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Dedicado a toda la humanidad
Que El Secreto Más Grande te libere
de todo sufrimiento y te traiga felicidad eterna.
Ese es mi deseo para ti, y para todo ser humano.
«De entre todo aquello que los seres humanos pueden aprender en esta vida, tengo la mayor nueva que darte, la cosa más bella que pueda compartirse...».
—Mooji
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El Secreto Más Grande no habría venido al mundo sin la ayuda y el apoyo de numerosas personas. En primer lugar, quiero expresar mi reconocimiento y mi respeto por los maestros cuyas enseñanzas iluminadoras se citan en estas páginas. Ellos encarnan la gracia y la sabiduría, y me siento inmensamente agradecida por su presencia y su disposición a formar parte de este libro transformador.
Gracias también de todo corazón a los científicos y médicos que menciono en el libro por indicarnos, con sus enfoques revolucionarios, que la humanidad necesita abandonar la edad oscura de los paradigmas obsoletos y acceder a la presencia iluminadora del Ser Infinito que somos en realidad.
A los miembros del equipo de El Secreto que han trabajado conmigo en El Secreto Más Grande: no tengo palabras para expresarles mi gratitud por su dedicación y su apoyo a este proyecto. Estoy segura de que, cada vez que le anuncio al equipo que he descubierto algo revolucionario que debo compartir con el mundo, respiran hondo y se preguntan: «¿Y ahora qué?». Aun así, todos ellos sin excepción abren la mente, elevan su consciencia hasta el nivel requerido y hacen aportaciones valiosísimas, cada uno en su papel.
Skye Byrne, mi hija, es la editora de El Secreto, mi editora y la brújula humana de todos mis libros. Para editar mis obras, Skye ha de entender a la perfección todas las enseñanzas que contienen, a fin de procurar que no me vaya por las ramas y que cumpla mi mayor deseo: escribir con la mayor sencillez posible de manera que millones de personas se vean libres de sufrimiento y moren en la alegría. Trabajar con el manuscrito de un libro en sus primeras fases no es tarea fácil, y no hay otra persona en el mundo que sea capaz de hacerlo con la inteligencia y la perfección con que lo hace ella. Le debo a Skye mi mayor y más profunda gratitud, puesto que la huella de su sabia mano se encuentra en cada página de este libro.
Otra mano que ha dejado huella en cada página es la de nuestro director de arte, Nic George. El hermoso diseño de este libro es fruto de sus extraordinarias capacidades creativas, de la belleza de su mirada y su saber hacer, y de su profunda intuición. Crear un nuevo libro con Nic es un puro deleite, y me siento muy afortunada por contar con él y con Josh Hedlund, que colaboró con Nic en el diseño de la portada y el interior de El Secreto Más Grande.
Glenda Bell se coordinó con gran eficacia con los respectivos equipos de los maestros y colaboradores que aparecen en el libro para que las enseñanzas de éstos aparecieran reflejadas con exactitud en estas páginas. Le estoy muy agradecida por el esfuerzo ímprobo que hizo trabajando de sol a sol, noches y fines de semana, desinteresadamente y con entusiasmo, para comunicarse con todas las zonas horarias.
Gracias asimismo al resto del increíble equipo de El Secreto: a Don Zyck, el director financiero de nuestra empresa, que siempre está dispuesto a dar el siguiente salto cuántico y a guiarnos a través de los requisitos financieros y jurídicos, haciendo que todo fluya conforme a nuestra intención; a Josh Gold, que gestiona maravillosamente nuestras redes sociales y que se asegurará de que este libro se conozca en todos los países del mundo; a Marcy Koltun-Crilley, mi queridísima amiga, que me ha acompañado en este viaje desde el principio y que, me honra decirlo, es ahora parte integrante del equipo de El Secreto; y al productor Paul Harrington, con el que empecé a colaborar una década antes de que El Secreto viera la luz. Paul me alentó a escribir El Secreto Más Grande y me sirvió de inspiración durante las primeras fases de la escritura, cuando parecía casi imposible que esta preciosa verdad pudiera comunicarse con sencillez. Se encargó, además, de producir el audiolibro, trabajando con Tim Patterson en la posproducción para dar vida en forma de audio a las palabras reveladoras de este libro.
Quiero expresar también mi gratitud al increíble equipo de HarperCollins, cuya ilusión por trabajar en este libro es contagiosa. Gracias a la maravillosa Judith Curr, directora editorial de HarperOne, y a mi fantástico editor, Gideon Weil, con los que fue un enorme placer trabajar. Gracias también a Brian Murray, Terri Leonard, Yvonne Chan, Suzanne Quist, Laina Adler, Edward Benítez, Aly Mostel, Melinda Mullin, Adrian Morgan, Dwight Been, Anna Brower, Lucile Culver y Rosie Black.
Gracias asimismo al equipo internacional de HarperCollins: Chantal Restivo-Alessi, Emily Martin, Juliette Shapland, Catherine Barbosa-Ross y Julianna Wojcik. Al equipo de HarperCollins UK: Charlie Redmayne, Kate Elton, Oliver Malcolm, Katya Shipster, Helen Rochester, Simon Gerratt y Julie MacBrayne. Y a todas las filiales de HarperCollins Global Publishing: Brasil, Español, México, Ibérica, Italia, Holanda, Francia, Alemania, Polska, Japón y Nórdico.
Gracias en especial a las siguientes personas, cuyas valiosísimas opiniones me fueron de gran ayuda: Peter Foyo, Kim Wall, John Wall, Hannah Hodgden, Marcy Koltun-Crilley, Mark Weaver y Fred Nalder.
A mi familia: Peter Byrne, Oku Den, Kevin (Kid) McKemy, Henley McKemy, Savannah Byrne Cronin, y a mi hija Hayley, que fue quien hace dieciséis años me impulsó a emprender este viaje maravilloso en busca de la verdad. A mis queridísimas hermanas Pauline Vernon, Glenda Bell y Jan Child, gracias por quererme y por dejar que las quiera.
Y, por último, gracias a mi maravillosa y amada maestra, cuyas palabras y enseñanzas sobre la verdad han transformado radicalmente mi vida durante estos últimos cuatro años y me han ayudado a ver con claridad quién soy. Este precioso libro ha llegado a tus manos gracias a su generosidad y su paciencia infinitas al guiarme hacia mi hogar. Mi amor por ella no tiene límites.
Tras la publicación de El Secreto en 2006, mi vida se convirtió en lo que sólo puedo describir como una vida de ensueño. Gracias a la práctica rigurosa de los principios recogidos en El Secreto, mi mente se volvió principalmente positiva y esa positividad comenzó a reflejarse en mi vida en forma de felicidad, salud, riqueza material y relaciones sociales. Descubrí, además, un amor y una gratitud naturales hacia todo en esta vida.
Pero, aun así, algo dentro de mí seguía impulsándome a indagar en la verdad. Algo me urgía a continuar mi búsqueda, aunque todavía no supiera qué buscaba.
Sin ser consciente de ello, ¡había emprendido un viaje que iba a durar diez años! Empecé por estudiar las enseñanzas de una antigua tradición europea, la Orden Rosacruz, a cuyo estudio dediqué muchos años. Pasé también largo tiempo estudiando el budismo, las numerosas obras de los místicos cristianos, así como teología, hinduismo, taoísmo y sufismo. Tras empaparme de las tradiciones antiguas y sus doctrinas históricas, mi búsqueda me condujo de vuelta al presente, y empecé a seguir las enseñanzas de maestros del pasado reciente como J. Krishnamurti, Robert Adams, Lester Levenson y Ramana Maharshi, así como de otros que todavía viven en la actualidad.
A lo largo de este periplo aprendí muchas cosas que el gran público desconoce. Eran todas fascinantes, pero ninguna me hizo sentir que había encontrado la verdad.
Con el paso de los años, llegué incluso a pensar que invertiría en esta búsqueda el resto de mi vida. Aunque no me diera cuenta entonces, andaba buscando la verdad por el mundo, cuando desde el principio la tuve mucho más cerca de lo que podía imaginar.