la mañana siguiente con energías y agradecidas por un nuevo día. Son mujeres que no desperdician tiempo acongojadas por sus pasados, ni tampoco viven preocupadas por lo que traerá el futuro. Estas mujeres saben que su presente es un regalo y por eso aprovechan cada día.
¿Qué es lo que marca la diferencia entre estas mujeres y aquellas que apenas están sobreviviendo, aquellas que se encuentran al borde de rendirse y conformarse con una existencia insatisfecha? ¿Qué es lo que hace que sus corazones y almas irradien felicidad?
He conocido a miles de mujeres profesionales, desde madrecitas que ejercen la profesión honorable de quedarse en casa a tiempo completo, o como les digo yo ingenieras del hogar 24-7, y empresarias que preparan tamales en sus casas para venderlos hasta líderes de empresas de Fortune 500. En todos estos encuentros he podido descubrir dos tipos de mujeres. Aquellas que valientemente pelean sus batallas, mantienen sus cabezas en alto y viven con una sensación de realización. Y aquellas que, aun antes de comenzar el día, ya se levantan cabizbajas y viven constantemente sintiéndose vacías, incompletas, insatisfechas y decepcionadas. ¿Qué es lo que marca la diferencia? ¿Por qué algunas viven en victoria y otras en derrota?
He descubierto que las mujeres victoriosas viven de manera diferente. Saben cómo vencer las mentiras que las atacan cada día —mentiras tales como que son insignificantes, incompetentes e insuficientes— y saben cómo usar sus recursos fundamentales, los cuales las revisten de fortaleza para poder vivir la vida impactante para la que fueron creadas. Estas mujeres están convencidas de que no hay tiempo que perder. Saben que cada minuto de ellas es valioso porque tienen un propósito en sus vidas y misiones por cumplir. Y por eso viven con propósito y con intención.
La historia de tu vida
¿Recuerdas la última película que viste? Si bien desconozco el título o sobre qué trataba, puedo afirmar con seguridad que tiene un comienzo y un final. Tiene un actor o actriz principal, actores de reparto y una trama. Sé que docenas de personas participaron en su elaboración: un guionista, un director, productores, diseñadores de vestuario, maquilladores y muchos otros. Te preguntarás qué tiene que ver esto con una vida victoriosa.
Desde que mis hijos eran pequeños, les he dicho que todo lo que hacemos, cada acción que realizamos, cada palabra que pronunciamos se graba como parte de una película. Les he dicho que algún día, cuando ya no estemos en esta tierra, cada uno de nosotros verá la película de su vida. Creo que esa película contendrá escenas desde el nacimiento hasta el último momento de nuestra existencia en esta tierra. En nuestra película, seremos el personaje principal. Creo que todas contamos con una historia. Hemos tenido éxito, hemos fracasado, reído, llorado, hemos gozado, sufrido, amado, odiado, cuidado de otros, nos han cuidado, hemos herido y sido heridas, hemos amado y sido amadas. Y todas estas experiencias se unen para contar la historia de nuestra vida.
Aunque algunas de nuestras experiencias puedan resultar similares, nuestras historias no terminarán de la misma manera. Algunas tendrán finales felices, y otros finales serán tristes. Nuevamente, ¿qué es lo que hace la diferencia? ¿Por qué algunas mujeres que parecerían tenerlo todo terminan suicidándose o muriendo de una sobredosis de droga? ¿Y por qué otras que han enfrentado tantas luchas y aflicciones dejan legados maravillosos de éxito, fuerza y valor? En mi humilde opinión, basándome en personas verdaderamente exitosas que he tenido el privilegio de conocer, aquellas que gozaron de una sensación de realización y un final positivo en las películas de sus vidas tienen un común denominador: ¡todas eligieron luchar sus batallas cotidianas como mujeres victoriosas!
Sí, tú eres una mujer victoriosa
¿Qué significa ser una mujer victoriosa? Comencemos con las definiciones del Merriam-Webster’s Dictionary. El término victorioso se refiere a alguien que ha conseguido una victoria o a algo que ha terminado en victoria. Por lo tanto, una mujer victoriosa es una luchadora que ha desarrollado la habilidad de ganar batallas en muchos campos diferentes.
Quizá no pienses o te sientas como una guerrera, pero lo eres, ya que luchas las batallas de la vida cada día. Puede encantarte tu empleo, disfrutar de un matrimonio maravilloso y estar criando niños adorables, pero eso no significa que no te enfrentes a batallas. Es inevitable. Debemos luchar para creer que somos lo suficientemente buenas, lo suficientemente listas o capaces de cumplir nuestros sueños. Debemos luchar contra las mentiras que nos hacen creer que carecemos de un propósito en la vida. Debemos luchar para perseverar y alcanzar nuestras metas.