A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2017
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
INTRODUCCIÓN
En general, las velas se utilizan en los rituales religiosos porque son un poderoso símbolo de luz, y la luz representa el poder divino, la sabiduría, la iluminación y el conocimiento.
A pesar de que la práctica mágica con velas es una de las más simples, resulta muy poderosa si se lleva a cabo con la debida convicción y concentración del pensamiento en un objetivo concreto. La utilización de un objeto simbólico, la vela, junto con otros objetos logra catalizar el pensamiento mágico. Sin embargo, el requisito fundamental sigue siendo la fuerza de voluntad del que oficia el ritual.
Todos los rituales que se exponen en este libro hacen referencia a la magia blanca de tradición wicca, orientada al bienestar y al progreso de las personas y de toda la humanidad. No encontrará en esta obra maleficios de muertes o vínculos de amor, ya que esto es contrario a mis enseñanzas.
La figura representada por César Ripa (iconología) sujeta en la mano la Tabla de las Leyes, símbolo de la recta actuación, y un corazón con una vela encendida encima, que simboliza «la iluminación de la mente nacida para la fe, que disipa las tinieblas de la infidelidad y de la ignorancia»
Antes de sumergirse en la lectura del libro, recuerde que, si espera encontrar fórmulas o rituales para convertirse en un ser seductor, para ganar más dinero de un modo ilícito, para vengarse de los enemigos o para hacer el mal, este no es un libro para usted, ya que las prácticas presentadas no son lo que usted espera; de hecho, la magia debe efectuarse siempre respetando a los demás. Para evitar que la magia se vuelva contra usted, recuerde que no puede interferir en la vida de los demás, aunque sea para bien, a no ser que se lo haya requerido expresamente la persona interesada pidiéndole ayuda. Su ética deberá ser simple, pero al mismo tiempo rigurosa; es algo que nace espontáneamente desde lo más profundo del ser y que debería conducir su vida hacia el bien y la armonía. Tampoco olvide que si realiza el mal, este volverá a usted triplicado, así como también se triplicará el bien que haga a los demás. La conciencia de esta simple verdad debería estar siempre presente en quien realiza magia, incluso en su vida cotidiana.
En este libro, tras una breve historia sobre el culto al fuego y la utilización de las velas en las prácticas devotas, se dan algunas indicaciones y sugerencias sobre cómo confeccionar las velas; de hecho, es preferible que las velas que emplee en los rituales las haga usted mismo, para poder impregnarles sus vibraciones e intenciones.
En la segunda parte del libro, se considera la relación existente entre los colores de las velas y los días de la semana, los números, los planetas, los signos del Zodiaco, las flores, las plantas medicinales, las piedras preciosas y los cristales.
En las tablas de colores se proponen algunos rituales en los que se han utilizado distintos elementos ilustrados en el libro, combinados según el tema para el que se cumple el ritual. Siguiendo su evolución interior, podrá comprender cuáles son las prendas más útiles en cada caso.
SÍMBOLOS Y PODERES DEL FUEGO
El descubrimiento
El hombre siempre se ha sentido atraído por las grandes fuerzas de la naturaleza dotadas de vida eterna, como así se manifiestan cíclicamente: el Sol, la Luna, la bóveda estrellada…; de estos fenómenos nació la idea de lo sagrado, de algo superior e imperceptible que, a menudo, se comunicaba con el lenguaje del viento, de la lluvia, de las nubes, de los truenos y relámpagos y del fuego.
El contacto con el fuego, caído del cielo, se produjo probablemente de un modo fortuito a través de incendios provocados por relámpagos, fenómenos de origen volcánico o incluso procesos de autocombustión de algunos materiales. En un primer momento, el ser humano aprendió a alimentar los focos de combustión existentes, arrojando leña seca o haciendo todo lo posible para que no se apagaran; luego empezó a transportarlos a los refugios y cavernas. La última conquista fue la adquisición de la capacidad de producirlos a través de la percusión o la fricción.
La dominación del fuego representó un paso importante en la historia de la evolución humana, y nuestros antepasados conocieron una existencia seguramente más fácil gracias a la posibilidad de calentar e iluminar los espacios donde vivían, cocer la carne, alejar a las fieras, descubrirlas y cazarlas, deforestar áreas para la agricultura, como se hizo al final de los glaciares, manipular la materia (cerámica y metales) y hacer que se solidificara en las formas deseadas para crear utensilios, armas u objetos de culto. Pero el fuego también puede secar pozos de agua, matar y destruir. Por ello, siempre ha mantenido una relación ambigua con el ser humano, una relación que asocia el temor y la veneración. Acoger el fuego en el interior de los clanes significó, de hecho, aceptar este elemento, sus características y sus peligros, y desarrollar formas de control y normas para su uso. Los herreros asumieron siempre el papel más importante en las culturas tribales, lo que les otorgó un aura sagrada. Por ejemplo entre los fan, una tribu de África occidental, el jefe es a la vez brujo y herrero, porque se cree que esta profesión es sagrada y que sólo un jefe tiene la autoridad para ejercerla. En algunos países de África septentrional, las mujeres ancianas y los herreros tienen en común la posibilidad de ocupar la posición de portavoz del grupo y tener mayores competencias en el ámbito de la magia y los ritos menores.
El fuego sagrado, nacido como un aspecto de fundamental importancia práctica para la supervivencia de las tribus y los clanes, se ha revestido de aspectos simbólicos, por lo que ha entrado a formar parte de numerosas ceremonias de iniciación y purificación y de ritos de transición.
Antorchas, candiles y faroles
Cuando nuestros antepasados empezaron a f amiliarizarse con el fuego, se crearon los primeros sistemas de iluminación. Podemos encontrar una prueba de ello en las cavernas de Lascaux y Altamira, donde se han encontrado pinturas rupestres en zonas distantes de las entradas, donde no era posible que se filtrara la luz del sol; por lo tanto, es evidente que los pintores tuvieron que disponer de antorchas o candiles.