Rudolph J. Smith - Guía de técnicas para hablar en público y evitar el estrés y atraer a la audiencia

Rudolph J. Smith

Guía de técnicas para hablar en público y evitar el estrés y atraer a la audiencia

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Hablar delante de la gente, sobre todo de las grandes multitudes, se percibe generalmente como la experiencia más estresante que se pueda imaginar. Las siguientes ideas de este curso están diseñadas para ayudarle a usted, o a cualquier otra persona, a transmitir sus ideas y mensajes a una persona o grupo numeroso, en cualquier entorno. Crear una presentación eficaz puede parecer mucho trabajo. Pero aquí encontrará estrategias que puede utilizar para crear un discurso eficaz y poderoso en 30 minutos o menos, independientemente de su público objetivo.

No hay que olvidar la importancia de fijar objetivos al preparar una presentación. Lo primero que hay que hacer antes de empezar es comprender realmente el objetivo que se desea alcanzar. Es fundamental que empieces pensando ya en el final, en el resultado. Pregúntate: “¿Qué quiero conseguir con mi discurso?”, “¿Qué quiero que reciba mi público?”, “¿Qué acciones quiero que realice mi público?”.

Como se ha mencionado, lo primero que hay que hacer en el proceso de preparación del discurso es identificar su propósito.

El objetivo de su presentación puede ser crear conciencia, promover la comprensión de un tema o lección, generar impacto, vender un producto o incluso inspirar a su audiencia.

Recuerda que la principal razón por la que te presentas en primer lugar es para dar, no para recibir.

Por lo tanto, tus objetivos deben estar alineados con permitir que tu audiencia se beneficie de tu presentación. La definición de tu propósito debe ser extremadamente clara, no sólo para ti, sino también para los demás. Esto les ayudará a identificar todos los beneficios que obtendrán al escucharte.

El mayor error a la hora de hablar en público es empezar con un propósito equivocado. La naturaleza de tu propósito es tan importante como la propia presentación, créeme. Muchos oradores suelen asumir erróneamente (o incluso inconscientemente) que su propósito es algún tipo de validación o aprobación por parte de los asistentes.

No es así.

Esto es un pensamiento completamente insensato y erróneo. De hecho, esto crea mucha presión en el orador para conseguir la aprobación unánime y es probable que cause mucha ansiedad. Se trata de un “propósito generador de estrés”, por lo que huelga decir que no es un buen comienzo para nadie.

Una vez que haya establecido el objetivo principal de su discurso, podrá elaborar fácilmente su presentación en torno a él para que pueda completarse.

Recuerda que la esencia de hablar en público no es ganar algo, sino dar algo.

Cuando actúes con esta propensión y estado de ánimo, ajustarás automáticamente tu lenguaje corporal, tu tono de voz y crearás contenidos útiles para tu oyente. Con ello captarás inmediatamente la atención de la mayoría.

Para concluir esta sección, he aquí un breve resumen. Antes incluso de escribir tu discurso, tienes que definir claramente tus objetivos y preguntarte: “¿Qué quiero conseguir con esta presentación?” y establecer objetivos que te beneficien no solo a ti, sino sobre todo a los demás.

Bien: ahora que has identificado el objetivo de tu discurso, puedes pasar al siguiente paso.

Ahora que has identificado el propósito de tu discurso, es el momento de empezar a crearlo en el verdadero sentido de la palabra. Pero antes, es importante que tengas claro el tema. Una forma de asegurarte de que lo tienes claro es hacer la “prueba de la tarjeta de visita”: ¿puedes escribir tu idea principal en una sola cara de una tarjeta de visita? Si puedes, estás listo para seguir adelante. Si no puedes, sigue trabajando en ello. Redúcelo todo, intenta encontrar (y enumerar) sólo los puntos esenciales, porque te servirán de sólida infraestructura para tu presentación.

Ahora puedes empezar a redactar tu discurso.

Tome una hoja de papel y, en la parte superior de la página, exponga claramente el tema que desea y el objetivo de su presentación. A continuación, escriba sus líneas iniciales y siga con 4 o 5 viñetas. Atención: 4-5, no 10 ni 20. Te recuerdo que tu discurso debe tener una estructura, un esqueleto sólido y claro.

Si se introducen demasiados puntos clave se corre el riesgo de que sea muy vago (además de difícil de recordar).

Evidentemente, la elección del número de focos de atención también depende de la duración y el tiempo de que disponga, pero intente siempre mantener la sencillez. Así es: sencillez es la palabra clave, porque significa claridad tanto para ti como para tu público. Es muy difícil seguir un discurso que toca demasiados puntos: ¡es mejor reducir los temas al mínimo para dejar huella en el oyente!

Ten en cuenta lo que estás haciendo en esta fase, porque lo volverás a ofrecer en la conclusión, cuyo objetivo es recuperar la estructura de tu discurso para aumentar su impacto.

Este será su patrón.

Ahora que has hecho una lista de los temas más importantes, puedes empezar a crear tu presentación basándote en el esquema completado.

Antes de empezar a escribir el discurso propiamente dicho, hagamos una breve digresión y retomemos uno de los discursos más legendarios e importantes de la historia de la humanidad, “Tengo un sueño” de Martin Luther King, Jr.

¿Sabías que la parte más famosa, más citada y más poderosa de todo su discurso, su icónica declaración “Tengo un sueño”, sólo se hizo en el último cuarto de toda su majestuosa presentación?

Uno se pregunta cómo consiguió captar toda la atención de más de 200.000 agitados y furiosos defensores de los derechos civiles. Si piensas que fue por su autoridad, te equivocas. Y tampoco fue por su aspecto.

El reverendo King hizo, sencillamente, una súper presentación.

Comenzó así: “Hace años, un gran estadounidense, a cuya sombra simbólica nos encontramos hoy, firmó la Proclamación de la Emancipación. Este importante decreto llegó como un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que habían sido quemados por las llamas de la injusticia. Llegó como un alegre amanecer que puso fin a la larga noche de su cautiverio.

Martin Luther King, Jr. comenzó su poderoso discurso con una historia fuerte y apasionada que creó el ambiente para el resto de su discurso. Como dice el refrán, “calentó al público”.

Cuando empieces a crear tu discurso, debes recordar que la parte más importante es tu introducción. ¡Lo bien empezado está medio hecho!

Si la atención de su público no se capta en los primeros 30 segundos (vale, no exageremos, pueden ser un par de minutos), está bastante jodido.

Tu introducción puede hacer que todo tu discurso sea memorable.

Así que recuerde que una apertura fuerte es la clave.

Puede empezar con una pregunta en profundidad, una declaración sorprendente, una historia personal o incluso una cita.

Estos elementos no sólo crean el ambiente de tu discurso, sino que también captan la atención del público y lo enganchan para el resto de lo que tienes que decir.