LUNES
La memoria, qué es y cómo se forma
«“Nunca recuerdo dónde dejé las gafas, pierdo un montón de tiempo buscándolas”; “Cada vez retengo menos información, hasta me cuesta recordar qué hice la semana pasada”; “Anoche me crucé con una persona que me saludó afablemente en el restaurante, sé que la conozco, pero… ¿de dónde? ¿Por qué no me acuerdo de las cosas? ¿Qué se puede hacer para mejorar la memoria? ¿Y la píldora? ¿La van a fabricar o no?”»
El tema de la memoria es el que más preocupa a las personas cuando se trata de las funciones cerebrales; de hecho, lo escrito en el párrafo precedente son comentarios y preguntas que me hacen con frecuencia en mis seminarios. Si tienes inquietudes similares y por eso has comprado este libro, tengo una buena noticia para ti: salvo en caso de enfermedades, no hay motivo para preocuparse.
Varias investigaciones en neurociencias confirman que los verdaderos enemigos de la memoria son la falta de atención, el estrés, la ausencia de liderazgo emocional, la mala alimentación, poco ejercicio físico e intelectual y horas de sueño insuficientes.
Como puedes ver, se trata de enemigos fáciles de combatir, siempre que existan voluntad y constancia.
En lo relacionado con la edad, aproximadamente el 70 por ciento de las personas mayores de sesenta años manifiesta tener problemas de olvido y cree que el mal funcionamiento de su memoria se debe al paso de los años. Sin embargo, no siempre es así:
La mayor parte de las dificultades de memoria se originan en factores totalmente controlables, incluso en edades avanzadas.
Asimismo, y esto es una buena noticia tanto para quienes tienen problemas para fijar y evocar información como para los interesados en optimizar sus capacidades cerebrales, las investigaciones sobre el funcionamiento de la memoria están cada día más avanzadas. Veamos algunos ejemplos:
El prestigioso científico Eric Kandel descubrió que a medida que pasan los años las dificultades con la memoria se deben a que un gen específico que se encuentra en el hipocampo (una estructura crucial para su funcionamiento) produce menos cantidad de una proteína denominada RbAp48 (Kandel obtuvo el Nobel de Medicina en el año 2000 y sus descubrimientos son muy importantes para desarrollar nuevos tratamientos).
• Se ha verificado que algunos fármacos tienen potencial para mitigar el daño que provocan algunas enfermedades y, asimismo, para mejorar la memoria de las personas sanas.
Por ejemplo, durante un estudio dirigido por Julia Boyle en el Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Surrey (Gran Bretaña) los participantes (voluntarios cuyas edades oscilaban entre dieciocho y cuarenta y cinco años) ingirieron un compuesto llamado CX717 que aumenta la actividad de un neurotransmisor, el glutamato (clave en los procesos de memoria y aprendizaje).
Quienes lo recibieron (en dosis bajas) tuvieron un rendimiento significativamente mayor en pruebas de memoria, atención, tiempo de reacción y solución de problemas que los voluntarios que habían recibido un placebo.
• En muchos laboratorios se considera posible adaptar medicamentos destinados a mitigar el mal de Alzheimer para que personas de más de cincuenta años comiencen a tomarlos de manera preventiva.
En lo personal, y coincidiendo con lo que Kandel ha manifestado en numerosas oportunidades, sugiero evitar la ingesta de cualquier tipo de sustancia (excepto en el caso de enfermedades). Para formular esta indicación me baso en la evidencia científica y en años de investigación y trabajo durante los cuales he comprobado lo siguiente:
La memoria mejora sustancialmente cuando se implementan programas que impliquen:
1. Reducir el estrés.
2. Mejorar la atención y la concentración.
3. Cambiar hábitos:
• alimentación adecuada,
• ejercicios físicos y/o actividades aeróbicas (de forma diaria),
• mejora de las horas de sueño en calidad y cantidad.
4. Incorporar el gimnasio cerebral: entrenamiento de los diferentes sistemas de memoria.
5. Liderar las emociones (entrenamiento para el autoliderazgo emocional).
¿Cómo se define la memoria?
La memoria puede definirse como la capacidad para almacenar información y recuperarla. Sin embargo, es mucho más que eso. La memoria es la identidad de un individuo, lo que define quién es y qué lugar ocupa en el mundo.
Es, asimismo, un componente imprescindible para incorporar conocimientos, planificar y proyectar el futuro, ya que la información nueva inevitablemente se conecta con la anterior durante los procesos de aprendizaje, tanto el formal como el que resulta de la experiencia cotidiana.
A nivel neurobiológico, como estructura física, orgánica, la memoria está representada en el cerebro por conexiones entre neuronas que abarcan varias zonas, y los avances para entenderla constituyen uno de los desafíos más importantes de la neurociencia contemporánea.
Actualmente, hay temas en los cuales se avanzó mucho. Por ejemplo, se sabe que sin algunas estructuras, como el hipocampo, una persona no podría generar nuevos recuerdos y que las áreas cerebrales que se utilizan para rememorar un viaje de placer son distintas de las que se necesitan para evocar cómo se hace una suma o una resta. Lo mismo para conducir o andar en bicicleta.
Paralelamente, hay procesos que desvelan a ciencia cierta, por ejemplo, cómo se va formando la memoria a nivel de sinapsis individuales y cuál es su base neuroquímica, un tema que también se estudia intensamente. Veamos algunos ejemplos:
• La formación de recuerdos a largo plazo está relacionada con la fabricación de proteínas (caso de la RbAp48 del experimento de Kandel citado al principio, entre otras). En varias universidades del mundo, entre ellas la Universidad McGill (Montreal, Canadá), se realizan investigaciones sobre estos procesos.
• En Estados Unidos, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) está focalizado en el rol de una proteína denominada sirtuina con el objetivo de curar o mitigar enfermedades que producen graves daños en la memoria, como el Alzheimer.
• En la Universidad de Leicester (Inglaterra) se descubrió que una proteína denominada receptor muscarínico M3 es muy importante en los procesos de aprendizaje y memoria.