Ryder Carroll - El método Bullet Journal: Examina tu pasado. Ordena tu presente. Diseña tu futuro

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Como la mayoría de nosotros, Ryder Carroll trató por todos los medios de organizar su vida: aplicaciones, sistemas, planes, calendarios, programas… Y nada funcionaba. Así que se puso a pensar hasta que dio con su propio método, un sistema que solo necesitaba papel y lápiz, y que era al mismo tiempo efectivo y poco estresante. Compartió ese método con algunos amigos y al poco tiempo este se había convertido en un fenómeno viral. Cientos de miles de personas en todo el mundo siguen hoy su sistema de organización.

Pero El método Bullet Journal es mucho más que un libro sobre gestión del tiempo. Es ante todo un manifiesto sobre cómo queremos vivir y de qué manera organizar los dos elementos más importantes de nuestra vida: nuestro —escaso— tiempo y energía.

Un libro revolucionario que te ayudará a poner orden, sacar más partido a tu tiempo y alcanzar las metas que te propongas.

EL
MÉTODO BULLET
JOURNAL

EXAMINA TU PASADO
ORDENA TU PRESENTE
DISEÑA TU FUTURO

RYDER CARROLL

Traducción de Gema Moraleda Díaz

A MIS PADRES POR TODO.

A LA COMUNIDAD BULLET JOURNAL
POR ATREVERSE.

GRACIAS,

RYDER

Dejemos de posponer cosas. Hagamos un balance
vital a diario... Quien da a diario los toques
finales a su vida nunca precisa tiempo.

S ÉNECA , Cartas a Lucilio

No podemos hacer grandes cosas,
solo pequeñas cosas con gran amor.

M ADRE T ERESA DE C ALCUTA

L a curiosidad dirige la aguja de nuestra brújula interna hacia el magnetismo esperanzador de lo posible y lo que nos da sentido. Es la fuerza que nos empuja a aventurarnos fuera de nuestra zona de confort en territorio desconocido lleno de incertidumbre y riesgos. La pregunta se convierte en: ¿Cómo podemos dirigir mejor nuestra curiosidad y reducir el riesgo de fracasar? Estableciendo objetivos. Cuando hay una intención detrás, los objetivos proporcionan estructura, dirección, concentración y finalidad.

Los objetivos nos dan la oportunidad
de definir lo que queremos.

Si no se establecen con intención, los objetivos pueden ser reacciones instintivas a cosas malas o dolorosas en nuestras vidas. Si sientes que tienes sobrepeso, por ejemplo, dedicarte a correr una maratón dentro de unos meses es un objetivo reactivo y probablemente contraproducente. Las posibilidades de cumplir ese objetivo son escasas, pero las posibilidades de decepcionarte o hacerte daño son altas. Cuando establecemos objetivos como reacción ante algo, es posible que acabemos en la casilla inicial: mucho riesgo, poca recompensa.

Apropiarnos de los objetivos de otras personas es otro error habitual. «Ganar un millón de dólares», por ejemplo, es el típico objetivo que oímos decir a mucha gente, pero no tiene sentido. ¿Por qué? Porque no sirve para nada. Son calorías vacías. Tus objetivos tienen que tener sustancia para poder ser sostenibles en el tiempo. Tienes que entender exactamente por qué necesitas un millón de dólares.

Tus objetivos deberían estar inspirados en tu experiencia. Seguro que hay cosas que te apasionan en tu vida, ya procedan de la inercia positiva que proporciona la alegría o sean una lección dolorosa de la Universidad de los Chascos. ¡Ponlas a trabajar! Ambas fuentes son muy potentes y puedes extraer de ellas objetivos con sentido.

Con eso en mente, vamos a volver a establecer ese objetivo de conseguir mucho dinero: «Quiero conseguir suficiente dinero para saldar mi hipoteca, comprar una casa en el campo para cuando se jubilen mis padres y pagar la educación de mis hijos».

Ese objetivo, aunque sigue siendo ambicioso, tiene unos parámetros con sentido. Sabes exactamente qué impacto tendrá el dinero en tu vida y cómo la mejorará. Eso es muy importante, porque los grandes objetivos piden tiempo y un esfuerzo constante para poder ser completados. De todos los retos a los que nos enfrentaremos en el camino, el aguante suele ser el adversario más astuto y letal. Los grandes objetivos tienen que estar impulsados por una necesidad real que nos ayude a capear los temporales durante días, meses o años hasta alcanzarlos. Esa necesidad tiene que ser lo suficientemente fuerte para fortalecernos ante los cantos de sirena de las distracciones, las excusas y las dudas que nos lanzarán contra las rocas. Angela Lee Duckworth, doctora y autora de Grit , descubrió que la «perseverancia y la pasión depositadas en objetivos a largo plazo» eran un indicador de éxito futuro «más que cualquier otra cosa».

Para algunos de nosotros, la perseverancia y la pasión conjuran imágenes relacionadas con la máxima de que sin sacrificio no hay beneficio, como esos atletas que marcan puntos decisivos con miembros rotos, creativos excéntricos que lo sacrifican todo por el arte mientras tiemblan en buhardillas congeladas o monjes que pasan décadas meditando en silencio. Pero la pasión y la perseverancia, como todas las cualidades emocionales, tienen grados. En un mundo de «todo o nada», tendemos a olvidar el poder del «algo». Los árboles más poderosos nacen de una vulnerable semilla. La semilla de la pasión es la curiosidad. La semilla de la perseverancia es la paciencia. Al diseñar tus objetivos estratégicamente, puedes empezar a cultivar tus oportunidades plantando tanto tu paciencia como tu curiosidad.