Índice
Con la A. Sentimiento que profeso hacia él, y materia prima de cualquier amistad.
Con la B. No es su superhéroe favorito, pero podría ser perfectamente el mío.
Con la C. Programa en el que uno de los dos llevaba gafas de sol mucho antes de que el otro se las pusiera por primera vez.
Con la D. No es que él hable rápido, es que tú escuchas así.
Con la E. Jamás te desea suerte, porque la suerte es para los mediocres, él siempre prefiere desearte otra cosa.
Con la F. Nunca sale a un plató sin antes mencionarla, a ella y al honor.
Con la G. Lo que le digo cada vez que habla de mí, incluso si lo hace mintiendo tanto como en este libro.
Contiene la H. Y si no la contiene, estamos hablando de otro.
Con la I. Cualidad que posee este libro, casi en la misma medida que su autor.
Con la J. Palabra que le envié por SMS la primera vez que hablé de él en televisión.
Con la K. Lo que estás a punto de leer es a la desmotivación lo que cierto material es a Superman.
Contiene la L. Nombre propio de una mujer fascinante y fascinada por él.
Con la M. Su ciudad natal, cuna también del gran Iker Casillas.
Con la N. Lo que transmite a raudales en la tele, en persona y, sobre todo, en estas páginas.
Contiene la Ñ. Sólo nos separan seis, aunque él parezca cada vez más joven y yo esté cada vez más cascado.
Con la O. Premio que siempre habrá ganado menos veces de las que se lo ha merecido.
Con la P. Concurso diario al que mi mujer me tiene enganchado y gracias al cual él se ha convertido en el yerno que toda suegra española querría tener.
Con la Q. Título de su/mi anterior libro en el que quedó demostrado que tenemos que pasar menos tiempo juntos.
Con la R. Fueron 47, y se pusieron todos a sus órdenes en forma de productora.
Con la S. No es mi superhéroe favorito, pero podría ser perfectamente el suyo.
Con la T. Programa en el que he tenido el honor de trabajar con él, y él, la paciencia de trabajar conmigo.
Con la U. No sé si es el mejor, y no creo que sea el primero, pero tengo claro que él lo es.
Con la V. Ciudad de origen del protagonista de este libro del que aprenderás todo lo que sí se puede aprender de un genio.
Contiene la X. Orientación que hace de Christian una rara avis en el mundo de los presentadores.
Con la Y. Persona en la que él siempre tendrá un amigo.
Contiene la Z. Lo que jamás te ocurrirá con este libro.
(Soluciones.)
Con la A. Admiración.
Con la B. Batman.
Con la C. «Caiga Quien Caiga».
Con la D. Despacio.
Con la E. Éxito.
Con la F. Fuerza.
Con la G. Gracias.
Contiene la H. Christian.
Con la I. Interesante.
Con la J. Justicia.
Con la K. Kriptonita.
Contiene la L. Almudena.
Con la M. Móstoles.
Con la N. Naturalidad.
Contiene la Ñ. Años.
Con la O. Ondas.
Con la P. Pasapalabra.
Con la Q. Que la historia/muerte te acompañe.
Con la R. Ronin.
Con la S. Superman.
Con la T. Tú sí que vales.
Con la U. Único.
Con la V. Vinci.
Contiene la X. Heterosexual.
Con la Y. Yo.
Contiene la Z. Zzzzzzzzzzzzzzzz.
R ISTO M EJIDE
NO SOMOS GENIOS
No le demos más vueltas. No somos genios. No lo somos. ¿O quizá sí?
Muy posiblemente vales más de lo que piensas. Y sí, tienes talento.
No alimentemos la soberbia con falsas esperanzas pero tampoco dejemos que la subestima nos gane terreno. Para empezar tratemos de dejar claro a qué nos referimos cuando hablamos de «ser un genio» (que no «tener genio»).
Según el diccionario de la RAE, si hablamos de carácter puede referirse a tener un temperamento difícil o tener firmeza y energía. Pero como vamos a tratar de Leonardo da Vinci, uno de los mayores genios de la historia de la humanidad, convendría saber a qué nos enfrentamos. La RAE, asimismo, describe la palabra derivada del latín genius como la capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables.
Quizá yo en mi profesión tenga genio pero no sea un genio. Eso no quiere decir que TÚ no lo seas. De hecho, al genio se le reconoce mucho después de haber obrado de tal manera para que sea considerado como tal.
Lo que está muy claro es que cada uno de nosotros tenemos TALENTOS. Y lo digo en plural porque estoy convencido de que todos y cada uno de nosotros tenemos más de uno. Algunos los localizamos en seguida, otros nos cuesta más y otros surgen sin que nos los esperemos porque algo (un estímulo externo, por ejemplo) lo ha activado.
Tener TALENTO es tener aptitud, es decir, tener la capacidad para realizar una ocupación determinada. La aptitud conlleva una inteligencia. Es algo que he aprendido a lo largo de muchos años en televisión, donde tanto en los concursos como en los programas he descubierto que existen infinidad de talentos. Talentos mentales, físicos, manuales. Capacidad para absorber gran cantidad de datos, capacidad para tener una gran rapidez mental, capacidad para cautivar en el escenario y romper la fría barrera que separa un plató del programa y el plasma de tu televisor, capacidad para hablar rápidamente o con elocuencia, capacidad para juzgar y evaluar y capacidad también para ser juzgado. Incluso la capacidad de saber recoger un buen consejo. Pero el talento no sólo se nutre de la inteligencia. La mejor definición de « talento » nos la da Juan Carlos Cubeiro: «Es poner en valor lo que uno sabe, quiere y puede hacer».
Durante el recorrido a través de estas páginas vamos a intentar descubrir nuestros talentos, saber cómo crear una marca personal que nos defina mejor, y obtendrás unos conocimientos básicos sobre cómo empezar a vender tu propia marca personal, así como potenciar el resultado de tus objetivos.
Descubriremos cómo adaptarnos a situaciones nuevas con la gestión del cambio, pondremos los mejores ejemplos sobre cómo desenfocar a priori te permite enfocar las cosas con mucha más nitidez después, ampliaremos nuestros campos visuales, estudiaremos perspectivas, nos sorprenderemos con lo mucho que nos puede ayudar el método de la observación, aprenderemos a decir «no» y aprenderemos también de nuestros errores, y buscaremos la mejor manera de motivarnos.
Es un libro de coaching , sí. Pero no has visto nada igual. He creído oportuno que Leonardo da Vinci (y en menor medida mis ejemplos personales) sea tu coach personal a través del camino que recorras desde que crees tu primera y única marca personal hasta que te conviertas en líder.
¿Por qué Leonardo da Vinci?
Porque el maestro italiano fue un experto en coaching en el siglo XV .
Sin ánimo de equipararme con Leonardo da Vinci (¡cómo podría!), encuentro algunas similitudes que me ayudan a empatizar con el florentino y hace más fácil la transmisión de conocimientos más allá de la admiración como maestro renacentista.