Título original: Obousan ni manabu kokoro ga totonou shoku no Sahou by Seigaku
© 2015, Seigaku
Edición original en japonés publicada por Discover 21, Inc., (Tokio, Japón) Publicado con el acuerdo con Discover 21, Inc.
© 2016, de la traducción: Elena del Amo
© 2016, de esta edición: por Antonio Vallardi Editore S.u.r.l., Milán
Ilustraciones de Kikue Tamura
Todos los derechos reservados
Primera edición: octubre de 2016
Primera edición en formato digital: octubre de 2016
Duomo ediciones es un sello de Antonio Vallardi Editore
Av. del Príncep d’Astúries, 20. 3º B. Barcelona, 08012 (España)
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Gruppo Editoriale Mauri Spagnol S.p.A.
www.maurispagnol.it
ISBN: 978-84-16634-51-4
CÓDIGO IBIC: DN
Composición ePub: Grafime
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Para empezar
Me llamo Seigaku y soy un unsui, un monje que completa su noviciado visitando distintos lugares, como una nube en movimiento, como el agua que corre. Actualmente vivo en Berlín y transmito la doctrina zen a aquellos con los que el destino me pone en contacto.
El lugar en el que los monjes hacen el noviciado es el Eiheiji, monasterio de la prefectura de Fukui fundado por Dogen Zenji en 1246, sede principal de la escuela Soto. Fue ahí donde, en un determinado momento de mi vida, empecé mi noviciado, y entre las muchas cosas que aprendí me quedé absolutamente fascinado por los rituales relacionados con los alimentos. Creía que había descubierto la importancia de la comida mucho antes de entrar en el Eiheiji, pero, no obstante, la sabiduría y el fervor inherentes a esos ritos, transmitidos a lo largo del tiempo, han superado con creces mi imaginación.
He escrito este libro para que podáis aprender a liberar la mente de los pensamientos y llevar una vida sana introduciendo estos rituales, que van unidos a la alimentación, en vuestra vida cotidiana.
He reunido aquí todas las normas alimenticias que en el Eiheiji se han transmitido desde hace más de setecientos años, y los métodos para poderlas poner en práctica en todo el mundo.
Se trata de unas reglas muy eficaces: en cuanto termines ya no tendrás nada que hacer, ni siquiera limpiar. La actitud con la que nos relacionamos con la cocina es la de aprovechar todo, incluso el rabo de las berenjenas. Los kosan –los novicios que viven en el monasterio desde hace más tiempo– sirven la comida con gestos estudiados y con un espléndido y artístico porte.
Quizá alguien se sienta incómodo oyendo hablar de «normas», porque este término da una idea de severidad. Para decir la verdad, yo también tenía una impresión parecida. Sin embargo, cuando probé a ponerlas en práctica en primera persona, mis prejuicios desaparecieron completamente.
Se pasa de las reglas familiares para todos, como «el arroz va a la izquierda, la sopa de miso a la derecha», a otras como «no llenéis la boca de comida hasta hacer reventar los carrillos», «no miréis los platos de los demás», «no llenéis demasiado el plato», que las toman muy en serio los que las adoptan, pero las alaban también como algo alegre y divertido. Mientras no tenemos bastante experiencia y nos limitamos a copiar a los demás, es un misterio cómo un «simple arroz blanco» pueda ser mejor que cualquier otra cosa degustada hasta ese momento.
Aunque se deba sencillamente adaptar el propio cuerpo a un modelo, acostumbrándolo a seguir espontáneamente estas normas, por algún motivo se experimenta una sensación de frescor, como si fuera el alma la que ha sido purificada. Además me ha sorprendido el hecho de que no soy solo yo el que ha sentido esa sensación, sino también las personas que me observan mientras pongo en práctica dichas normas, y estoy entregado a estos rituales.
Las reglas relacionadas con los alimentos que se ponen en práctica en el Eiheiji están basadas en el contenido de dos libros: Tenzo kyokun (Instrucciones para un cocinero zen), y Fushukuhanpo (Procedimientos para el consumo de los alimentos).
El Tenzo kyokun habla de forma detallada de la actitud mental y del papel que el tenzo a cargo de toda cocina debe asumir, además de describir las reglas necesarias para manipular los ingredientes y la vajilla.
En el Fushukuhanpo, en cambio, se describen con detalle las llamadas «buenas maneras» que hay que observar en la mesa, vinculadas al servicio, cómo sentarse y la postura que hay que adoptar mientras se come.
Ninguno de estos preceptos es particularmente exótico; quizá se trata de las «fórmulas habituales» que habéis oído repetir a vuestros abuelos o abuelas. Y, sin embargo, precisamente por ese motivo cualquiera puede utilizarlos con naturalidad, en cualquier parte del mundo y en cualquier momento, ya se trate de bares y restaurantes alemanes o cafeterías e izakaya japoneses. Cumplir con esmero alguna de estas «fórmulas habituales» dará vida a un cambio que os sorprenderá. Y si a pesar de conocerlas os da pereza llevarlas a la práctica, aprovechad esta ocasión para transformarlas en un rito.
PRIMERA PARTE LAS REGLAS DE LA COMIDA ¿Cómo se consumen los alimentos
en un monasterio zen?
SEGUNDA PARTE LAS REGLAS BÁSICAS
DE LA PREPARACIÓN DE
LOS ALIMENTOS No importa solo cómo se come,
sino también cómo se cocina
TERCERA PARTE CUANDO CAMBIA
LA ALIMENTACIÓN
CAMBIA TODO
Examinemos
una comida en el Eiheiji
de principio a fin
Os explicaré brevemente cómo los unsui consumen los alimentos en el Eiheiji.
En el monasterio no existe ninguno de los espacios que comúnmente se definen como refectorio: los monjes consumen los alimentos sentados con las piernas cruzadas en la postura del loto, la misma adoptada durante la meditación, en el mismo tatami en el que se despiertan, duermen y en el que practican zazen.
Los unsui se ponen el hábito monacal sobre el kesa. Su primer desayuno consiste en okayu y takuan con gomasio, la comida a base de arroz, sopa y takuan con un platito de verdura, y la cena, llamada yakuseki, a base de arroz, sopa y