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¿POR QUÉ ESTE LIBRO?
Hoy me siento y me pregunto por qué este libro. ¿Qué hago yo aquí, encerrado, aporreando el teclado de mi ordenador? Con bastante poca maña, por cierto; para teclear, quiero decir.
Me he resistido hasta hace poco porque no iba a encontrar el tiempo necesario para escribir; ni el aislamiento preciso. Es casi imposible entre llantos de bebé, carreras de enanos de tres, cuatro, seis años… Tampoco encontraría la energía. Queda poca después de una jornada de pluriempleado.
Sin embargo aquí estoy, avanzando con la escritura a base de algún que otro fin de semana de escapada, porque en casa no hay manera.
¿Y por qué escribo sobre el amor y la relación de pareja si ya muchos lo han hecho? Sólo se me ocurre una respuesta: porque estoy profundamente enamorado y soy inmensamente feliz al lado de mi mujer. Pronto cumpliremos diecisiete años de casados y un torrente de niños llena nuestras vidas. Sin embargo, los dos nos bastamos el uno al otro. Y sin el otro nada tiene sentido, ni siquiera ellos, y mira que los queremos con el alma.
La felicidad que encuentro en mi relación y el hecho de que trabajo como mediador familiar tratando de hacer que la vida de otras parejas sea mejor es lo que me ha animado a escribir. Por ese orden. Es más, seguramente si mi vaso no estuviera tan lleno no me atrevería a trabajar con otros tratando de ayudar a que llenen el suyo.
Estoy tan convencido de que se puede ser inmensamente feliz al lado de otra persona toda tu vida, lo experimento tan intensamente cada día, que no puedo dejar de comunicarlo y tratar de transmitir a quien tengo alrededor que ¡claro que es posible!
A lo largo de estos años, he recibido en mi despacho a cientos de parejas con problemas. En este libro te contaré historias de muchas personas. Personas que luchan día a día por sacar adelante su relación. Personas que han tropezado con algo que les ha hecho y les hace daño. Personas que sufren, y mucho. Porque para quienes hemos puesto toda la carne en el asador por otra persona, ver como se oscurece nuestro sueño, nos destroza por dentro.
Si te cuento estas historias es porque creo que sus experiencias, reales como la vida misma, nos pueden ayudar a todos. Bueno, en realidad no te voy a contar su historia , que es suya, de ellos y de nadie más, sino que vamos a tejer una serie de historias hechas a retazos de muchas historias reales.
Este libro es un tributo a las parejas que han pasado por mi despacho y que me han brindado la oportunidad de trabajar con ellas descubriéndome su intimidad, ante la cual yo me inclino con profundo respeto y admiración.
Admiración al ver como dos personas hechas y derechas son capaces de desnudarse por completo, delante de un extraño, abriendo en canal su vida y destripando sus problemas a golpe de lágrima, taquicardia y sudor en las manos. Todo para tratar de mejorar y en no pocos casos salvar su relación. Dime si no es para quitarse el sombrero.
No vamos a recorrer historias de fracaso, tampoco necesariamente de éxito. Son historias de lucha. Ejemplos que te remuevan, que te cuestionen, que te hagan pensar sobre tu vida de pareja. Si esas situaciones que describimos las has vivido o las estás viviendo, quizás puedas tomar nota y aprender algo de la experiencia ajena.
En fin, se trata —ni más ni menos— de acercarnos a la realidad de la pareja, tratando de identificar cuáles son los pilares fundamentales de una relación sólida.
Sobre esos cuatro pilares he desarrollado este breve libro. Por supuesto que podría haber más; de hecho, inicialmente pensé en incluir más, pero he decidido centrarme en los que creo que son fundamentales y sobre ellos ir hilando historias de gente de carne y hueso. Gente normal, como tú y como yo, que se equivoca, que mete la pata hasta el fondo y quiere sacarla. Gente que grita, que no es capaz de pedir perdón, que llora, que piensa en abandonar, que se siente culpable. Gente que es capaz de cambiar, de mejorar, de resurgir… y hacer que su relación cobre vida, aunque estuviera casi en fase vegetativa.
Ayer mismo me escribía desde muy lejos un antiguo cliente que me contaba que están esperando su segundo hijo, y en su día ¡nadie hubiera apostado por su relación! Y también me viene a la memoria aquella llamada telefónica que se tuvo que convertir en mensaje de voz:
—Nacho, te llamamos porque hoy estamos celebrando nuestro aniversario y nunca pensamos que fuéramos a hacerlo.
Es enorme la satisfacción que da ver estos frutos.
La mejoría es de ellos, yo no hago más que acompañarles y guiarles en ese rato semanal que estamos juntos, pero luego se van y la vida continúa, la pelea es suya, de los dos. Los desafíos diarios deben afrontarlos ellos solitos. Por eso cuando mejoran, y muchos lo hacen, el mérito es suyo.
Cuando llegan al despacho, les digo a veces que ya tienen el setenta por ciento logrado. Porque el hecho de estar de acuerdo en acudir a buscar ayuda externa es ya un paso que les hace adelantar mucho en el proceso de mejora. Ya están juntos en eso. Ya han logrado el primer gran acuerdo que es levantar la bandera roja pidiendo ayuda. Aunque normalmente uno esté más convencido que el otro. Ya han reforzado su compromiso de luchar por sacar a flote la relación.
Vamos a escucharles. Hablarán ellos, yo les presto mi voz a través de estas páginas. Haremos como en las fotos antiguas, pasaremos del negativo al positivo. Partiremos de situaciones complicadas, duras muchas veces. Narradas con frecuencia en primera persona. Y trataremos de darles la vuelta y ver qué puede hacer una pareja que quiere sortear esas mismas dificultades que nos acaban de contar y que a todos en un momento de la vida se nos pueden presentar. O en varios.
Ojalá te sirva, por favor, no dejes de contármelo.
PRIMERA PARTE
LA COMUNICACIÓN
1
¿Y QUÉ TAL NOS COMUNICAMOS?
Escucha, pregunta y sigue escuchando
Recuerdo un curso sobre amor conyugal que hicimos mi mujer y yo hace ya unos cinco años. Estuvo muy bien. Eran cerca de diez sesiones, creo recordar, y muy interesantes. El ponente nos presentaba la cuestión, apoyándose en un caso práctico y luego en grupos pequeños de seis o siete parejas nos reuníamos otro día para debatir la cuestión. Sandra invariablemente solía apuntar: «Es un problema de comunicación» y realmente era así, por más que la cuestión afectara a un ámbito específico de la vida de pareja. Por eso, porque la comunicación es medular en la relación de pareja, empezamos por aquí. Si el libro habla de encontrar el arte de vivir con éxito tu relación, está claro que debemos empezar por poner la lupa en nuestras habilidades comunicativas.