Agradecimientos
Estoy muy agradecida a mi agente, Adam Gauntlett, y a mis editores, Zoe Berville y T. J. Kelleher, quienes pusieron en marcha este proyecto y lo han ido acompañando, ayudándome de un modo ejemplar. Sus consejos han sido bienvenidos en todas las fases. También debo un agradecimiento especial a Eva, cuyo ojo de lince y excelente juicio mejoraron muchos párrafos, y a David, por compartir sus útiles conocimientos. Este libro está dedicado a mi madre, Martha Wilson. Su epicúreo sentido de la amistad y de vivir con gracia —con «moderación en todas las cosas»— enmarca tanto una prolongada carrera científica como un activo compromiso con la paz y la justicia social.
Bibliografía
PRINCIPALES FUENTES CITADAS
Las citas del texto, cuyas fuentes se han ido dando de capítulo en capítulo en las notas, proceden de los siguientes volúmenes:
Laercio, Diógenes, Lives of Eminent Philosophers, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1931, traducción de R. D. Hicks. [Existen numerosas versiones en español: Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, Alianza, Madrid, 2013, trad.: Carlos García Gual].
Lucrecio Caro, Tito, On the Nature of Things, Hackett, Indianápolis, 1994, traducción de Martin Ferguson Smith. [Para la edición española se ha empleado De la naturaleza de las cosas, Orbis, Madrid, 1984, traducción clásica del abate Marchena, con notas e introducción de Domingo Plácido y Agustín García Calvo]. Se cita por libro y verso.
The Epicurus Reader, Hackett, Indianápolis, 1994, traducido y editado por Brad Inchwood y L. P. Gerson, con introducción de D. S. Hutchinson. [Para la edición española se ha empleado Epicuro, Obras completas, Cátedra, Madrid, 2012, edición y traducción de José Vara]. Se cita por obra y número.
SUGERENCIAS DE LECTURA
Si se desea ampliar conocimientos hay excelentes blogs y grupos de debate dedicados al epicureísmo, como en .
Para el lector que desee investigar más a fondo la tradición epicúrea, los siguientes libros constituyen un buen comienzo, y todos poseen útiles bibliografías:
Clay, Diskin, Lucretius and Epicurus, Cornell University Press, Ithaca, 1983.
Greenblatt, Stephen, The Swerve, Norton, Nueva York, 2012.
Konstan, David, A Life Worthy of the Gods: The Materialist Psychology of Epicurus, Parmenides Publishing, Las Vegas, 2008.
Warren, James, Facing Death: Epicurus and his Critics, Clarendon Press, Oxford, 2004.
Wilson, Catherine, Epicureanism at the Origins of Modernity, Clarendon Press, Oxford, 2008.
Nota acerca del texto
La mayor parte de los escritos originales de Epicuro se han perdido, aunque la colección destruida en la erupción del monte Vesubio, en el año 79, ha sido recientemente rescatada en parte, y parcialmente restaurada hasta resultar legible. He aprovechado al máximo las cartas y epigramas disponibles de Epicuro, así como el poema de Lucrecio De la naturaleza de las cosas, basado en el libro aún sin reconstruir de Epicuro, De la naturaleza. Al final del libro hay información bibliográfica, así como sugerencias para lecturas posteriores.
PARTE III
BUSCAR CONOCIMIENTO Y EVITAR EL ERROR
PARTE II
VIVIR BIEN Y DE MODO JUSTO
PARTE IV
EL SER PROPIO EN UN MUNDO COMPLEJO
PARTE I
EL MUNDO SEGÚN LOS EPICÚREOS
Prefacio
La filosofía se viste con prendas de muchos colores y texturas. Puede unir mediante costuras intrincados análisis o pretenciosa palabrería, profundas reflexiones o seudoprofundidad, consejos imparciales o prejuicios personales. Aparece, con aspecto vistoso o harapiento, en las aulas de universidades, pero también en la sección New Age de tu librería, dispuesta junto a libros sobre percepción extrasensorial y meditación. Más allá de su carácter de cajón de sastre, la filosofía te pide que pienses por ti mismo, de un modo lógico y coherente, que crees orden a partir del caos. Se usan ideas y marcos desarrollados por otros, especialmente los grandes filósofos del pasado, como andamios. Pero al final uno crea (y usa) su propio sistema del mundo para decidir en qué creer, qué hacer y qué esperar.
Mi objetivo con este libro es construir para ti un andamio, y hacerlo presentándote el que, para mí, es el sistema filosófico más interesante y relevante de la Antigüedad: el epicureísmo, una «teoría del todo» originada con las observaciones e ideas del filósofo ateniense del siglo III a. C. Epicuro, y traducidas al latín, en verso, por su discípulo y seguidor romano del siglo I a. C. , Tito Lucrecio Caro. Aunque el mundo ha cambiado desde que Epicuro escribiera y enseñara, temas como el dinero, el amor, la familia y la política, con los que él se enfrentó, permanecen entre nosotros con nuevas formas. La perspectiva epicúrea sigue siendo, en mi opinión, relevante y valiosa.
El epicureísmo era una de las cinco grandes escuelas filosóficas grecorromanas, y coexistió (y compitió por adeptos) con el platonismo, el estoicismo, el escepticismo y el aristotelismo. A diferencia de los platónicos y los estoicos, que residían en la ciudad, Epicuro había decidido vivir apartado con sus seguidores. Su escuela de filosofía estaba en un jardín (en realidad, una arboleda), que se cree se hallaba situado extramuros de la ciudad, y en ella se debatía de filosofía, se comía y se escribían libros y cartas.
La mayor parte de los escritos originales de Epicuro se ha perdido. La colección más grande de obras suyas y de sus seguidores, que se encontraba en la ciudad de Herculano, cerca de Nápoles, quedó enterrada en cenizas y lava tras la erupción del Vesubio en el año 79. Pero Lucrecio la había visto y empleado más de un siglo antes, y varias de las cartas filosóficas y epigramas de Epicuro, así como los comentarios de críticos de la Antigüedad, sobrevivieron.
Marco Tulio Cicerón, coetáneo de Lucrecio, se interesó en el epicureísmo, aunque lo criticó duramente. Sus diálogos sobre religión y filosofía moral muestran cómo contrastaba el epicureísmo con su rival, el estoicismo, al menos desde el punto de vista de Cicerón. La filosofía epicúrea, perdida en gran parte (pero no totalmente) para los lectores medievales y renacentistas, resurgió durante el siglo XVII, y ejerció una notable influencia en la filosofía política y moral, así como en la cosmología, la química y la física. Los grandes reformistas utilitaristas de la Gran Bretaña del siglo XIX, así como los redactores de la Constitución estadounidense, rindieron tributo al ideal epicúreo del bienestar humano. Y el poema epicúreo de Lucrecio De la naturaleza de las cosas, admirado al principio por su elegante uso del latín, llegó a considerarse un modelo por la vívida y memorable comunicación de ideas científicas abstractas. Al mismo tiempo, como se verá posteriormente, el epicureísmo poseía ciertas características que sorprendían, o al menos perturbaban, a muchos cuando las conocían.
Antes de empezar, un poco acerca de mí: como profesora, he enseñado filosofía en Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Alemania. Como investigadora, he trabajado en archivos y bibliotecas, publicado libros y artículos, y me he enzarzado en debates con otros profesores. Muchos de mis trabajos se centran en las ciencias físicas y biológicas de los siglos XVII y XVIII, y especialmente en el concepto del microcosmos de organismos y partículas no visibles. Pero durante todo ese tiempo, gracias a una exposición temprana, trabajando de adolescente en actividades de voluntariado y campos de trabajo, me interesé en los problemas de la guerra, la pobreza y la justicia social. Este libro refleja ambos campos de interés, y quiere tratar con los problemas de la modernidad, tanto teóricos como prácticos, tal y como los enfrentamos en la vida cotidiana.
Como a la mayoría de los lectores, me preocupa toda la gama de problemas políticos y económicos que nos afectan a nosotros y a nuestros hijos, y que nos provocan ansiedad incluso cuando vivimos en condiciones de opulencia. Tenemos una creciente desigualdad económica que alimenta resentimientos y violencia; una corrupción del proceso democrático a escala masiva; amenazas existenciales encarnadas en el cambio climático y las armas nucleares, químicas y biológicas; el agotamiento de los recursos medioambientales, incluidos el agua y la tierra cultivable; la pérdida de especies animales y vegetales y la intoxicación de nuestro aire y nuestros océanos.