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Pia Sánchez - Buscando a Dios

Aquí puedes leer online Pia Sánchez - Buscando a Dios texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2017, Editor: Caligrama, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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  • Libro:
    Buscando a Dios
  • Autor:
  • Editor:
    Caligrama
  • Genre:
  • Año:
    2017
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Buscando a Dios: resumen, descripción y anotación

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Buscando a Dios es una obra íntima, una invitación a la reflexión y a la búsqueda interior de la fe en el sentido más amplio y generoso. En ella, la autora nos muestra cómo esta búsqueda es toda una emocionante aventura espiritual y, aunque también nos confiesa que no está ausente de dolor ni de angustia, si se persiste, un tropel de enseñanzas se abalanzará sobre nosotros, cambiándonos por dentro y haciéndonos dichosos.

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Esta es una obra de ficción Cualquier parecido con la realidad es mera - photo 1

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta obra son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados de manera ficticia.

Buscando a Dios

Primera edición: abril 2018

ISBN: 9788417321017
ISBN eBook: 9788417426620

© del texto:

Pia Sánchez

© de esta edición:

, 2018

www.caligramaeditorial.com

info@caligramaeditorial.com

Impreso en España – Printed in Spain

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright . Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Amigo lector:

Mi editor me sugiere que, a modo de introducción, intente explicarte la premisa de este libro y el porqué de los temas que en él toco, ¿y qué mejor manera de hacerlo que a través de esta breve carta? Aunque parezca extraño, esta solicitud me ha llevado por un sendero que aún no había transitado, pues este libro no surgió de un claro y predeterminado plan; cada uno de sus temas me fue dado a cuentagotas, mientras yo me limitaba a escribir lo que mi corazón escuchaba, sin percibir realmente la premisa general que le abarcaba.

El texto que tienes en tus manos ha surgido de una necesidad de poner en papel enseñanzas y revelaciones que he tenido la fortuna de recibir y ahora tengo la oportunidad de transmitir a través de estas páginas. En él hallarás a una mujer que encuentra a Dios cuando logra derribar las barreras que Lo limitan, una mujer que se niega a que su fe sea demarcada por patrones sociales y religiosos para así poder llegar a conocerle (y entender que soy suya, y sentir que me alcanza).

La premisa es buscarle, pero hacerlo sin limitaciones, llegando realmente a comprender cuáles son los obstáculos que nos separan de Él, obstáculos personales y sociales, doctrinales y mundanos, propios y ajenos. A algunos de nosotros, los más religiosos, nos incumbe limpiar Su rostro de esa costra doctrinal que le deforma; a otros, los que nos negamos a creer, nos corresponde quitarnos el manto de mofa y de cinismo con el que nos hemos cubierto por tantos años. El objetivo es el mismo, llegar a Él sin intermediarios y observar abismados cómo nos transforma.

Así, los temas que este libro transita intentan exponer la «costra religiosa» y el «manto agnóstico» en nuestras vidas. Sus escritos exploran los comunes obstáculos que el hombre de hoy encuentra en su (consciente o inconsciente) caminar con Dios, e invitan a la auto reflexión, a mirar hacia Él intentando, finalmente, ser honestos.

Te invito a buscarlo, amigo lector, entre las hojas de Su Libro, en los ojos de aquellos que te rodean, en la faena diaria y, sobre todo, en el silencio. Búscalo como la fuente más vital, la necesidad más urgente, sin la cual ni un solo día de nuestras vidas vale la pena transitar.

Pia Sánchez

Presentación

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá . (L ucas 11:9)

Estas palabras de Jesús resumen con precisión la travesía de este libro, que comenzó cuando hace algunos años nació en mí la necesidad, casi angustiosa, de pedirle a Dios que me concediera sabiduría. ¡Vaya una idea descabellada! A mí, que en lo natural no poseo el menor indicio de lucidez, ni de agudeza, ni de humildad, ni de ninguna otra característica que muestre la profundidad de carácter que se esperaría de alguien que limita su petición a Dios a la sapiencia (pueden creerme, esto no es falsa modestia).

Incluso llegué a preguntarme si no era orgullo lo que me motivaba, pero en mi petición reinaba la paz y así comprendí que Él quería convertirme en Su instrumento, que, como con la iglesia de Corinto, Él vio en mí la necedad y debilidad ideales para Su causa (1 Corintios 1: 26-31), que esa absurda necesidad de sabiduría que me sobrecogía y que no parecía venir de ningún sitio «lógico», venía de Él (cuando leo la historia de Salomón y veo en él a un hombre lleno de errores, me consuelo).

Fue así como comenzó la búsqueda, tanto en Su Palabra como en mí. No fue esta una experiencia ausente de dolor; este negocio de ser honesto consigo mismo y con Dios, duele, confunde y angustia; sobre todo porque la mitad del tiempo no sabía ni siquiera qué estaba buscando, y tampoco me percataba de esos sutiles cambios que ocurrían en mí cuando hallaba. Pero persistiendo logré superar la inercia que se empecinaba en no querer cambiar, y un tropel de enseñanzas se abalanzó sobre mí, y el proceso de internalizarlas se convirtió en una emocionante aventura.

Con los brazos llenos de estos hallazgos he tocado a la puerta y se me ha abierto: resurgió en mí esa hermosa y añorada necesidad de escribir, que estuvo dormida por tantos años; aunque esta vez ya no me sentía como pez en el agua; el proceso de desnudarme en estas páginas ha sido incómodo, me sentía expuesta y, con frecuencia, me descubría buscando palabras para tapar mi vergüenza. Pero, consciente de que esta vez yo era tan solo un conductor (no un protagonista), me dispuse a escuchar, y a pesar de que mi humanidad me impide hacerlo perfectamente, hice un gran esfuerzo por mantenerme al margen, y dejar que fuese Él quien hablase, cuidando de detenerme tras cada revelación para buscar Su paz que me permitía discernir entre Su voz y la mía.

En algunas ocasiones la apertura era tan solo una rendija, a través de la cual Sus palabras se asomaban tímidamente, y había que esperar con paciencia a que quisiesen acercarse; en otras, la puerta se abría de par en par y Sus palabras me embestían cual indetenible tsunami, que no lograba contener. Mi gran temor, el que la puerta se cerrase, no ha sucedido, por eso sé (y es esta la más maravillosa de las certezas) que seguiré descubriendo y cambiando, que este libro es tan solo una fotografía tomada en el camino, que nos permite captar un hermoso paisaje (que al observarlo nos deja sin aliento) para compartirlo con aquellos con quienes nos cruzamos.

Dios es amor

Dios me llama de nuevo a escribir, a usar mis palabras para expresar las Suyas, y es como despertar de un largo sueño, del que alguien te llama con una clara urgencia. Urge escribir, urge contar y transmitir. ¿A quién?, no lo sé, solo Él conoce el fin desde el principio, el resto de nosotros vamos adivinando lo mejor que podemos, tratando de entender la imagen que nos revela este rompecabezas del que solo tenemos algunas piezas, casi ninguna colindante. Han sido años sin escribir palabra, y como quien despierta después de un largo sueño, mi mente se apabulla fácilmente, pero Él persiste, y lo hace con un único mensaje: «Dios es amor», una (aparentemente simple) sentencia que me ha revelado un mundo de ambigüedad, que tengo la necesidad de expresar en estas líneas.

Pero para comenzar a comprender la profundidad de esta sentencia debemos entender primero que es (verdaderamente) el amor. La Biblia tiene una (muy citada) definición de amor en la primera carta de Pablo a los Corintios: «Tener amor es saber soportar, es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de la injusticia sino de la verdad» (1 Corintios 13:4-6).

Toda expresión de ese amor que describe Pablo no solo proviene de Dios, es Dios y el hombre que tiene a Dios inevitablemente manifiesta en su vida lo qué Él es, sin importar su religión (o falta de ella), su cercanía a Dios se hace obvia en su comportamiento, porque Dios está donde hay amor. Juan nos lo explica de esta manera: «Dios es amor, y el que vive en amor, vive en Dios y Dios en él» (1 Juan 4:16).

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